Llega ya el final de este apasionante viaje, y que mejor que alejarme del diario y continuado estrés que me ha estado produciendo esos tantos vehículos conducidos por "psicópatas al volante", la mogolla de gente a toda velocidad sin rumbo aparente que se desplazan desordenadamente por las calles y mercados, los pesadísimos transportes en guaguas repletas de viajeros que zigzaguean continuamente las carreteras llenas de baches, la excesiva polución y la polvareda de las ciudades, y terminar en una playa solitaria donde no se oiga de fondo otra cosa que el romper de las olas sobre la arena, acostado en una hamaca y bebiendo fresquísimas cervezas!!. Estoy a pocos días de concluir este nuevo viaje por África, que he querido dividir en varias partes: 1995-Gambia/Senegal/Sierra Leona; 2010 y 2011-Ghana/Togo/Benin/Burkina Faso; 2011-Niger/Mali/Costa de Marfil, ésta última, podría ser una nueva pausa de varios años para continuar más adelante con otra parte del continente.
Me encuentro en Grand-Bassam primer establecimiento francés en las costas marfileñas, a 35kms. de Abdijan, la capital. Es de esos sitios que ahora podría sorprender incluso hasta los reacios a venir a esta parte de la costa, pues parece ser que todos prefieren ir más al este, al "paradisiaco" y lujoso Assinie. La mayoría de los viajeros que han descrito sus experiencias a través de Internét la definen como un lugar donde se acumulan los restaurantes y los hoteles de playa, al que cantidad de capitalinos llegan los fines de semanas y los días festivos en exageradas y escandalosas bandadas. Y es cierto. Lo he visto. Acuden en guaguas, camionetas, furgones y en taxis compartidos. Todo vale para alcanzar la ansiada línea de mar donde poder beber alcohol, comer algo y fiestear. Llegan a hacer fiestas privadas en algún que otro merendero, que no es otra cosa que paillotes (barracas de bambú) alineados frente al mar bajo los árboles y las palmeras. Pero entre semana es todo un encanto. La tranquilidad del lugar y la amabilidad de sus vecinos son incuestionables.
He llegado el miércoles, ya entrada la noche, desde Man, en un trayecto de casi 12h. parando tan sólo en Yamoussoukro para comer (15min.) y también en las decenas de controles policiales que han hecho de un trayecto por carreteras en bastante buen estado y de algo más de 600kms. en un pesadísimo y cansino viaje. Para continuar hasta Bassam he tenido que cambiar de guagua en la estación norte de Adjamé, en Abidjan. Aquí he notado el respeto de la gente haciendo ordenadas filas para subir a las guaguas. Me ha sorprendido mucho después de tantos meses de viaje. Solamente en Ghana pude ver algo parecido.
La llegada a la estación de Bassam (40min.) se produjo sobre las 9 de la noche, y desde allí un taxi colectivo (200cfa) me llevó hasta el Atlantic Plage, un pequeño hotel con dos amplias y muy limpias habitaciones climatizadas y cuarto de baño (20.000cfa), una pequeña piscina con cómodas hamacas, salón-comedor y terraza con un gran paillote y una zona de hamacas sobre la arena de la playa. Los precios son bastante caros comparado con lo que suelo gastar en mis viajes, pero se trata de la última semana y quiero darme un buen capricho junto a una piscina. El propietario, un francés casado con una marfileña, lo tiene todo controlado. Aunque no vive en el complejo, desde la mañana hasta el atardecer está ahí currándose el negocio junto a sus empleados. Las bebidas y las comidas son caras porque sólo está interesado en atender a clientela selecta, y no a esos grupos de gente que todo lo abarrota. Así que, aprovechando los paseitos, he comido en los maquis cerca del hotel o en Bassam, la pequeña ciudad. Estos cinco días los he pasado visitando Abidjan, Bassam, la parte antigua de Grand-Bassam, me he bañado en la playa y he disfrutado plenamente del sol en las hamacas de la piscina. Aunque todos días no han sido muy buenos, pues ha llovido en dos ocasiones para echar a perder algunos de los paseos, se ha estado despejando a medio día y por las noches ha refrescado el calor residual del día.
