1 feb 2011

TATAS y TANEKAS

A la mañana siguiente me encontraba nuevamente en la estación para subir ésta vez a un minibus que me dejaría en Djougou. La carretera por esta zona está llena de socavones profundos, partes han perdido el asfalto y otras en bastante buen estado.
Como a la entrada del pueblo vi el hotel de la Donga (10.500cfa tras regatear un poco) que me pareció apropiado por lo céntrico que resultaba aproveché para quedarme en él. Al lado, el Motel d'Jougou es algo más barato, pero me pareció algo sucio y mal cuidado por lo que decidí quedarme en el primero.
Una de las cosas más interesantes que tiene esta pequeña ciudad son sus conjuntos de Poblados Tanekas esparcidos por todo el valle Taneka, principalmente entre Kopargo, 15km al norte y Badjoude, 30km al oeste junto a la frontera con Togo.
Al llegar lo primero que hice fue buscar un guía con moto para que me introdujera en algún poblado Taneka, pero me fue imposible, ya que estos profesionales trabajan en Natitingou, a muchos kilómetros de aquí. La suerte me hizo conocer a Joie, un "pseudo-rasta" que tiene un maqui frente al hotel donde me alojaba, y se brindó llevarme hasta el poblado Donnga -o algo así- cerca de Kopargo, con una moto. Así que al día siguiente fuimos hasta allá.
Se trataba de un gran y pintoresco poblado con cantidad de grupos de viviendas terreras tradicionales, redondas mayoritariamente o rectangulares, construidas con muros de arcilla levantados a mano (banco) y techo de ramas y rafia sobre la falda de una colina. Algunas están protegidas del exterior mediante la unión de varias viviendas y pequeños muros, que pertenece a familias más numerosas. Suelen instalarse junto a un Baobad, que resulta ser sagrado.
Cada grupo de viviendas tiene sus "casas fetiches" y su jefe religioso, que por lo general viste con taparrabos de cuero y faldilla de piel de mono. Llevan un casquete trenzado de rafia o de tejido muy parecido al musulmán. Incluso tienen hasta un rey de poblado al que se puede visitar previo pago de una cantidad de dinero. Este día estaban todos en el mercado, que correspondía a un poblado cercano o trabajando lejos por lo que pude ver a muy pocos residentes. Pero pude reunirme con uno de los reyes y varios familiares. Me invitaron a comer Iname Pile (Fufú de Ñame) con salsa de cacahuete y chiles, la comida común de esta gente, y nos vendieron algo de cerveza local, de sorgo fermentado. Hablamos principalmente de su medio de subsistencia que es el Ñame, el Sorgo, la Batata y algunas verduras que venden en los mercados locales. También de su historia no escrita pero contada a las generaciones sobre los ataques de sus pueblos vecinos no hace mas de 50 años, o de las cuevas sagradas que están a varios cientos de metros en la colina cercana y que sirvieron para esconder a las mujeres y niños mientras los más fuertes defendían el poblado de los ataques, principalmente para secuestrar a los más jóvenes para esclavizarlos como trabajadores de campo o de vivienda. Incluso de la escolarización de muchos de los niños que están trabajando desde muy pequeños en el campo para ayudar a la familia
La vuelta fue algo mas accidentada, pues pinchamos una rueda, de suerte, muy cerca de un pueblo con mecánicos. Unos pibitos de 12 años -y no es la primera vez que veo gente tan joven llevando este tipo de negocio-, se metieron un buen currito para que pudiésemos seguir de vuelta a casa a tiempo.
Al siguiente día un bush-taxi (coche colectivo) me llevaría hasta Natitingou, prácticamente la última ciudad que me queda por alcanzar, al Noroeste de Benin. un pueblo al borde de la carretera, localizada a 449mt. de altitud, junto a la cordillera Atakora, que lo separa de Togo, y a casi 100km de la frontera N. con Burkina Faso, y casi puerta de entrada al Parque Nacional Penjari.
Si hasta Kande (Togo) me llevó ir a visitar el poblado Tamberna, aquí me ha traído la visita a los poblados Sombas, con sus casas-castillos (Tatas Sombas) y entrar al Parque Nacional Penjari para hacer varios Safaris.
Tuve que esforzarme al máximo para encontrar otra gente que quisiera hacer un grupo para alquilar un 4x4 y así acceder al Parque. Los precios no son altos si lo comparo a los de otros parques africanos, aunque la vida salvaje aquí es algo escasa incluso comparándolo al anterior parque (Mole) que visite en Ghana.
