Para llegar hasta Kpalime he pasado bajo los acantilados Danyi, una cordillera de altas montañas planas, muy cerca de la frontera con Ghana, por la peor carretera de Togo, y posiblemente la peor de todo estos dos meses que llevo viajando.
Metida entre frondosos montes y bosques de cacao, café, aguacates -los mejores del país- y plataneras, es uno de los mejores escenarios para caminar las montañas o comer una de las mejores verduras del país. Entre su belleza natural se encuentran las montañas más altas y más impresionante del país.
Esta zona central está formada casi en su totalidad por colinas y montes cubiertos de exuberante vegetación destacando algunas cascadas que en tiempo de lluvia son espectaculares.
La primera caminata la hice en el Monte Agou cogiendo un taxi (400cfa) hasta Nyogbo, un pueblo a 15kms. Desde allí se accede caminando por unos preciosos senderos de fácil ascensión donde las vistas son espectaculares al pasar por varios poblados que se encuentran anclados en los bordes de los riscos y que son tremendamente fotogénicos.
Aunque hay una carretera que llega hasta la parte superior donde varias antenas de telefonía, tv y radio apuntan al cielo. Un bloque de cemento marca la parte más alta de la montaña (986mt), y un poco más allá está una antigua base con la primera antena utilizada por los alemanes para comunicarse durante la guerra.
A la siguiente mañana subí en moto hasta el albergue de Prosper (Aubergue des Papillons), un artista del pincel y amante de las mariposas, además de perfecto conocedor de las infinitas plantas medicinales que se encuentran por toda la zona. Realiza unas estupendas pinturas que luego vende en su casa, en Kouma Konda.
Al llegar al poblado nos siguió en su moto Selom, uno de los guías que ha aprendido de Prosper durante muchos años y que al final sería mi guía particular durante estos tres días que me he quedado en la montaña.
Visitar el Monte Klouto (710mt.), las diferentes plantaciones, conocer las plantas medicinales locales, ver de cerca y aprender algo más de las mariposas, son los servicios que se ofrecen aquí.
K.K. es pequeño pero con una creciente industria de mariposas que lo ha hecho famoso en todo el país. Colgado de los árboles se puede ver cantidad de trampas para ellas, algunas llenas. Otros nativos venden unas cajas con tapa de cristal en la que hay pinchadas las más bonitas mariposas disecadas de la zona, junto a algunos insectos como Amantis religiosas, saltamontes o enormes grillos de deslumbrante color negro.
Por los caminos se puede ver a los chiquillos andando con sus redes preparadas para atrapar las mariposas, y por otros caminos y senderos arañas, ratas de campo, mariposas de todas las formas y colores, milpiés enormes, bellísimos grillos y saltamontes, plantaciones de cacao y café, cantidad de plataneras de distintos tamaños...
Los más jóvenes del pueblo se sientan a la sombra de los dos enormes árboles que hay en la plaza central o a la sombra de las casas para vender en mesitas improvisadas caramelos, cacahuetes, kolikos (Ñame o Tapioca frita),...
Por las noches lo mayores se reúnen en el bar que se encuentra junto al albergue para beber cervezas o ron local y charlar de la rutina diaria. Otros se acercan a las mesas a tocar djembés y cantar mientras los más enanos saltan al ritmo de los tam-tam. Sin duda alguna las noches se hacen entrañables.
He coincidido con una pareja de franceses que tenían vehiculo 4x4 con los que he accedido a montes, cascadas e incluso a una pequeña cueva, bajo una montaña, que hemos atravesado.
29 dic 2010
27 dic 2010
Bajando al Centro del País
El siguiente paso sería Sokode, que me ha servido para hacer una pequeña parada y que no se me haga pesado el trayecto hacia el Sur.
Aunque es muy tranquila y no tiene nada más que enseñar, es la segunda ciudad más grande del país -100.000hab.- que destaca por sus numerosos bares locales (maquis) y restaurantes paralelos a la carretera en sus escasos dos kilómetros. Tiene un mercado con dos plantas muy interesantes y activo el día que le corresponde, un pequeño museo local junto a la estación de taxis y una gran mezquita. Es predominantemente musulmana, por lo que todos los días se oye el canto desde la misma, y los kotokolis son su principal grupo étnico.
La carretera continúa hacia el sur atravesando, al borde del acantilado (paso de Aledjo), una enorme falla en el risco por donde pasa la carretera que la hace bastante peligrosa por la cantidad de curvas, que se suma también a la inestabilidad de los vehículos, la falta de mantenimiento -en casi todos los casos-, y la locura "psicoemocional" de muchos conductores al conducir que lo infravaloran. Al fondo del barranco, unos 150mt de caída, se encuentra su particular cementerio de camiones y viejos minibuses que han perdido frenos durante la bajada.
He continuado hacia Atakpame, y he pasado por otro Parque Nacional, el de Fezao-Malfakassa, el único que queda abierto de todo el país, bajo control de una fundación suiza que trabaja para la repoblación del parque. Está situado en un maravilloso escenario de montañas y ofrece alguna oportunidad de ver un poco de vida salvaje. Tanto sus leones como sus elefantes han huído durante los años de dejación del gobierno togolés. Al igual que ha sucedido en otros parques, la cacería incontrolada de piezas para las ceremonias vudúes han hecho desaparecer a casi todos los animales. Los mamíferos como búfalos, antílopes, primates... han sido ampliamente aniquilados. En consecuencia, hay muy poco que ver, quizás alguna variedad de aves o primates. Ya no hay alojamiento en el interior del parque y hay que tener trasporte propio para llegar hasta él como visita de un día.
La presión por la tierra, combinado con la falta de interés del gobierno, el pesimismo de la población tras tantos años de dictadura de Edyadema, la falta de compromisos para la conservación, la falta de recursos y financiamiento economico, y las practicas tradicionales de quema para evitar el trabajo de la poda en la agricultura, han acabado erosionando todo el entorno de esta zona.
