Dos horas de bus -aire acondicionado y espacio suficiente para estar sentado "en condiciones"-, para llegar a medio día a la estación de STC en las afueras de Cape Coast. Lo lógico hubiera sido subir a un taxi compartido y desde allí hasta la ciudad, que son muy baratos, pero una pareja de americanos que también venían en la misma guagua me convencieron para tomar uno que se encontraba esperando en la parada. Al final nuestros destinos eran diferentes, ellos subieron a uno y yo tuve que coger otro. La cosa es que no son taxis auténticos sino vehículos de algunos particulares que se dedican a llevar a turistas despistados como nosotros.
De los 0'20cd que cuesta el trayecto compartido, pague 4cd. No es mucho pero me tocó los cojones. Lo podría considerar como un "buen almuerzo" en cualquier puesto callejero.
La estación del STC se encuentra en la carretera principal, y más tarde descubrí que por ahí mismo pasan los taxis compartidos y trotrós que vienen del oeste y entran al centro de la ciudad. Me he quedado en un hostal de cabañas (Oasis Beach Resort), 26C, duchas y baños exterior compartido, pero limpios. Justo delante de mi cabaña rompen constantemente las olas, que veo a través de la ventana. Estos días hay muy poca de fuerza de mar y las condiciones del viento no son las idóneas para la practica del surf. Varias decenas de kilómetros dirección oeste se encuentra una de las mejores del país (Busua Beach). Lo más excitante es la noche y el sonido que producen las olas al romper sobre la arena.
Durante varios días el tiempo ha estado completamente despejado, haciendo los paseos por la pequeña ciudad demasiado fatigoso. Su mercado es vibrante y el contínuo devenir de gente, coches, guaguas... lo hace también muy palpitante. Varias fortalezas protegían esta playa durante la época colonial, y allí, junto al resort se encuentra impasible el Castillo o Fortaleza Cape Coast que, sin duda, es imprescindible visitarlo. Se trata de una fortificación construida primeramente en madera en 1653 por la Compañía Sueca de África y llamado Carolusborg en memoria del Rey Carlos X de Suecia, y más tarde reconstruido en piedra. En 1663 fue capturado por los daneses, e integrado en la Costa de Oro Danesa. En 1664 el castillo fue conquistado por los británicos convirtiéndose en el centro de operaciones de la posterior incursión británica en el país. En 1844 se convirtió en la sede del gobierno colonial de la Costa de Oro Británica.Su historia está llena crueldad al igual que la Fortaleza de Elmina (St. George), a la que también accedí otro día. Hay docenas de castillos para explorar pero los más importantes son estos dos, frecuentemente visitados y mejor equipados para los turistas. El resto, o no se permite la entrada o están en mal estado.
Visitar el castillo puede convertirse fácilmente en un evento que podría durar toda una mañana, o tarde. El acceso guiado es casi a la totalidad del castillo durante una hora. No sólo tiene un gran museo, que abarca una gran parte de la historia de la diáspora africana, detalles genéricos del pueblo Ashanti y Akan (habitantes de los pueblos de Ghana) con toda la inquietante y terrible información volcada en los esclavos que pasaron por ahí -que ni yo imaginaba-, sino que también hay, desde las almenas, unas hermosísimas vistas de los alrededores del barrio cercano, hacia la playa y a los innumerables barcos de pesca varados en la orilla. Desde ahí, sus cañones y morteros pintados en negro siguen estando estratégicamente colocados sobre una plataforma de hormigón frente al mar y al edificio principal que consta de tres plantas. También pueden ser visitadas las mazmorras de los esclavos -hombres y mujeres-.
Cuando Portugal se apropió de la costa de Ceuta en 1415 pensando que podría así controlar todo el movimiento de las caravanas árabes cargadas de oro que viajaban a través del desierto del Sáhara, no podrían ni imaginar el cambio que iban a dar a la historia de la humanidad (lo de humanidad... poco!!). Tenían la intención de circunvalar África para poder llegar hasta los puntos de salida de éstas, y también, de paso, controlar el mercado de las especias. En 1471 llegaron a un pequeño poblado que llamarían Costa da el Mina de Ouro (actual Elmina), donde construyeron, con el permiso de los jefes locales a cambio de armas, tabaco, alcohol y otras muchas chorraditas, el primer fuerte de defensa (el Castillo de San Jorge de la Mina fundado en 1482 por Juan II de Portugal) y cuartel general de los militares y comerciantes
portugueses en ese periodo de exploración y conquista hacia el sur de África, ya que es una costa de muy fácil atraque.