Lo primero que hice fue ir hasta el Hotel Tata Somba donde hay que hacer las reservas para visitar el parque: un 4x4 con guía cuesta alrededor de 45.000cfa + 30.000cfa para combustible + 3.000cfa entrarlo al Parque. La entrada 10.000cfa por persona. Dormir barato en el Hotel de la Penjari, que está en medio del parque y hay mejores oportunidades para observar de cerca la vida salvaje, especialmente a primera hora de la mañana cuesta al menos 19.000cfa en habitación para dos o 29.000cfa con A/C. y las comidas entre 2.000-6.000cfa por persona. Aunque hay otros alojamientos un poco más barato en las varias entradas al Parque (Hotel Campamento de Porga, Camp Numi o el Relais de Tanagou) si quería ahorrar, la única opción y que no me dijeron, era dormir en una caseta dentro de la zona de camping que cuesta 3.000cfa + 3.000cfa por el alquiler de la tienda. Pregunté si había extranjeros pendientes de salir estos días hacia el parque para unirme a ellos y compartir gastos, pero vendrían en algunos días y de momento no se encontraba nadie en ese lugar.
Mientras pensaba en todo ese jaleo de cifras decidí hacer una visita al Museo de Arte y Tradiciones Populares, que me puse al día en lo referente a las casas y costumbres Sombas pues tenía intención de pasar unos días con ellos en uno de sus poblados y mas tarde acceder al Parque Nacional, último lugar que quería visitar en Benin antes de cruzar la frontera N. para entrar en Burkina Faso por el S..
Tras la visita al museo, y bastante eufórico, me puse a buscar entre otros hoteles, hostales, maquis, por la calle, sin encontrar a nadie pues hay muy pocos turistas estos días por aquí, hasta que al atardecer, y de casualidad, di con tres franceses medio-rastas, que venían de Cotonou en minibús y tenían intención también de acceder al safari en varios días. Incluso se iban a quedar en el Albergue Le Vieux Cavalier (5.500cfa), que se encuentra en la ladera de una colina a varios cientos de metros de la carretera principal, donde yo me estaba alojando desde ese mismo día, por lo que quedamos en vernos por la noche para hablarlo. El albergue está bastante bien, alejado de ruidos pero el agua de abastos no llega por que no viene con suficiente fuerza, por lo que hay que usar cubos.
También me volví loco preguntando por transporte para llegar a Burkina, pero como las guaguas que van de Cotonou a Ougadoudou pasan a las 4 de la mañana nadie en Nati' sabe nada de ellas. La única opción que pude encontrar fue que al regresar del Parque detenerme en Tanguieta, pasar la noche, y temprano coger uno de los minibuses que salen cargadísimo de gente hasta la capital burkinabesa. Por la noche hablamos de cómo íbamos a realizar el safari, aunque ya habían decidido anteriormente hacerlo en tienda e incluso acordado el precio con Karim, un guía bastante conocido en Nati. Debíamos de salir muy temprano para llegar amaneciendo y poder ver más animales antes que el calor los recluya entre las sombras y sea más difícil llegar a descubrirlos. Yo quería salir a las 4 pero al final se decidió a las 06:00.
En un principio tenía intención de pasar varios días en Koussokoingou, un poblado tradicional Somba, pero saldríamos en dos días y me pareció muy justo el tiempo que me quedaba para salir del país pues el visado concluía el día 6, por lo que decidí solamente hacer una corta visita, en moto, aprovechando el día de mercado de Kuaba, uno de los pueblos sombas cercanos.
Al siguiente día, nuevamente en moto, me dirigí junto a un guía turístico hacia el Valle Somba que se encuentra junto a la larga cordillera Atakora, que atraviesa Burkina, Benin, Togo y Mali. Algo más de 15kms de carretera de tierra roja hasta llegar al poblado Koussuokoingou donde habitan los Betamaribe, una comunidad que durante muchos siglos vivió prácticamente desnudos y alejada de la civilización hasta que unos exploradores franceses los descubriese y lo publicara en una revista. A partir de ahí su destino cambiaría radicalmente.
El anterior jefe de estado, Mathieu Kerekou, forzó a aquellas tribus a vestirse, y al sentirse humillados de esta manera, se apartaron aún mas de cualquier contacto con el exterior. Su sello de identidad queda reflejado en la cantidad de cicatrices que tienen en sus caras como consecuencia de los sangrientos cortes, que como ritual se realiza en la cara de los más pequeños, muy parecido a los adornos de los muros de sus Tatas.