Tras cinco horas en un minibús, dos de ellas estuvo paseando por todo el pueblo yendo y viniendo en busca de más pasajeros que llevar pues cometí el error de subirme al primero que vi vacío creyendo ser el que salía. Podría haber cogido alguno de los que pasaban casi llenos en dirección a Lome por la carretera principal. De esto también se aprende.
Al final llegué a Atakpame bastante extenuado.
Es un pueblo interesante por su singular enclave urbanístico. Sus casitas muy pegadas entre sí, situadas en un barrio antiguo sobre el monte, rodeadas de unas montañas con extensos bosques muy cargada en vegetación, son de techo de chapa ondulada y oxidada ofreciendo un color canelo que da un aspecto muy vetusto. Un camino empedrado lleva hasta su parte alta donde las vistas del entorno son muy atractivas. Lástima que el humo de las quemas incontroladas haya reducido igualmente la visión.
Hay una vieja estación de tren cerrada hace años construida por los alemanes cuando "Togoland" les pertenecía como colonia de ultramar, tras pactar un acuerdo de protectorado en 1884 entre el rey local Mlapa y el explorador Gustav Nachtigal sin que se enterasen los ingleses ni franceses. Esto trajo a la zona un gran desarrollo económico en el negocio del cacao, café, algodón, aceite de palma y coco, aunque luego lo perdieran tras el final de la primera guerra mundial. En 1914 se dividió en 1/3 para Inglaterra y 2/3 para Francia.
Como sólo estoy de paso me he quedado en la parte baja del pueblo, cerca de la carretera principal donde el tráfico es mucho más activo, en un hotel sobre un montículo con vistas a las montañas y a los restaurantes que abundan esparcidos por todo el borde de la carretera. Es un extraño emplazamiento que lo hace bastante interesante.
En el centro del pueblo se encuentra la Maison de Guide Touristique, una agrupación de guías que se dedican a realizar recorridos por la zona. Conviene con algunos nativos para realizar danzas Tchebe, una de las más antiguas del país que se representa sobre enormes palos de madera de hasta 4mt. de altura, y ceremonias vudús a la caída del sol.
Al día siguiente desde su mercado salí en taxis hacia Badou (80km), mi siguiente destino, en busca de las cascadas Wlii.
Badou es un poblado que se ha enrriquecido gracias a sus excelentes cosechas de cacao y café, y esto se nota en los bares por que hay mucha gente reunida en sus mesas diariamente bebiendo cervezas y oyendo los videos musicales que ponen en una televisión.
Me he quedado en un más que singular albergue-bar, Le Cascade Plus (3.000cfa), rodeado de varios habitáculos, dos de ellos donde se come, una cocina tradicional y un patio interior central. Otra de las salas es el bar más activo del pueblo y siempre hay gente bebiendo, la única atracción que parece gustar a los nativos. La música de los videos comienza a las 6 de la mañana cuando empiezan a preparar la comida del día, acabando a las 10 de la noche.
Por un camino de tierra y baches, a 11km. (500cfa en moto-taxi), atravesando pequeñas aldeas Ewe de casas de ladrillos de adobe y techo de rafia, se encuentra el pueblo de Akrowa (Akloa) punto de partida hacia las famosas cascadas y donde se paga el derecho de entrada a las mismas con guía -obligado- para llegar a través de de plantaciones de cacao, bananos, café, piñas, ñame o tapioca hasta los más de 35mt de caída de agua que es su principal atracción -casi 30 minutos de activa caminata-. El entorno de la cascada es mágico y se oyen cantidad de cantos de aves.
Decidí hacer la caminata de 4 horas, la más larga y que es más interesante, alcanzando la parte superior donde el río Domi salta al vacío cayendo al fondo del risco sobre una pequeña piscina de granito (Cascada Wlii), bordeando las montañas y pasando por varias casitas de adobe y piedra donde algunos nativos viven y se dedican al cultivo y secado del cacao y café, plantaciones de aguacates, piñas..., y por senderos completamente cubiertos de espesa vegetación semi-tropical.
Me sucedió una anécdota más que curiosa al realizar la caminata: al llegar al poblado se me acercaron varios jóvenes pidiéndome que pagara el derecho de entrada (1.500cfa), pero les dije que lo haría a la vuelta. También me obligaron a convenir con un guía el precio por las horas de caminata (en este caso acordamos 5.000cfa). Tras el largo trayecto terminamos en una pequeña cascada que nada tenía que ver con la real, por lo que le dije al guía que esa no era. El me contestó que si, que era, y que estos días traía muy poca agua. En principio me convenció pero no lo tenía muy claro. Tras "remojarme" en ella regresamos al pueblo en busca de una moto con la que regresar a Badou, donde pagué al guía. Pero al entregarme el ticket de entrada descubrí que efectivamente no habíamos acabado en ella, puesto que la foto impresa no correspondía a la visita realizada. Tras una larga discusión terminé yendo a la policía a denunciar que el guía había incumplido su servicio. Mientras me dirigía a la comisaría pensaba que probablemente acabaría sin verla, pues todos los trayectos que he hecho en vehículo hemos pasado por innumerables controles de la policía, quienes son sobornados por los conductores para que les dejen continuar la ruta "sobrecargados". El mal concepto que tenía de ellos se esfumó ya que amablemente el agente al que le expliqué lo sucedido se vino conmigo en busca del guía. Éste se encontraba sentado a la entrada del pueblo. Tras otra larga discusión y oyendo las versiones, el policía penalizó al guía con perder el derecho de entrada que yo debía de pagar; quedándoselo él, y viniéndose con nosotros hacia la cascada. Al final terminamos en ella, y yo agradeciendo a Mama Wada, el espíritu protector de estas aguas, que se aliara conmigo y me permitiera llegar al lugar a pesar de todo. Ahí estaba yo, delante de ella, soplándome la insesante brisa que produce su estrepitosa caída de agua. Hace más de 150 años era un bosque sagrado y estaba prohibido el paso. Era tabú, para los no iniciados.
