A las 6 de la mañana Karim nos esperaba en la puerta del albegue con su Toyota preparado para partir. Hicimos unas cortas paradas para sacar algo de dinero de un cajero, comprar varias barras de pan recién sacadas del horno y continuamos el itinerario planeado.
Tardamos casi una hora en llegar a Tanguieta, donde hicimos un desayuno rápido en un maqui y salimos dirección al Parque Nacional Penjari por una carretera de tierra en muy buen estado (es la que cogen principalmente los turistas) que pasa junto a la larguísima cordillera Atakora. Cargamos agua en garrafas de 50l. en uno de los pozos que hay en un poblado, y que incluso se puede beber pues es cogida desde la capa freática que llega a una profundidad de más de 300mt..
A la entrada del parque tras pagar los derechos de acceso y acampada, nos pusimos dirección hacia su vida salvaje.
Efectivamente, y como me habían contado otros viajeros, Penjari no tiene mucho animales en su interior, aunque lo poco que hay es una delicia observarlos en su espacio natural. Durante más de 30kms. no vimos vida alguna, pasamos varias zonas Cinegéticas donde está permitida la cacería previo pago del derecho de caza de ese específico animal al que se quiere disparar, y bajo la observación de un guarda del parque. Mas tarde comenzamos a ver cantidad de aves preciosas (Jabiru de Senegal, Roller Abyssinian, Guepier Agorllo Rojo,...), Baboones y otros primates rojos, distintas especies y tamaños de Antílopes, Búfalos, Warthogs... Que suerte haber tenido adaptado sobre el techo del coche un cómodo sillón para la percepción!.
Llegamos a las 8:30 al primer puesto de observación sobre una laguna donde habían varios hipopótamos en el agua, cocodrilos nadando a su alrededor, otros reposando en la orilla, distintas aves y antílopes bebiendo. Seguimos varias pistas en busca de los leones que los anteriores días Karim había visto con otro grupo de gente, sin suerte alguna.
Entre diciembre y febrero la lluvia es escasa y el calor seca las zonas húmedas por lo que quedan muy pocos espacios donde se mantiene algo de agua, haciendo más fácil la localización de los animales.
Durante la siesta que hicimos junto a otro mirador de una laguna, tras almorzar unos bocatas de sardinas, tomates y cebolla, unos ruidos nos llamó bastante la atención: a pocos metros un grupo de elefantes se disponía a tomar un baño, pues el calor era bastante fuerte. Estábamos en medio de ellos y posiblemente lo sabían pero iban "a los suyo". Al marchar montamos en el coche para seguirlos de cerca, sabiendo bien lo peligroso que podría llegar a ser si perdiesen la intimidad . Y vaya si se enfadaron. Uno de ellos se acercó a nosotros a gran velocidad... pero se detuvo. Como continuábamos siguiéndolos volvió nuevamente hacia nosotros haciendo un chirriante grito con sus enormes orejotas abiertas. Casi emprendemos la huída marcha atrás, pero se volvió a parar y siguió "protestando". Estaba claro el consejo que nos daba: podríamos salir "volando" si él quisiera. Se adentraron entre el bosque de árboles y desaparecieron, por lo que continuamos el trayecto por la pista, secándonos
los sudores, en busca de mas "acción". La noche la hicimos, tras cenar unos espaguetis "afro-napolitanos", en la zona de acampada. No hacía viento, y el humo del fuego que hicimos para cocinar y que mas tarde serviría para ahuyentar a los posibles animales salvajes se fundía con las clarísimas estrellas. La temperatura era alta, por lo que pasamos un poco de calor dentro de las casetas. De fondo tuvimos casi toda la noche el rugido de algún león bastante cerca de donde estabamos en plena faena, posiblemente sexual.
A la mañana siguiente, un poco más de lo mismo. Vimos otros elefantes pero nada de leones. Pasamos junto al Campamento Arli de Burkina Faso, muy cutre, al otro lado del rio Pendjari, al Hotel de la Penjari, que tiene hasta piscina (otra cutrada si lo comparo al de Mole en Ghana, y mucho más caro), y por la tarde tomamos dirección a la salida para concluir el safari.
El premio lo obtuvimos a punto de marcharnos cuando Karim identificó en medio de la vegetación una leona que pasaba entre antílopes. Varias marchas alante-atrás-alante... hasta que volvió a identificar una familia de cuatro felinos reposando bajo un enorme árbol. Estábamos a 15mt. Nos observaban sin inmutarse durante un largo tiempo, hasta que decidimos Karim y yo acercarnos algo más a pie. Al momento se unió Nico. Hugo y David se quedaron sobre el sillón del techo cámara en mano. Pero el muy bruto de Karim avanzó demasiado rápido, haciendo mucho ruido al caminar, y los leones huyeron, como era lógico.
En fin, no me podía quejar. Había visto muy de cerca, en su espacio, elefantes y leones, paseado por pistas entre la Sabana, dormido bajo las estrella, oyendo de fondo los rugidos de leones en plena acción sexsuaaaaal!, algo que muchos pagan muy caro y con todas las comodidades del mundo en otros lugares.
A la vuelta paramos en los bungalows de Relais de Tanagou, otro campamento a las afueras del parque donde hay una cascada doble bastante refrescante para los que venimos de pasar muchas horas bajo el sol observando animales.
La noche la hicimos en Tanagou para levantarnos al día siguiente a las 3 de la mañana para subirnos al primer minibus que iba dirección Ouagadougou. Yo me detendré en Fada-N'gouma para ver su afamado mercado de cabras, el mercadeo, de estos animales, más grande del país donde vienen grupos étnicos de muchos lugares, incluido los Fulanis que tanta admiración me produce.