Los Sombas llegaron a esta zona hace muchos siglos -aún no se sabe a ciencia cierta tras muchísimas excavaciones la fecha exacta-, del sur de Burkina Faso -actualmente en el Pais Lobi que correponde a los Tatas Grumanch- y se instalaron junto a la cordillera Atakora. Con el paso del tiempo poblaron ambas laderas y llegaron a tener dialectos diferentes. Al tener que defenderse de los animales salvajes que también poblaban esta parte, decidieron construir muros de protección que rodeasen sus viviendas. Más tarde, con las luchas tribales que se sucedían como consecuencia de ampliaciones de los territorios por parte de otras comunidades idearon una fortificación en la que pudieran resguardar a sus familias y rebaños. Ante lo inexpugnable que resultaban terminaron por quedarse aislados de toda vida humana que no fuera su tribu. Cada vivienda quedó separada una de otras por varios centenares de metros. Dicen que resulta de lo que mide el lanzamiento de una flecha (unos 500mts.), y así tener mejor controlado el entorno. Cada familia trabaja la tierra delante de su casa o en bosques cercanos.
Las Tatas Sombas (o Tefete en dialecto Wama), al igual que sus vecinas del valle Taneka en Togo, consisten en un conjunto de chozas redondas realizadas en arcilla con techo de ramas y paja protegidas por muros altos con una sola entrada que parecen fortificaciones en miniatura. Existen unos 10 tipos diferentes. El piso bajo está reservado para los animales, la cocina a mitad de altura para permitir la salida del humo por la puerta de acceso al tejado donde se encuentran las habitaciones, graneros y una terraza central. Viven en medio de sus campos de cultivos. Han practicado la caza con arcos y flechas, las mismas que sirvieron para enfrentarse a otros pueblos que venían en busca de esclavos, evitando con su aislamiento generacional las influencias del Islam o el Cristianismo.
Ahora no pueden evitar la construcción de las pistas de tierras que tanto cambio ha traído a sus comunidades. Incluso, algunos viven del turismo enseñando sus casas o vendiendo artesanía como pipas, collares, anillos musicales, flautas, muñecos fetiches...
Las viviendas también tienen un lugar reservado para los espíritus, tanto a la entrada como en la azotea, y unos jarrones redondos donde guardan "la medicina", diferentes plantas que han recolectado del campo. La disposición de la vivienda (Tata Otchaud) es idéntica a las de sus vecinos de Togo en la zona de Boukumbe, mientras que Tata Otamari en Tagaye, Tata Osori en Kuaba o Tata Tayabah son más grandes, altas y con más torretas-granero y habitaciones. Hay otras tatas que son de un solo piso, Tata Berbeh y Tata Uabah, que aunque no son tan espectaculares sí son muy estéticas, con las mismas torretas para guardar granos, habitaciones o cocina, con un amplio patio central donde suele haber un árbol que procura sombra.
También pude ver un mercado local, que correspondía al pueblo Kuaba donde habían acudido cantidad de pobladores de los alrededores. Destacaban los Fulanis que vestían con vistosos colores, llevaban casquetes con adornos de pedrerías de colores y las caras están completamente tatuadas.
Tanto en Koussakouango como en Boukumbe o Nadoba hay varias Tatas Sombas construidas específicamente para turistas, donde por 4.000-5000cfa se pueden hospedar. La cosa es que están fuera del poblado y se hace muy difícil vivir en una casa local a no ser que se trabaje como cooperante de ONG específicamente con alguna familia, por lo que muchas veces interactuar con los locales se hace complicado. Y si sumado a que tienen el concepto de que el "hombre blanco" a venido a repartir cadou (dinero) a todo el mundo la cosa se dificulta un poco mas. Y es una pena porque siendo unas gentes muy buena, el factor "dar pena" lo utilizan muy a menudo con el extranjero.
Para una Tata mas tradicional donde quedarse hay que dirigirse a Kounaningou -10km a las afueras de Boukumbe- y visitar el Wema Tata Somba. Hay que llevar linterna, tratamiento para el agua (pastillas) y los sentidos preparados para la aventura. Para otro más modernizado cerca de Boukumbe se encuentra el Tata de Josephine. Todos ofrecen desayuno y cena por un precio a convenir. En cualquier caso hay que ir con vehículo propio para poder desplazarse por los alrededores.
El último día decidimos dar unos saltos acuáticos en la Cascada Kota, a varios kilómetros de Nati'. Aunque ahora hay muy poca agua corriendo, aún se puede disfrutar de esa hermosa caída de agua e incluso saltar desde bastante altura ya que la piscina que forma su base es bastante profunda.
De vuelta compramos las provisiones necesarias para hacernos las comidas en el Parque.