Mientras me buscaban un moto-taxi (500cfa), allí mismo me enteré que se encuentra junto a la entrada del pueblo el Albergue de Akloa (3.500-4.000cfa) en donde me podía haber quedado a pasar estos días de fiestas y realizar algunos interesantes pateos más, pero ya había hecho otros planes para continuar hacia otro destino nuevo.
Aunque es muy tranquila y no tiene nada más que enseñar, es la segunda ciudad más grande del país -100.000hab.- que destaca por sus numerosos bares locales (maquis) y restaurantes paralelos a la carretera en sus escasos dos kilómetros. Tiene un mercado con dos plantas muy interesantes y activo el día que le corresponde, un pequeño museo local junto a la estación de taxis y una gran mezquita. Es predominantemente musulmana, por lo que todos los días se oye el canto desde la misma, y los kotokolis son su principal grupo étnico.
La carretera continúa hacia el sur atravesando, al borde del acantilado (paso de Aledjo), una enorme falla en el risco por donde pasa la carretera que la hace bastante peligrosa por la cantidad de curvas, que se suma también a la inestabilidad de los vehículos, la falta de mantenimiento -en casi todos los casos-, y la locura "psicoemocional" de muchos conductores al conducir que lo infravaloran. Al fondo del barranco, unos 150mt de caída, se encuentra su particular cementerio de camiones y viejos minibuses que han perdido frenos durante la bajada.
He continuado hacia Atakpame, y he pasado por otro Parque Nacional, el de Fezao-Malfakassa, el único que queda abierto de todo el país, bajo control de una fundación suiza que trabaja para la repoblación del parque. Está situado en un maravilloso escenario de montañas y ofrece alguna oportunidad de ver un poco de vida salvaje. Tanto sus leones como sus elefantes han huído durante los años de dejación del gobierno togolés. Al igual que ha sucedido en otros parques, la cacería incontrolada de piezas para las ceremonias vudúes han hecho desaparecer a casi todos los animales. Los mamíferos como búfalos, antílopes, primates... han sido ampliamente aniquilados. En consecuencia, hay muy poco que ver, quizás alguna variedad de aves o primates. Ya no hay alojamiento en el interior del parque y hay que tener trasporte propio para llegar hasta él como visita de un día.
La presión por la tierra, combinado con la falta de interés del gobierno, el pesimismo de la población tras tantos años de dictadura de Edyadema, la falta de compromisos para la conservación, la falta de recursos y financiamiento economico, y las practicas tradicionales de quema para evitar el trabajo de la poda en la agricultura, han acabado erosionando todo el entorno de esta zona.
Tras cinco horas en un minibús, dos de ellas estuvo paseando por todo el pueblo yendo y viniendo en busca de más pasajeros que llevar pues cometí el error de subirme al primero que vi vacío creyendo ser el que salía. Podría haber cogido alguno de los que pasaban casi llenos en dirección a Lome por la carretera principal. De esto también se aprende.
Al final llegué a Atakpame bastante extenuado.
Es un pueblo interesante por su singular enclave urbanístico. Sus casitas muy pegadas entre sí, situadas en un barrio antiguo sobre el monte, rodeadas de unas montañas con extensos bosques muy cargada en vegetación, son de techo de chapa ondulada y oxidada ofreciendo un color canelo que da un aspecto muy vetusto. Un camino empedrado lleva hasta su parte alta donde las vistas del entorno son muy atractivas. Lástima que el humo de las quemas incontroladas haya reducido igualmente la visión.
Hay una vieja estación de tren cerrada hace años construida por los alemanes cuando "Togoland" les pertenecía como colonia de ultramar, tras pactar un acuerdo de protectorado en 1884 entre el rey local Mlapa y el explorador Gustav Nachtigal sin que se enterasen los ingleses ni franceses. Esto trajo a la zona un gran desarrollo económico en el negocio del cacao, café, algodón, aceite de palma y coco, aunque luego lo perdieran tras el final de la primera guerra mundial. En 1914 se dividió en 1/3 para Inglaterra y 2/3 para Francia.
Como sólo estoy de paso me he quedado en la parte baja del pueblo, cerca de la carretera principal donde el tráfico es mucho más activo, en un hotel sobre un montículo con vistas a las montañas y a los restaurantes que abundan esparcidos por todo el borde de la carretera. Es un extraño emplazamiento que lo hace bastante interesante.
En el centro del pueblo se encuentra la Maison de Guide Touristique, una agrupación de guías que se dedican a realizar recorridos por la zona. Conviene con algunos nativos para realizar danzas Tchebe, una de las más antiguas del país que se representa sobre enormes palos de madera de hasta 4mt. de altura, y ceremonias vudús a la caída del sol.
Al día siguiente desde su mercado salí en taxis hacia Badou (80km), mi siguiente destino, en busca de las cascadas Wlii.
Badou es un poblado que se ha enrriquecido gracias a sus excelentes cosechas de cacao y café, y esto se nota en los bares por que hay mucha gente reunida en sus mesas diariamente bebiendo cervezas y oyendo los videos musicales que ponen en una televisión.
Me he quedado en un más que singular albergue-bar, Le Cascade Plus (3.000cfa), rodeado de varios habitáculos, dos de ellos donde se come, una cocina tradicional y un patio interior central. Otra de las salas es el bar más activo del pueblo y siempre hay gente bebiendo, la única atracción que parece gustar a los nativos. La música de los videos comienza a las 6 de la mañana cuando empiezan a preparar la comida del día, acabando a las 10 de la noche.