La playa de Grand-Bassam es la meca de los negocios hoteleros y un lugar de vida para los “bassamoises”. Bajo un sol que en ocasiones llega a ser abrasador (a medio-día), los fines de semanas visitantes y curiosos acuden a la playa para el holgorio. Además de los jóvenes playeros, los turistas europeos y los expatriados que viven en la capital o en Bassam vienen aquí para descansar, tomar el sol, almorzar y beber alcohol, en muchos casos. La playa tiene un hermoso paisaje caracterizado por largas plantaciones de cocoteros que en algunos lugares llegan hasta la misma rompiente. Estos días el mar está bastante agitado y el viento no ayuda a que las olas rompan ordenadamente. Los visitantes que disfrutan de este tiempo han de tomar el baño con muchísima precaución pues las corrientes son muy fuertes. La playa está ocupada también por vendedores ambulantes de coco fresco, fritangos, refrescos, ropa de playa o de obras de arte que están a la búsqueda de clientes. Caminan con sus productos a lo largo de la playa con la esperanza de conseguir algún comprador. Sus clientes suelen ser principalmente los que están acostados en las hamacas de los hoteles y los restaurantes.
Dentro de los 550km de costa de hermosas bahías y sus correspondientes infraestructuras hoteleras y turísticas, la única playa de Grand-Bassam es un importante destino para los amantes de las playas. Se registra cada fin de semana una gran afluencia de visitantes atraídos por los deportes acuáticos, la pesca y restaurantes. Con un relieve compuesto por mesetas bajas y la arena, el suave clima de la localidad (entre18°C y 30°C) atre a mucha gente hacia muchas de sus playas. La carretera, desde que se sale de Abidjan, y alcanza la costa es una discontinua concentración de restaurantes y hostales de playa hasta Bassam. Es por lo que siempre ha sido su encanto. En cuanto a los hoteles llegan a ser más de un centenar. Pero bajo el tremendo impacto del cambio climático y los fuertes vientos que en ocasiones golpean toda la costa del país, las olas se levantan aquí de tal manera que terminan por "comerse" algunas de las playas. El riesgo inmediato es el peligro de colapso de muchas edificaciones construidas cerca del mar.
Grand-Bassam (o Antiguo Bassam) es un largo brazo de tierra entre la laguna Ouladine (que lo separa de Bassam o Nouveau Bassam) y el Golfo de Guinea (Océano Atlántico) y reúne a cinco barrios repartidos sobre una superficie de unas 350ha.. Antiguo asentamiento francés en el Golfo de Guinea y hogar de los edificios coloniales más grandes del país, lo que más llama la atención es su arquitectura colonial visible en todos los barrios con cantidad de viejos edificios y monumentos históricos, algunos de los cuales han sido restaurados. También es el hogar de una catedral y el Museo Nacional del Traje. Es la principal ciudad del Departamento Bassam y se percibe como un pueblo fantasma, puesto que grandes sectores han sido abandonados desde hace décadas, desde que en 1896 la capital francesa se trasladó a Bingerville, y la navegación comercial disminuyó gradualmente hasta que prácticamente cesaron en 1930. En 1960, con la independencia, todas las oficinas de las administraciones restantes fueron trasladadas a Abidjan, y durante muchos años Grand Bassam fue habitada solamente por sus únicos habitantes. Desde el final de los 70 la ciudad comenzó a resurgir como destino turístico y centro artesanal. En la actualidad tiene una población, durante todo el año, de más de 5000 habitantes. Además de este pintoresco entorno, hay que contar con la presencia de manglares, bosques pantanosos, pastizales de sabana y plantaciones de cocoteros que hacen de Grand-Bassam, un buen lugar para vivir o vacacionar. El paseo hasta el Nouveau Bassam, que se encuentra en lo que se podría considerar el interior del país, se puede realizar tanto a pie (en menos de 30min.) como en taxi compartido (150c/c), atravesando el Puente de la Victoria sobre la apacible laguna hasta la rotonda o Plaza de la Paz que marca el punto neurálgico de esta pequeña ciudad.
