24 feb 2011

...que te quiero verde!

Bajar desde Gorom-Gorom hasta Doris, en un trayecto de hora y media es para no recordarlo mas. La cantidad de polvo de la pista de tierra que se nos metía por las ventanas fue peor que la vez anterior. Salimos todos empolvados, de pies a cabeza. Y desde allí el minibus continuó a través de una buena carretera asfaltada, pasando nuevamente por Bani y sus mezquitas sobre la colina, a Ouagadougou, pero yo bajé en Kaya, una pequeña localidad a 98km de la capital.
En Kaya, he aprovechado para hacer un descanso de varios días mientras he mandado hacer unos trabajos en cuero de camello, ya que ésta ciudad se caracteriza por tener muy buenos costureros de ese material. He tenido también que organizarme calculando bien los días que me quedan para seguir otra ruta por el sur. Que lástima no tener diez días más para poder visitar lo más interesante que me queda del país.
En un principio quería bajar al sur, hasta Po y Tiebele, ver las construcciones Kassenas (uno de los grupos que comprende los Gourounsi), de formas circulares, cuadradas o en ocho, dependiendo del estatus de sus moradores, como las del norte de Ghana que ya visité hace unos meses y que también están pintadas con hermosos trazos geométricos -dibujado generalmente por mujeres- utilizando plumas de pintades con colores naturales; cruzar la Reserva de Mazinga, en Po, sin detenerme en él debido a la poca fauna que queda (unos pocos elefantes, antilopes, warthog, baboones y algunas aves) pues no merece la pena gastar tiempo allí innecesariamente; atravesar la meseta Mossi donde se encuentran las viviendas familiares Zakas y llegar hasta Gaoua, cuna de los Lobis, de los fetiches, de los ritos sagrados y de las viviendas fortificadas (Sukalas) como las Tanekas; seguir hasta Banfora, conocer un poco la historia de los Senufos y su forma de vida; subir a Bobo Diulaso para ver la enorme antigua mezquita de piedra, adobe y ramas, y terminar en Ouagadougou, la capital cultural que este año coincide con la celebración del Festival de Cine Africano (Fespaco) que se realiza cada dos .
Pero he tenido que recortar la primera parte, porque no me daría tiempo viajando de ésta manera, e ir directamente a Banfora, un pueblo que en sí no tiene nada especial pero sus alrededores son de los más bellos del país, perfecto para pasear en moto o bicicleta, aunque yo he optado por alquilar una moto con guía por ser una manera rápida y segura de conocer sus lugares más interesantes. La carretera que llega hasta el suroeste va atravesando diferentes zonas que poco a poco denota el cambio paisajístico y la temperatura. Van apareciendo nuevamente los enormes baobads, diferentes arboledas de hermosos verdes, palmerales, y pequeñas aldeas bambaras.
Una vez allí, tras casi 12 horas de guagua desde Kaya y cambiando en Ouaga y luego en Bobo, lo primero que he hecho es buscar un guía con moto y preparar un par de rutas diferentes en dos días que me ha llevado primeramente a Niansongoni, en el país Senufo, a 75kms y casi frontera con Mali y Costa de Marfil -precisamente estos dos países están pasando ahora cierta violencia por parte de la población- por unas pistas de tierra en buen estado atravesando poblados tradicionales organizados de forma circular, techos de palos de madera y rafia, y bosques semi-tropicales, para visitar su poblado abandonado, colgado sobre riscos, de cuevas naturales y que servía de refugio a los poblados colindantes en tiempo de guerras tribales.
Aún quedan como recuerdo los graneros de adobe, vasijas talladas, algunos utensilios de cocina y una parte no accesible a los no iniciados donde se realizaban los sacrificios, aunque parece ser que una vez al año suben a celebrar unas ceremonias concretas.
A la vuelta hemos entrado en el "mundo extraterrestre" de los puntiagudos picos de Sindou, a 45kms de Banfora, una serie de monumentales esculturas de rocas naturales oradadas por la climatología y el paso del tiempo. Acceder a ella es entrar en otro mundo, una larguísima cadena montañosa de picos con un ancho y plano paso central en el que se podría estar caminando una treintena de kilómetros a través de interminables formas y donde ha crecido vegetación en ciertas partes que le da una enorme vida entre aves y primates. El mejor momento es al atardecer cuando la piedra adquiere hermosas texturas debido a las sombras que se van produciendo con la caída del sol.
El siguiente día fuimos a vistar los Domes de Fabedougou, unas formaciones tumefactas de roca sedimentaria, muy parecidas a Bungle Bungles de Australia, que posiblemente datan de casi dos billones de años (Era Tarkwaian), producidas cuando el nivel del mar descendió y esta parte fue creciendo en altura y con el paso del tiempo erosionándose debido a la acción de las lluvias y los granos de arena proyectados por el viento. Sus onduladas formas da pie a imaginativas formas. Los diferentes caminos para llegar hasta allí atraviesan enormes campos cultivados de cañas de azúcar, mijo... y unas enormes maquinarias cortadoras que agilizan la recogida de las plantaciones.
Muy cerca se encuentran las Cascadas de Karfiguel, a 12km de Banfora. Se llega pasando a través de pequeñas plantaciones locales de arroz, que aquí se dan dos veces al año, maniocas, papas, cebollas, tomates...
La zona de parking se encuentra en un área sombreada por enormes árboles que sirve de picnic. Junto a ella hay instalado un campamento con casetas para los que deseen pasar unos días disfrutando del entorno. Unos jóvenes se dedican a pintar telas y hacer figuras de madera para vender a los visitantes.

La ascensión hasta la parte más alta se hace en pocos minutos por un camino rocoso de fácil acceso. Desde arriba se aprecia, no del todo bien debido a la cantidad de vegetación, los saltos de agua por el acantilado, pero sí cómo serpentea en la llanura. Se trata de una serie escalonada de caídas de agua, y es un lugar idóneo para pasar las horas centrales del día. Aunque ahora hay poca agua aún hay espacio para bañarse y sentir la tranquilidad del entorno, hasta que va llegando más gente y luego todo cambia.
En el otro lado, el Lago Tengrela, de casi 9km de largo, donde habitan tres familias de hipopótamos -unos treinta ejemplares-, es un lugar que casi nadie deja de visitar si pasa por la zona. Se encuentra casi 10kms de Banfora, en la pista que conduce a Sindou.
Por 2.000cfa se puede llegar hasta ellos en canoa local de madera acompañado de un remero-guía, atravesando multitud de nenúfares, y con una aproximación de casi 25mt para observarlos en su hábitat natural, teniendo siempre en cuenta que este enorme bicho es el animal más peligroso de África y lo que acercarse demasiado implica. Los locales piensan que éstos no atacan a los humanos porque son sagrados. Me ha parecido una tontería el ir puesto que sólo se les ve la cabeza, de vez en cuando alguno se daba varios chapuzones o resoplaba con su enorme nariz, a no ser que se coincida con alguna batallita entre ellos, que es entonces cuando más acción se produce. Impresionaba, sin embargo, cuando nos seguían con las miradas mientras íbamos rodeándolos.