Por un camino de tierra y baches, a 11km. (500cfa en moto-taxi), atravesando pequeñas aldeas Ewe de casas de ladrillos de adobe y techo de rafia, se encuentra el pueblo de Akrowa (Akloa) punto de partida hacia las famosas cascadas y donde se paga el derecho de entrada a las mismas con guía -obligado- para llegar a través de de plantaciones de cacao, bananos, café, piñas, ñame o tapioca hasta los más de 35mt de caída de agua que es su principal atracción -casi 30 minutos de activa caminata-. El entorno de la cascada es mágico y se oyen cantidad de cantos de aves.
Decidí hacer la caminata de 4 horas, la más larga y que es más interesante, alcanzando la parte superior donde el río Domi salta al vacío cayendo al fondo del risco sobre una pequeña piscina de granito (Cascada Wlii), bordeando las montañas y pasando por varias casitas de adobe y piedra donde algunos nativos viven y se dedican al cultivo y secado del cacao y café, plantaciones de aguacates, piñas..., y por senderos completamente cubiertos de espesa vegetación semi-tropical.
Me sucedió una anécdota más que curiosa al realizar la caminata: al llegar al poblado se me acercaron varios jóvenes pidiéndome que pagara el derecho de entrada (1.500cfa), pero les dije que lo haría a la vuelta. También me obligaron a convenir con un guía el precio por las horas de caminata (en este caso acordamos 5.000cfa). Tras el largo trayecto terminamos en una pequeña cascada que nada tenía que ver con la real, por lo que le dije al guía que esa no era. El me contestó que si, que era, y que estos días traía muy poca agua. En principio me convenció pero no lo tenía muy claro. Tras "remojarme" en ella regresamos al pueblo en busca de una moto con la que regresar a Badou, donde pagué al guía. Pero al entregarme el ticket de entrada descubrí que efectivamente no habíamos acabado en ella, puesto que la foto impresa no correspondía a la visita realizada. Tras una larga discusión terminé yendo a la policía a denunciar que el guía había incumplido su servicio. Mientras me dirigía a la comisaría pensaba que probablemente acabaría sin verla, pues todos los trayectos que he hecho en vehículo hemos pasado por innumerables controles de la policía, quienes son sobornados por los conductores para que les dejen continuar la ruta "sobrecargados". El mal concepto que tenía de ellos se esfumó ya que amablemente el agente al que le expliqué lo sucedido se vino conmigo en busca del guía. Éste se encontraba sentado a la entrada del pueblo. Tras otra larga discusión y oyendo las versiones, el policía penalizó al guía con perder el derecho de entrada que yo debía de pagar; quedándoselo él, y viniéndose con nosotros hacia la cascada. Al final terminamos en ella, y yo agradeciendo a Mama Wada, el espíritu protector de estas aguas, que se aliara conmigo y me permitiera llegar al lugar a pesar de todo. Ahí estaba yo, delante de ella, soplándome la insesante brisa que produce su estrepitosa caída de agua. Hace más de 150 años era un bosque sagrado y estaba prohibido el paso. Era tabú, para los no iniciados.
Mientras me buscaban un moto-taxi (500cfa), allí mismo me enteré que se encuentra junto a la entrada del pueblo el Albergue de Akloa (3.500-4.000cfa) en donde me podía haber quedado a pasar estos días de fiestas y realizar algunos interesantes pateos más, pero ya había hecho otros planes para continuar hacia otro destino nuevo.
22 dic 2010
Comer en Togo
Aunque se dice que Togo tiene la reputación de ser el lugar donde mejor se come de toda África Ocidental, se podría deber quizás al sabor de sus salsas que son menos aceitosas y contienen más vegetales y más chiles. Al igual que en Ghana, según la región predomina más unos ingredientes que otro: en el S., la Casava o Manioca (yuca/mandioca) con aceite de palma y maíz. Y las frutas como Piñas, Mangos, Papayas, Naranjas, Aguacates y Guavas. En el Centro, tubérculos como Ñame, Batatas sancochadas, asadas o al vapor, Plantain (comúnmente escachada con el Fufú de Casava o Ñame). En el N., el aceite de palma se usa mucho, el Arroz, Millo y el Sorgo, todos ellos hervidos y servidos como acompañamiento por salsas. Las especies incluye Genjibre, Pimientas, Ajos, Basil (albahaca) y Mostaza en granos.
Al pasar la frontera norte se puede descubrir que no hay mucha diferencia entre los hábitos culinarios ghaneses y togoleses. Al ser otra región, pero prácticamente la misma cultura, sólo ha cambiado algunos nombres y la costumbre de hacer algunos platos.
Las verduras como Tomates, Lechugas, Gumbos, Berenjenas (pequeñas y amarillas), Calabazas y Judías son usadas en salsas con Casava, frutos del Baobad, u hojas de Taro y mezcladas con pescado, carne o pollo. Pero sólo se encuentran en restaurantes más que en la calle.
La comida callejera, como en Ghana, es bastante buena incluso en los poblados más apartados, cerca de los mercados -principalmente el día grande-. Es hecha en el momento, y servida desde los calderos mediante porciones (100/200cfa) e introducidas en bolsitas de plástico -para llevar- o sobre platos que luego se lavarán ahí mismo, junto a las cucharas y tenedores, con agua para ser nuevamente utilizado por otro cliente. Algunos puestos disponen de varias mesas y sillas improvisadas para estar más cómodos.
Al Banku o Kenkey aquí se le llama Pâte, una masa de Millo, Casava (Yuca) o Ñame fermentado -parecido al fufú-, mezclado con una pala de madera, solamente por una persona, y es el alimento más comido.
El Fufú, no se come tanto como la Pâte pero se puede encontrar en algunos lugares servido junto a pescado y carnes con salsa de distintos vegetales.
