9 nov 2010

Palpitante Accra

Tras cuatro frenéticos días en la capital, ya tengo el visado de la Republica de Togo, que será el siguiente país a visitar. Cuesta 35.000CFA, pero como no llevaba esa moneda, me pidieron 150 cedis (algo más de 100$!!), y en la frontera de Togo lo expiden por 10.000CFA (15$) con una semana de estancia y teniendo que ser extendido en la oficina de inmigración, en Lome. Pero tenía que tener asegurado la visa ya que mi intención es entrar por el norte del país donde el paso fronterizo puede ser reacio a tramitarlo.
La moneda de Ghana es el Cedi (GHC) (1€=1,92cd) dividido en 100 pesewas.
La embajada se encuentra en el barrio de Osu y es necesario presentar antes de las 11 de la mañana tres fotos, rellenar tres formularios, una fotocopia del pasaporte, una fotocopia del Certificado de Vacuna de la Fiebre Amarilla, y los CFA's correspondientes. Se recoge a medio día.
Con el paso de los días el moverme por esta enorme ciudad no ha sido complicado pero sí algo fatigoso ya que el agobiante calor, la mogolla de gente, el apabullante y ruidoso tráfico, la polvareda y el humo que flota en el aire, la basura tirada por las calles, las prisas y los gritos de la gente (...porque no hablan, gritan!) hace incrementar el estrés. Yo, que normalmente bebo muy poca agua, estoy en torno a algo más de los 2l. al día en esta ciudad, que por cierto, es el agua más barata que he ingerido nunca. Medio litro cuesta 5 pesewas (0,03€) y se vende en bolsitas de medio litro en cualquier lugar de la ciudad, almacenadas normalmente en pequeñas neveras plásticas. Es agua filtrada y de momento no me causa problemas de estómago. El único inconveniente es que al ser tan barata y fresca todo el mundo la consume de un tirón, y como no hay contenedores de basura casi todas van a parar al suelo. Es una lástima ver como están muchas calles llenas de esas bolsitas vacías.
El medio de transporte habitual son el trotró (en sus más variadas formas, tamaños y antigüedad, pues los hay verdaderamente destartalados), los minibuses y taxis compartidos, que cuestan entre 20 y 30 pesewas p/p., el recorrido corto. Me llama mucho la atención la forma en que los ayudantes de los conductores de trotrós avisan a gritos a través de la ventana, o con la puerta lateral abierta, y con todo el cuerpo fuera de los mismos sus destinos finales en las diferentes paradas a las que se van acercando. Según colocan el puño de la mano hacia arriba o hacia abajo indica una u otra rotonda, ya que se mueven principalmente entre ellas, que distan varios kilómetros entre unas y otras. Para trasladarme al otro lado de la ciudad he tenido que ir intercambiando de vehículo hasta llegar al lugar deseado. Es la única manera que he visto que no podría perderme en esta enorme y caótica ciudad.
El movimiento por Accra lo he efectuado con comodidad entre los "Circles" o rotondas: Lamptey Circle (para los barrios de Kaneshie, Abose o Kai), Nkrumah Circle (para Adabraka y Asylum), Danquah Circle (para Osu y Embajadas), y luego hacia las rotondas del sur, u otros barrios.
Los taxis compartidos son más rápidos y se viaja extremadamente "enlatado" (según la gordura de los pasajeros, y que son muchos) pues llegan a entrar hasta 5 o 6 más el conductor. Los precios de cada trayecto, al igual que los tro-trós, oscila entre 0,20 y 0,30 pesewas (0,15€), según el recorrido. Es divertido viajar de esta manera pues se interacciona mas con la gente que son bastante amables y educados.
Y como lujo, la guagua con aire acondicionado, para largos trayectos. Algo mas caras, pero más espacio para sentarse correctamente, más limpias y segura. Es otra historia.
Estos días he preferido comer en los puestos de la calle porque son mucho más baratos que los restaurantes, aunque en estos últimos se puede encontrar mucha más variedad. En todos los puestos se haya lo básico: la
Casava (Yuca) y el Ñame que son muy parecidos y son el alimento base de esta zona.
La Casava la trituran con un bate grande de madera dentro de un cuenco también de madera, durante un buen tiempo, al que suelen incorporar Plantain (Plátano Verde) para hacer el Foufoú (Fufú) que es parte cotidiana de la comida local, y luego agregan pescado o carne y una sopa picante, o de cacahuetes. Al Ñame triturado para hacer igualmente fufú se le llama Banku.
