24 nov 2010

Navegando el bajo Volta

Siguiendo una ruta que no tenía planeada al principio me ha llevado hacia el sur-este del país, casi frontera con Togo. Y el recorrido desde Kumasi ha sido de lo más lamentable que me pudiera ocurrir. Tras informarme bien y luego preguntar reiteradamente y volver a preguntar poco antes de salir para asegurar la respuesta -en este país hay que hacerlo continuamente y a varias personas diferentes para conseguir tener una respuesta segura-, cogí el bus nocturno que iba hacia la frontera (Aflao), ya que mi intención era bajarme en Ada Kasseh, que se encuentra varias horas antes.
Habia leido que viajar por la noche es una temeridad pues la mayoría de los accidentes de tráfico ocurren a esas horas. Pero al ser una guagua grande, aire acondicionado, nueva... pensé que no estaría dentro de las estadísticas. Y no lo estuvo. Pero cuando llegué par de horas antes de la salida a la estación pude comprobar que ni era nueva, ni con aire acondicionado, ni saldría a su hora. Era una chatarra que suplía a aquellas tan bonitas que hacen esta ruta, menos los domingos, que fue cuando yo viajé. Una carretera llena de agujeros, parte asfaltadas, otras en reparación, otros tramos llenísimos de bandas sonoras para reducir la velocidad, situadas cada 25m o 50m!!, que hacía saltar esa puta guagua de rígidos amortiguadores, los sillones duros, chicos, una mujer gorda junto al mío, el calor, las ganas de dormir... (y encima el lugar que les dije, no recuerdo si miles de veces, a mogollón de gente, al que quería llegar no fue entendido por nadie!!).
Yo quería ir a Ada Foah, mi siguiente destino, pero debía parar en Ada Kasseh, un pueblo que hace de cruce, donde luego tendría que coger otro minibus. Hasta ahí y según el mapa de carretera todo correcto, y todos parecían entender. Tras explicar todo eso claramente, éstos descerebrados me indicaron que bajara en, según su pronunciación, "Akaché". (...Adakaché?) suponía que así se pronunciaba.
Así se lo comuniqué al chofer en el momento de poner mi mochila en el maletero para que me avisara al llegar, ya que lo haríamos, supuestamente, a las 5 o 6 de la mañana. Cuando llegamos al lugar eran algo más de las 4. Joder, por una vez llegan puntuales. Demasiado pronto. Por lo tanto, debería hacer par de horas hasta que amaneciera para llegar al hostal donde me quería alojar, cerca del río y la playa, por lo que opté por tumbarme en un puesto de madera de venta de algo (?), pues estaba vacía, como es lógico, poner mis mochilas a mi lado y taparme con una manta que había cogido del avión de Air Marroc que me trajo hasta Ghana. Mientras, pensaba que estaba solo en la noche, y tirado en algún punto de la carretera principal (!!). La suerte, o lo normal, es que no me pasara nada, me refiero a que nadie se me acercó sospechosamente, ni me sentí observado durante las 3 horas que estuve recostado, sin dormir, claro.
Al amanecer e intentar ir a Ada Foah (supuestamente estaba en el cruce y a pocos kilómetros del destino), me dicen que estoy en Akatsi, muy lejos, y debo volver atrás, hasta el cruce con Ada (Ada junction). No me lo podía creer. Con las de veces que pregunté... Lamentablemente se parecen en pronunciación ("Akaché") pero distantes 50Kms. Con la rabia contenida subí a un minibus que iba hacia Accra y bajarme en el cruce correspondiente.
Al final pude llegar hasta mi destino, pero a las 8:30 de la mañana. Destrozado, desanimado. Pero éstas son las cosas del viaje. Y sé que me encontaré muchas más.
Ada Foah se encuentra en la desembocadura del rio Volta. Es un poblado tradicional de pescadores de madera y adobe -algunas con ladrillos-. Una super-playa y una super-orilla de fina arena del río han servido para asentar una serie de Resort de cabañas de madera y techos de rafia, sobre la arena de ambos rodeados de finísimos cocoteros y otras palmeras. Hermosísimas escenas producidas por las coloridas barcas de pescadores navegando o ancladas en la orilla del poblado y verdísima vegetación al otro lado del río. Al igual que pasear por los poblados de pescadores de la zona y observarlos en sus día a día.
Me quedé en la casa de una familia que alquilan varias habitaciones. Tiene un patio exterior con mesas y sillas donde acude la gente del lugar a comer al mejor precio del pueblo. Es baratísimo. 7cd por una habitación con cama doble, aunque el colchón de goma espuma estaba completamente deformado. La ducha y baño comunal lo usamos todos.
La tranquilidad que produce el entorno del río se contrapone con el enorme calor que hace. Desde las 9h hasta las 16h es insoportable. Como en todo el país.
Di un paseo en canoa hasta el poblado de la orilla de enfrente para observar como destilan el ron de palma esta gente. Y lo probé. Pero compa, como el Arehucas... pocos hay por ahí.
Antes que yo llegara un grupo de turista había llegado y contrataron un baile tradicional con Zambetos o enormes conos de rafia que danzan dando muchas vueltas a sí mismo.
Muy cerca se puede visitar la aldea pesquera de Pampran y unas islas habitadas por otras comunidades.