El Djenkoume, una pâte de harina de maíz servida con trozos de pollo, especies, cebolla y tomate. Normalmente acompañada con pollo frito.
Wagashi, queso frito con especies.
Gaou, bolas de harina de frijoles frito.
Koliko, ñame frito
Aloko, banana frita en tacos (kelewele)
Atieke, casava asada o sancochada
Agouti, rata de campo, frita y troceada o con salsas
Pintade, pollo guineano
Moutsella, pescado especiado y vegetales
Gboma, espinaca
(...)
Al pasar la frontera norte se puede descubrir que no hay mucha diferencia entre los hábitos culinarios ghaneses y togoleses. Al ser otra región, pero prácticamente la misma cultura, sólo ha cambiado algunos nombres y la costumbre de hacer algunos platos.
Las verduras como Tomates, Lechugas, Gumbos, Berenjenas (pequeñas y amarillas), Calabazas y Judías son usadas en salsas con Casava, frutos del Baobad, u hojas de Taro y mezcladas con pescado, carne o pollo. Pero sólo se encuentran en restaurantes más que en la calle.
La comida callejera, como en Ghana, es bastante buena incluso en los poblados más apartados, cerca de los mercados -principalmente el día grande-. Es hecha en el momento, y servida desde los calderos mediante porciones (100/200cfa) e introducidas en bolsitas de plástico -para llevar- o sobre platos que luego se lavarán ahí mismo, junto a las cucharas y tenedores, con agua para ser nuevamente utilizado por otro cliente. Algunos puestos disponen de varias mesas y sillas improvisadas para estar más cómodos.
Al Banku o Kenkey aquí se le llama Pâte, una masa de Millo, Casava (Yuca) o Ñame fermentado -parecido al fufú-, mezclado con una pala de madera, solamente por una persona, y es el alimento más comido.
El Fufú, no se come tanto como la Pâte pero se puede encontrar en algunos lugares servido junto a pescado y carnes con salsa de distintos vegetales.
El Djenkoume, una pâte de harina de maíz servida con trozos de pollo, especies, cebolla y tomate. Normalmente acompañada con pollo frito.
Wagashi, queso frito con especies.
Gaou, bolas de harina de frijoles frito.
Koliko, ñame frito
Aloko, banana frita en tacos (kelewele)
Atieke, casava asada o sancochada
Agouti, rata de campo, frita y troceada o con salsas
Pintade, pollo guineano
Moutsella, pescado especiado y vegetales
Gboma, espinaca
(...)
20 dic 2010
Una primera subida a la montaña
Al igual que en el N. Ghana, la carretera va pasando a través de pequeños poblados de casitas cilíndricas con tejados cónicos de rafia y mucho verde de la exuberante vegetación que aquí crece. Togo fue colonia francesa y por lo tanto es muy diferente a Ghana que fue colonizada por los británicos. Aquí todo se ve más desorganizado, viejo y poco cuidado. La carretera está llena de enormes baches y ya queda muy pocas partes asfaltada. Lo que podría ser una recta carretera se convierte en un zigzagueante recorrido, y lo más que circula sobre ella son grandes camiones que utilizan esta carretera como puente de paso entre los países colindantes. Muchos de ellos se encuentran parados en la carretera debido a accidentes o roturas pues son muy viejos y van sobrecargadísimos.
A una hora y media de taxi compartido -mucho más rápido que los minibuses- se encuentra Kara, la segunda ciudad mas importante del país. Ha sido la más mimada desde el anterior jefe del gobierno, Gnassingbe Edyadema, que nació a pocos kilómetros, y todos sus seguidores se encuentran en esta zona del país, adquiriendo, como consecuencia, un estatus muy favorable. Tras su fallecimiento, es su hijo quien continúa en el poder tras una "ayudita militar". Muchas industrias se han instalado aquí y eso se refleja en la calle y el poder adquisitivo de sus vecinos. El centro está ocupado por un Gran Mercado y a un lado un pequeño parking de taxis compartidos y algunos minibuses que llegan hasta los más apartados asentamientos rurales. A 2km dirección S. se encuentra la estación principal.
Mi parada aquí se debe a una importante montaña situada a 15km, el Monte Kabye (810mt) con unas extraordinarias vistas del entorno y los poblados que la rodean. Hay vehículos que salen en esa dirección, principalmente los días de mercado.
El día anterior estuve preguntando a los taxistas la manera de llegar hasta la base de la montaña y me dijeron que tenía que ir a Tchare, un pequeño pueblo en la falda de la misma y desde allí comenzar la ascensión. Aunque se rieron mucho por mi ocurrencia!. Esta gente no está acostumbrada a caminar con esas intenciones.
Al día siguiente hasta allí me dirigí, pero no era exactamente el lugar. Me habían engañado, pensé. Tras preguntar a más gente, me indicaron que debía ir a Soundina, otro poblado aún más cercano a la montaña que se encuentra varios kilómetros alejado de donde en ese momento estábamos. Conseguí que me llevaran en moto, pero una vez llegado nadie la conocía. Desde ese lugar se podía observar un pico de montaña que podría ser, pero los nativos la llaman con otro nombre. Tras observar el mapa y nombrar los pueblos que la rodean un señor mayor me indicó que probablemente sería esa, y nuevamente con la moto nos dirigimos a otro algo más cerca. Al final dimos con ella. Habíamos recorrido prácticamente la mitad de la subida en moto por lo que sólo quedaba terminar la ascensión. Vaya movidita!!, pero sólo el pasar por todos esos poblados y sus paisajes valió la pena el perderme.
Preguntando en unas casitas de adobe qué camino debía tomar conocí a Kofi, un estudiante universitario que se encontraba con su familia en ese momento, y amablemente se ofreció a mostrármelo, entre lo que fueron altos matorrales ahora calcinado por los agricultores. Me dijo que todos los años se realiza por estas fechas quemas incontroladas. Pero es que en la montaña no se puede plantar nada puesto que es todo piedra,...pensé. La pena fue verlo todo arrasado, incluso muchos arbustos completamente deshojados.