De las carnes que vi expuesta en los mercados ni hablaré, pues pensar qué me han puesto junto a la salsa que acompaña al arroz o al foufou me daría repelusssss. El pollo mayoritariamente viene de Brasil y otros países, congelado. Hay muy pocos pollos o gallinas en los mercados.
Los puestos callejeros son como en cualquier país tercermundista, sin control de riesgos infecciosos, ya que la carne, el pollo o el pescado puede estar metido dentro del estante el día entero o varios días, dándole la solajera de lleno, las moscas o la polvareda de la calle. Los vendedores se traen las comidas hechas desde casa y se sientan en la calle a venderla. Otros cocinan en el mismo lugar tanto frituras, barbacoa como sancochados. Normalmente me he sentado a comer donde más movimiento de gente suele haber, o comer arroz recién hecho (se ve el vapor que sale de entre el plástico que lo cubre) junto a cualquier cosa que se esté haciendo en ese momento al fuego, normalmente salsas.
Había leído algunos comentarios de lo peligrosa que llegó a ser en su momento Accra hace años, pero durante estos días de estancia no he visto ni sentido nada raro. Sí es cierto que ésta gente habla muy alto y que los conductores de trotrós se ensalzan a golpes en ocasiones ya que conducen como locos e intentan quitarse los clientes colándose por cualquier hueco. Pero entre los puestos de ventas también las mujeres se pelean muy airadamente. No son violentas pero sí llamativas, pues sus gritos atraen a muchos noveleros.
Muchos de los puestos son mesas o contenedores metálicos situados ilegalmente en cualquier lado de las aceras u otros espacios públicos. La policía realmente no hace nada pero cuentan que quieren limpiar las calles de éstos y en ocasiones los echan del lugar al igual que a algunos que vienen con sus coches y los plantan en mitad en cualquier esquina, abren el maletero y ofrecen todo tipo de articulos, especialmente teléfonos móviles. O a los vendedores ambulantes que se acercan a las ventanillas de los coches detenidos en los semáforos ofreciendo sus más variados productos. Lo cierto es que ésta es la única manera que tiene esta gente de buscarse la vida.
Lo más palpitante ha sido los dos mercados más importantes de la ciudad: Kaneshi y Makola. Éste último es caótico y desordenado por todos los lados durante toda la semana, excepto los domingos. Muchos grupos de vendedores ocupan las aceras exponiendo sus productos, a la vez que los comerciantes de las tiendas también lo hacen, quedando apenas espacio para caminar por ellas. Hay que tener cuidado con las canalizaciones de aguas pues en muchos lugares están destapadas, pudiendo caer al interior, o meter la pierna en cualquier agujero. Kaneshi por el contrario es más relajado y ordenado, con comidas en la planta baja, puestos familiares de todo tipo en la segunda y sastrería y ropas en la tercera.
Los centros comerciales son ruinosas edificaciones de varias plantas con cientos de puestos "encajonados" y muy apretados de todo tipo de mercancías .
También aproveché para colarme en el hotel La Palm Royal, visitarlo y de paso ver de cerca la mejor playa de la ciudad: Labadi beach. Se encuentra a 8kms y hay que coger varios tro-trós o taxis compartidos. Los domingos se llena de visitantes, y cantidad de gente se dedican a vender comida, bebidas y los más variados objetos despachables (hasta máquinas de coser, que transportan en la cabeza). Además hay algunos puestos para sentarse a beber y disfrutar del ambiente.
Un recinto que no quise dejar pasar fue el Museo, lleno de artefactos que se utilizaron durante el tiempo de la colonización y la esclavitud, donde millones de africanos fueron secuestrados por europeos y enviados a diferentes puntos del planeta. Sin olvidar que muchísimo antes a estos dantescos sucesos los árabes también lo hacían (lo contaré en otro artículo). También objetos ceremoniales y religiosos animistas, máscaras de los diferentes grupos étnicos que pueblan éste continente, imágenes de madera, utensilios de guerra o caza, pinturas, tejidos.... En definitiva, una excelente "colección cultural".
Mi próximo destino será Cape Coast, a tres horas de bus. Ya he comprado el ticket un día antes para asegurar un asiento, aunque tendré que levantarme a las 6 de la mañana para ir en taxi a la estación de STC (bus del gobierno), que son los más puntuales y se encuentra situada varios centenares de metros de la rotonda Lamptey, cerca de Kaneshi.