Comer en las calles en Burkina no es muy diferente a sus países vecinos, pero al ser un país mas pobre, se nota en los condimentos y los productos utilizados.
Casi todos comen con las manos, y para ello hay calderitos sobre la mesa con agua para lavarse la mano derecha y otro más grande en el suelo -o no- para dejarla caer.
El burkinabés se lo come todo, pero todo. Incluso los huesos. Al menos los tritura para sacar los líquidos de las oquedades internas, o lo que haya. No es raro oír el crujir de dientes al masticar. Desde las crestas, los ojos, las tripas y hasta las pesuñas de los pollos, todo se come. Nada se desperdicia. Ejemplo claro está en las barbacoas callejeras (brochettes) que son muy abundantes, donde los pinchos en ocasiones son inidentificables, en parte debido a la cantidad de especias que le ponen.
Los platos de arroz con judías (wachie) o de couscoús de sémola (también lo hay de maíz, o Fonio) y judías pueden llegar a costar 100cfa (0,15€), o el riz grass (arroz blanco con verduras) 250cfa (0,40€). Comer en la calle me ha resultado mucho más barato aquí que en otros lugares.
En los maquis (bar local), un poco más caro pero no mucho, su especialidad, como en Benin, además del té o nescafé con leche condensada, son los bocatas matinales de tortilla de cebolla en media barra de pan, que con un poco de suerte es del momento. En ocasiones el pan chicloso se ha de mojar en café para que entre bien porque no hay otra cosa. También hay cafeterías desmontables en medio de cualquier lugar ofreciendo los tes o cafés baratísimos. Aunque la limpieza no es aún conocida, es el lugar idóneo para observar los movimientos callejeros y relacionarme con la gente. En los restaurantes los platos han sido algo escasos y bastante más caros.
Pero lo que me ha llevado a escribir esta entrada al final del viaje ha sido poder comprobar, ahora que me encuentro en el suroeste del país (Banfora), la zona menos musulmana, algo que en muchas ocasiones me ha enojado muchísimo ver: las pandas de niñitos esperando que alguien acabe de comer para recoger el plato y terminar de comerlo.
Todos portan un calderito amarrado a una cuerda que se cuelgan a la espera de ser llenado con lo que les den. El caso es que no hay niñas. Son todos varones. Ellas se quedan en casa (quienes no estudian) para ayudar en las labores cotidianas de transportar el agua de los pozos a casa, lavar la ropa o machacar con el mortero las masas (el Fufú o el Tô).
La primera extraña sensación la tuve nada mas entrar al país, y en una de las paradas que hizo el minibus, amaneciendo, para dejar a unos pasajeros. Un grupo de niños se acercaron a ver si alguien daba algo, y a una detestable "lumbreras" no se le ocurrió otra cosa que tirar un trozo de barra de pan al grupo. El alboroto que se produjo me puso los pelos de punta. Parecían peces peleando por su trozo. No cuento más.
Y a mi nada me extraña ya, pero eso... no lo esperaba. Ni imaginaba que ocurriera.
Preguntado a los mayores por esa situación me han contado, y repetidas veces, que son niños de la escuela coránica, que se tienen que levantar muy temprano para ir a rezar, leer (aprender) el Corán, y luego han de ir a mendigar su comida. No lo puedo creer. "El Islam fomenta el mendigar a los niños!!". Y gracias a ello los "otros" dan en caridad para sentirse plenos y cumplidores del deber de dar al necesitado (una de las pautas a seguir del buen musulmán).
Y del Islam y el mal que hace a mucha gente hablaré en otro artículo con todo lo que estoy recabando según me cuentan otros islamistas como Fátima, Siata, Adossou, Antoine, Shan o Ibrahim, amigos de muy diferentes lugares que conocí durante este viaje.
Ahora, volviendo al placer que me produce lo que como aquí, los diferentes platos que he probado en Burkina han sido:
Tô o Sagbo, pasta blanda de sorgo, arroz o maíz en forma de galleta grande, conseguida tras hervir y luego machacado en un mortero, que se sirve en un plato separado a la salsa que lo acompaña, y se come con la mano, mojando en la salsa.
Moyo, pasta blanda (como el foufoú) de maíz tostado, acompañado de pescado frito o ahumado y salsa de tomate natural especiado. También con las manos.
Foutou, foufoú de ñame.
Riz grass, arroz blanco al que se le añande de otros calderos un trozo de col hervida, berenjena, cebolla y zanahorias si las hay, carne o pescado y varias salsas o sopas.
Riz sauce, arroz blanco con salsa de cacahuetes (Arachide) acompañado con algún trozo de carne.
Poulet Yassa, pollo en salsa de cebolla y limón.
Poulet Kedjenou, pollo en salsa de mostaza con verduras.
Poulet Rabilet, pollo en salsa, y soubala.
Poulet Televise, pollo asado tras una puerta de cristal de asador.
Soubala, bola negra apestosa (aderezante local, como maggi).
Brochettes, pinchos de pollo, cordero o rés, muy especiados.
Agouti, rata de campo, normalmente en riquísimas salsas.
Aloko, ñame cortado en trozos y frito.
Attieke, casava rayada.
Samsa, judías negras amasada y fritas.
Chapalo o Dolo, cerveza local de sorgo.
Banji, vino de palma.
Patasi, aguardiente africano
Bissap, zumo de flores de hibiscos.
Gingembre, jugo de jengibre.
Bara jii, agua de no se dónde, ni como la controlan, en bolsas de 50cl o 25cl (5ocfa). También lo hay de sabor a algo que dicen que da energía. Lo probé y continuaba caminando "al mismo ritmo" (100cfa).
Yogurt natural, vendidos igualmente en bolsitas, ligeramente dulce, una placentera delicia.
Degue, yogurt con maíz machacado.