La montaña es un conglomerado de piedras de granito reventadas por la acción del cambio de temperatura del día a la noche. Las vistas son espectaculares pero este día soplaba desde muy temprano un viento algo fuerte que traía calima del desierto (harmattan), por lo que las vistas estaban reducidas a unos pocos kilómetros. Pero subir a lo alto, sentarme, observar relajadamente las casitas, oír el canto de los pájaros que estaban posados en los pocos árboles verdes que quedaban y el murmullo, allá abajo, de las voces de los agricultores que trabajaban con enormes regaderas en sus pequeñas parcelas me dejó completamente embelesado. Había cumplido, a pesar de todo, el objetivo que me había traído hasta aquí.
A una hora y media de taxi compartido -mucho más rápido que los minibuses- se encuentra Kara, la segunda ciudad mas importante del país. Ha sido la más mimada desde el anterior jefe del gobierno, Gnassingbe Edyadema, que nació a pocos kilómetros, y todos sus seguidores se encuentran en esta zona del país, adquiriendo, como consecuencia, un estatus muy favorable. Tras su fallecimiento, es su hijo quien continúa en el poder tras una "ayudita militar". Muchas industrias se han instalado aquí y eso se refleja en la calle y el poder adquisitivo de sus vecinos. El centro está ocupado por un Gran Mercado y a un lado un pequeño parking de taxis compartidos y algunos minibuses que llegan hasta los más apartados asentamientos rurales. A 2km dirección S. se encuentra la estación principal.
Mi parada aquí se debe a una importante montaña situada a 15km, el Monte Kabye (810mt) con unas extraordinarias vistas del entorno y los poblados que la rodean. Hay vehículos que salen en esa dirección, principalmente los días de mercado.
El día anterior estuve preguntando a los taxistas la manera de llegar hasta la base de la montaña y me dijeron que tenía que ir a Tchare, un pequeño pueblo en la falda de la misma y desde allí comenzar la ascensión. Aunque se rieron mucho por mi ocurrencia!. Esta gente no está acostumbrada a caminar con esas intenciones.
Al día siguiente hasta allí me dirigí, pero no era exactamente el lugar. Me habían engañado, pensé. Tras preguntar a más gente, me indicaron que debía ir a Soundina, otro poblado aún más cercano a la montaña que se encuentra varios kilómetros alejado de donde en ese momento estábamos. Conseguí que me llevaran en moto, pero una vez llegado nadie la conocía. Desde ese lugar se podía observar un pico de montaña que podría ser, pero los nativos la llaman con otro nombre. Tras observar el mapa y nombrar los pueblos que la rodean un señor mayor me indicó que probablemente sería esa, y nuevamente con la moto nos dirigimos a otro algo más cerca. Al final dimos con ella. Habíamos recorrido prácticamente la mitad de la subida en moto por lo que sólo quedaba terminar la ascensión. Vaya movidita!!, pero sólo el pasar por todos esos poblados y sus paisajes valió la pena el perderme.
Preguntando en unas casitas de adobe qué camino debía tomar conocí a Kofi, un estudiante universitario que se encontraba con su familia en ese momento, y amablemente se ofreció a mostrármelo, entre lo que fueron altos matorrales ahora calcinado por los agricultores. Me dijo que todos los años se realiza por estas fechas quemas incontroladas. Pero es que en la montaña no se puede plantar nada puesto que es todo piedra,...pensé. La pena fue verlo todo arrasado, incluso muchos arbustos completamente deshojados.
La montaña es un conglomerado de piedras de granito reventadas por la acción del cambio de temperatura del día a la noche. Las vistas son espectaculares pero este día soplaba desde muy temprano un viento algo fuerte que traía calima del desierto (harmattan), por lo que las vistas estaban reducidas a unos pocos kilómetros. Pero subir a lo alto, sentarme, observar relajadamente las casitas, oír el canto de los pájaros que estaban posados en los pocos árboles verdes que quedaban y el murmullo, allá abajo, de las voces de los agricultores que trabajaban con enormes regaderas en sus pequeñas parcelas me dejó completamente embelesado. Había cumplido, a pesar de todo, el objetivo que me había traído hasta aquí.
19 dic 2010
BONJOUR TOGO!
Ya he cruzado la frontera Pulimakun-Sinkasse -via Bawku- y me encuentro ya hablando francés con todo el mundo aquí, en Togo. El francés es el idioma oficial, herencia de los colonos gabachos, aparte de los dialectos locales (Mina, hablado por el 75%, Ewe, Kabie, Kotoli...).
Han sido unos pasos sencillos pero a través de carreteras secundarias en muy mal estado.
Una vez pasado el control de pasaporte ghanés, sorpresa... al otro lado no hay nada. Tan sólo un solitario y muy polvoriento sendero de varios kilómetros controlado, a mitad de camino, por unos policías togoleses bajo un árbol que se encargan de requisar ciertos artículos que más le "convienen", el cual lleva hasta la ciudad fronteriza de Sinkasse, que hay que atravesar para llegar a la otra frontera, con Burkina Faso, para conseguir el sello de entrada a Togo. Unos cuantos jóvenes esperan sobre sus motos para llevar a los que cruzan hacia la ciudad. Comienza ahora una nueva forma de trasporte: los mototaxis (zemidjan).
Como ya tenía el visado togolés en mi pasaporte, que compré en su momento en Accra, no tuve ningún impedimento para entrar por esta perdida parte del país. Tampoco me exigieron el Certificado de Vacunación de la Fiebre Amarilla, que lo tengo, y que es imprescindible para lograr cualquier visado en Africa del Oeste (..?).