Creció desde ser el barrio de los siervos africanos hasta ahora que es el principal centro comercial de la ciudad. A un lado, el Mercado donde se vende todo los productos frescos de la zona, que como todos está delimitado por zonas: del pescado, la carne, verduras, condimentos, comida, cosméticos, cacharros de todo tipo, ropa.... Un gran mercado que, aunque decadente, atrae a todos los habitantes de los poblados cercanos. Todas las mañanas el trasiego de gente es continuo y las calles se llenan de vida. Los puestos de comidas se encuentran enfrente y siempre están llenos. Al otro lado de la rotonda, dirección N., se encuentran todas las tiendas que venden de todo y oficinas de telefonía privada que, inexplicablemente, cada vez que he pasado por delante de alguna de ellas, siempre ha habido gente haciendo cola para ser atendidos. Algunos Cyber, que son muy económicos (desde 150cfa/h.) hacen de punto de encuentro de los más jóvenes.
A la entrada de Bassam se encuentra la Village Artesanal compuesto por una larga hilera de puestos de madera a los dos lados de la carretera especializadas en figuras de madera, esculturas, pinturas, adornos, trajes, tejidos de Korhogo... La estación de taxis compartidos es el lugar de salida de los vehículos hacia Abidjan (500cfa/30min.), deteniéndose en la carretera principal (Boulevar Valery Giscard d'Estaing) del centro de Treichville, próximo a la Gare de Bassam. Un poco más allá se encuentra el hotel Le Prince (6.000-12.000cfa/ Av. 20, rue 19), uno de los más baratos del país. Desde la avenida hay que coger otro hacia Abdiján (300cfa) o Plateau. En cualquier momento del día la gente respeta amablemente las largas colas que se forman para subirse a los taxis. Siempre hay alguien que por unas monedas, que le exige al chófer, le forma una fila para que arranque inmediatamente.
Abidjan está ubicada entre bosques y varias lagunas junto a la costa. Es una ciudad cosmopolita y multifacética donde destacan en el Plateau con sus modernos rascacielos y centros comerciales, concurridísimos bulevares y algunos talleres de artesanías locales; el barrio de Adjamé donde hay un activo mercado de alimentos y de ropa, la frenética y desorganizada estación de guaguas Gare Routiere con salidas hacia el norte y hacia Bassam; el elegante barrio residencial del distrito de Cocody y Ambassades, con hoteles y embajadas junto a la laguna; la agitada Treichville, tras dos concurridísimos puentes que atraviesan la laguna Ebrié centro comercial y de recreo; algo más al sur el nuevo de Koumassi, el antiguo suburbio de Marcory, la zona industrial y el puerto.
Aunque en 1983 Yamoussoukro fuera designada la nueva capital nacional, hoy día se le considera a Abidján como la capital económica. La mayoría de las oficinas gubernamentales y las embajadas se encuentra aquí. Sus principales industrias se encuentran dedicadas al procesamiento de alimentos, a la industria automotriz, a las manufacturas textiles, a la industria química, a la producción de jabones y también hay una importante refinería petrolera. La ciudad es la sede de la Universidad, varios institutos técnicos, la biblioteca nacional, el museo de la ciudad, la Catedral de St. Paul y varias mezquitas. Pasear por el centro de la ciudad es fácil aunque también se puede ir económicamente de un extremo a otro en taxi compartidos (300cfa) pues todos tienen puntos de salidas y de llegadas.
La vuelta a Bassam la realicé en guagua (400cfa) desde la Gare en Trenchville.
Para concluir, ir al aeropuerto desde Bassam se puede hacer en taxi directo (aprox. 6.000cfa) o en taxi compartido hasta la playa de Port Bouet (500cfa) y desde allí otro taxi directo (1.000cfa) hasta la Terminal. Desde Abidjan un taxi directo podría costar aproximadamente 4.000cfa.
En fín, ha sido un final de viaje apasionante, como lo ha sido el mismo viaje en sí. Aunque muy currado, debido a los calores y a las guaguas, minibuses, motos y cantidad de taxis compartidos que he debido coger para desplazarme por estos tres últimos países.
Lo recordaré durante mucho tiempo.