En vista de que Portugal comenzaba a vender oro en Europa, la envidia embriagó a muchos otros países. En 1530 alcanzó estas costas el primer barco británico y en 1542 otro francés. Mas tarde, en 1593, llegaron los holandeses, también los suecos, daneses y prusianos, construyéndose hasta 37 fuertes en los 500kms de costa ghanesa para defenderse de ellos mismos. Se establecieron principalmente para amontonar y luego distribuir oro, marfil y especias, y durante mucho tiempo la competencia entre todos ellos fue feroz.
Y así, Holanda comenzó atacando a Portugal para arrebatarle el dominio de la zona, y más adelante en un devenir de batallas, entre todos se iban quitando unos a otros las posesiones.
Las caravanas transaharianas llevaban principalmente sal, marfil, especias, oro y una serie de esclavos capturados en las diversas guerras intertribales locales al sur del Sahel, para ser vendidos como mano de obra casera en el norte de África o a veces servían para crueles sacrificios a los dioses locales. Igualmente, se comerciaba con Europa.
Los portugueses comenzaron a comprarlos en Benin para trabajar en Elmina. O para llevarlos, mas tarde, a sus plantaciones de Brasil y Cabo Verde. Ante la necesidad de más armas de fuego por parte de los jefecillos de las tribus, éstos comenzaron incluso a atacar a indefensos poblados para apoderarse de los jóvenes y ser vendidos o canjeados también. Se sumaron holandeses, británicos, franceses -para las Antillas-, italianos... y los españoles que aunque lo tenían prohibido por sus leyes también se unieron a tal denigrante comercio haciendo caso omiso. En consecuencia, el negocio del oro descendió enormemente por otro mucho más lucrativo: el Comercio de Esclavos, en el que estaba implicada casi toda Europa y que iba a hacerla prosperar de forma inimaginable y extraordinaria, a cambio de mermar o hacer desaparecer a familias en un continente que ni sabía, ni necesitaba esa calidad de vida demandada por los europeos, pues eran felices donde habitaban en contacto con la naturaleza misma. ¿Quien era, pues, mas salvaje?
Y de esta manera resumida, así comenzaría el negocio de los esclavos a gran escala. Se cree que entre 12 y 20 millones de esclavos se transportaron a las Américas (s.XVII al s.XIX). La duración del trayecto podía llegar hasta 5 semanas embutidos en las bodegas de los barcos de mercancías que se habían habilitado para meter a cientos de seres de forma antihumana y antihigiénicas sin apenas aire ni luz.
Cuando visité los dos fuertes mas importantes de la costa, Cape Coast y Elmina (se hacen en un Tour de una hora cada uno), entré en algunas de sus mazmorras donde los amontonaban en espera de los barcos que los iban a transportar, para sentir qué sensación me podría causar. Y daba auténtica grima. Fue agobiante en cuanto me encerraron en ella... sin apenas ventilación, una gran humedad y en la oscuridad, con tan sólo una franja de luz que se filtraba a través de unas rendijas cerca el techo.Y allí estarían muchos hasta 6 meses esperando!!, mal alimentados, ni bañados, ni tratados... Más de la mitad de los prisioneros morían o encerrados o durante el traslado.
Algunos africanos que también venían en el Tour se le saltaban las lágrimas al oír las explicaciónes que daba el guía cuando nos llevaba por todos los habitáculos de la fortaleza. Allí se encontraban depositadas algunas coronas que descendientes de esta gente habían traído. Incluso el presidente americano Barak Obama, dejó una en su visita hace ya varios meses.
¿Cómo era posible que se hiciera eso con los africanos?. Todo por el lucrativo comercio del azúcar y el algodón ya que el "Nuevo Mundo" demandaba cada vez más y más mano de obra.
Y las iglesias de la época que tanta influencia tenían en esas "almas cristianas", ni media palabra!!. De hecho, en el edificio principal había una capilla donde daban misa, mientras se vigilaban a los esclavos.
Nuestra actual prosperidad se la debemos a ellos. ¿Cómo no vamos a permitir que esta gente venga en busca de la misma prosperidad a nuestros países?
La historia se ha escrito y se ha contado según nos ha convenido.