También llevo la nueva moneda que voy a utilizar para el resto de mi viaje: el CFA o Franco del Oeste de África (XOF), una moneda que utilizan algunos países ex-colonias francesas. Hay CFA's del Centro de Africa pero no son intercambiables. Cuando cambié algunos Cedis recibi 1cd = 325CFA. Hay un cambio fijado de 1€ = 656CFA.
Una vez sellado el permiso de entrada, el zemidjan me trasladó hasta la estación de taxis compartidos varios kilómetros más allá.
Todos los taxis parecen ilegales pues son coches particulares sin el permiso de transporte de pasajeros que deberían de tener pegado en el parabrisa como sucedía en Ghana. Y aquí también hay que esperar a que se llenen -4 atrás+ 2 delante+ conductor- para comenzar a circular. El verdadero problema empieza cuando un viajero es bastante grueso, que los hay, y se sienta atrás. Todos debemos adaptarnos al microespacio que nos queda.
Mientras íbamos avanzando algo me llamó mucho la atención: la cantidad de árboles que hay al borde de la carretera, que por esta parte está realmente hecha polvo, y hacen bastante sombra!!. Siiii, por fin veo sombras de árboles!!. Cuando cogíamos velocidad podía sentir hasta la brisa más fresquita, joder.
Mi primera parada ha sido Dapaong, aprovechando que era día de Mercado -martes y sábado- y observar de cerca a los diferentes grupos étnicos de esta zona norte. Muchos son subgrupos del sur de Burkina, que se acercan a este lugar para vender sus productos de las cosechas propias, animales, ropa, tejidos...
Me he quedado en un hostal junto al mercado, y desde la habitación se podía oír el murmullo del devenir de la gente. Lo dejé todo y salí rápidamente a cuchichear...
El mercado está en el centro del pueblo, bien delimitado como edificación que da buena sombra bajo tanto solajero. En el interior multitud de puestos venden de todo, desde carne, pescado ahumado -muy consumido en toda ésta parte del Oeste de África principalmente para hacer salsas-, especias en bolsitas de plástico, ropa... y por el exterior se amontonan cientos de nativos vendiendo de todo lo inimaginable. Otros tantos los rodean mirando las mercancías. Hay mucho movimiento de personas y se hace difícil ver de lejos los puestos. Hay que acercarse y ponerse en primera fila para observar de qué se trata.
Aquí las caras son más oscuras y las mujeres se depilan las cejas para pintarse una exagerada raya con lápiz negro. Otras tienen profundas marcas de cortes en la cara de hasta 4 rayas. Ellos menos, y son algo mas pequeñas. Dicen que se lo hacen como ritual desde que son muy pequeñas y sirve para identificar su etnia y como protección de sus espíritus.
En este lugar he notado a la gente más sorprendida por mi presencia, llegándome a decir que para algunos era la primera vez que veían a un blanco!. Al principio creía que me estaban vacilando, pero era cierto. Muchos de los que vienen a este mercado viven en poblados muy apartados.
Al final de la tarde volví al interior por algo que al principio me había llamado la atención: algunas señoras sentadas junto a un gran bidón rodeado de varias garrafas de 50l. y detrás un buen número de personas bebiendo en media corteza de calabaza seca (500ml. aprox./50cfa). Hay algunos puestos más por los alrededores. Me senté, pedí una y me quedé un buen rato observando. Es una especie de ritual que aunque no se asemeja en nada al de la Kava en las islas del pacifico, sí que tiene algo de "hacer sociedad", pues todos se reúnen alrededor de una bebida tradicional y charlan. Se llama Choukutou y se trata de una cerveza local sin filtrar que logran fermentando el sorgo o el maíz, una especialidad de la zona N.. Tiene un sabor algo parecido a la sidra. La filtrada es algo más dulce. Los colocones que se cogen casi todos, especialmente las mujeres al final del día una vez concluido el mercadeo, son muy simpáticos. Las risas tontas y la excesiva amistad que muestran algunos se debe a la concentración de alcohol de esta bebida.
Dapaong en sí no tiene nada interesante que enseñar, pero bien ha valido una parada de descanso tras las innumerables horas de recorrido desde Bolgatanga hasta este lugar, comienzo de mi viaje atravesando Togo de N. a S., con algunas paradas que deseo realizar.
Si acaso, destacaría unas ancestrales cuevas abandonadas (Grutas de Nano) en lo alto del acantilado del Monte Semoo, a 30km, cerca del poblado Kpierik que perteneció a los Mobas (s.XVII), y utilizaban para esconder sus pertenencias/posesiones e incluso ellos mismos y así no pagar las tasas feudales que el imperio Chokossi había establecido en el N. de Togo.
Utilizaban las raíces de los árboles para trepar a través de las rocas salientes, aunque ahora se accede mediante una escala de metal. El jefe del pueblo ha considerado aprovecharlas para sacar beneficio económico del poco turismo que hasta aquí llega. Desde sus acantilados las vistas son espectaculares, pero debido al harmattan (calima africana) y que los agricultores no dejan de quemar las malas hierbas para volver a plantar, o algunos cazadores para localizar mejor sus piezas, por las tardes todo el entorno está completamente "ahumado".
Siguiendo hacia el sur, por la única carretera del país, se va pasando por escénicos paisajes, como los de Sasanne Mango, una localidad de poco interés turístico, pero quizás la única atracción podría aplicarse a unos pocos hipopótamos que suelen haber en las orillas de una represa, y algunos poblados al borde de la misma.
Un poco más al sur se encuentra el Parque Nacional de la Keran, o lo que queda de la amplia extensión que en su momento hubo desde Kande hasta Dapaong, y absorbido con el paso del tiempo por los innumerables asentamientos rurales robado por los agricultores y pobladores de la zona. Los animales terminaron por huir o fueron aniquilados por cazadores furtivos que buscaban cualquier pieza para luego ser vendida a los comerciantes de fetiches.
El siguiente paso ha sido Kande (pronunciado Kanté) donde he estado varios días ya que también uno de ellos era día de Mercado. Al igual que la anterior vez, ver a los paisanos de diferentes grupos étnicos de la zona me ha interesado bastante.
El mercado tiene varias enormes marquesinas para cobijarse del sol donde algunos exponen sus mercancías. También hileras de puestos de madera con techo de chapa ondulada, otras solamente con una tela a modo de parasol y otros con sombrillas. Hay de todo, desde ropa de segunda mano, tejidos, productos de casa o de belleza a pescado ahumado, bebidas caseras en bolsas de plástico, frutas, verduras, productos chinos...
Bastante llamativas son unos habitáculos cilíndricos de ladrillos de adobe con techo de rafia que parecen establos y utilizan como bebedero de Choukutou, y de paso resguardarse del calor.
Me estaba quedando en el interior del pueblo, a poco metros del mercadillo, en el albergue La Cloche, que tiene también una zona de bebida, la música la ponen exageradamente alta, y al atardecer vienen algunos vecinos a pasar el resto del día y a ponerse "morados". Se come bien y barato.
Otro día fue para adentrarme en el Valle Tamberma (Koutamakou), en una visita guiada obligatoria -10.000cfa- mediante moto-taxi. Declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2004 están enclavadas bajo la cordillera Otakora, y la visión que se percibe inmediatamente es que son grupos de viviendas con un tipo único de arquitectura bien diferente a todas las que he visto en esta zona de África. Se llaman Tankietas, casas-fortalezas para la autodefensa bastante separadas unas de otras (o Tatas, llamadas así por los franceses), contruidas hace varios siglos por las comunidades tribales que emigraron para restablecerse en esta zona huyendo de las capturas esclavistas que realizaban los reyes dahomeyan -de Benin- ante la enorme demanda que hacían los portugueses. Hablan Lamba y pertenecen a la etnia Tumasi.
En realidad son una serie de torres cilíndricas con techos cónicos conectadas entre sí por medio de altos y finos muros con una sola puerta de entrada al recinto. En frente suelen encontrarse varios pequeños altares pertenecientes a sus ancestros que se encargan de cuidar el entorno (son ofrendados de vez en cuando, sobre todo cuando hay algún tipo de crisis). Como en otros poblados animistas, cuanto más grande sea el problema, más grande será el animal, al que cortan la cabeza derraman su sangre sobre el altar y despellejan para luego colgarlas en el interior, al igual que hacen con mandíbulas, cuernos y ciertos huesos.
Al interior se accede atravesando una especie de zaguán amplio donde normalmente se encuentra un cobertizo para aves de corral y algunas piezas de piedra para majar el cereal. Luego, una serie de habitáculos concretos: habitaciones para dormir, cocina para cuando llueve, baño, y una sala-escondite que no permite ver su interior y era utilizada como defensa desde donde lanzaban con arcos sus flechas envenenadas cuando los atacantes intentaban acceder al interior del complejo. Una serie de escalones que pasan por la cocina principal, llevan a la "azotea", construida con postes de madera y relleno de adobe y paja, y a otra serie de habitáculos para descansar, dormir, secar el cereal o guardar las cosechas. Estas últimas son las torres con tejado cónico de rafia donde guardan el millo y los granos de cereales que ahora mismo cultivan -de ahí que haya una amplia separación entre las viviendas-.
El único problema que tienen es que son muy vulnerables a los embates del tiempo y el clima, pues el barro es un material muy delicado y hay que estar pendiente de su deterioro. Hay muchas casas con sus muros o torres caídas por el paso del tiempo y la mala conservación. Algunas son de gente muy mayor.
Durante mucho tiempo han vivido alejados del resto y esto ha permitido que aún quede vestigios de sus antiguas costumbres inalteradas.
Una de las posibilidades que permite ser guiado es la facilidad para sacar fotos, incluso que monten un improvisado baile tradicional. Aunque no deja de ser turístico, algunos se lo toman con pasión bailando y cantando... pues esto les va a reportar un ingreso extra -la voluntad del visitante- a parte de lo que reciben supuestamente por el derecho de paso a esta zona -1.500cfa-.
La visita la realicé a tres poblados: Bassamba, publicitado por las revistas de viajes de las agencias de todo el mundo, Kukuyengo y Wartema. Fue en el segundo donde se realizó el baile, y a varios centenares de metros el jefe del poblado me enseñó el enorme Baobad donde se puede dormir en su interior pues está completamente hueco e incluso lo escaló, hasta la parte alta que se utilizaba en su momento como observatorio de defensa. Hay que ofrecer "la voluntad" que se deposita a la entrada, si se quiere acceder al interior del mismo. Una flipada!.
Han sido unos pasos sencillos pero a través de carreteras secundarias en muy mal estado.
Una vez pasado el control de pasaporte ghanés, sorpresa... al otro lado no hay nada. Tan sólo un solitario y muy polvoriento sendero de varios kilómetros controlado, a mitad de camino, por unos policías togoleses bajo un árbol que se encargan de requisar ciertos artículos que más le "convienen", el cual lleva hasta la ciudad fronteriza de Sinkasse, que hay que atravesar para llegar a la otra frontera, con Burkina Faso, para conseguir el sello de entrada a Togo. Unos cuantos jóvenes esperan sobre sus motos para llevar a los que cruzan hacia la ciudad. Comienza ahora una nueva forma de trasporte: los mototaxis (zemidjan).
Como ya tenía el visado togolés en mi pasaporte, que compré en su momento en Accra, no tuve ningún impedimento para entrar por esta perdida parte del país. Tampoco me exigieron el Certificado de Vacunación de la Fiebre Amarilla, que lo tengo, y que es imprescindible para lograr cualquier visado en Africa del Oeste (..?).
También llevo la nueva moneda que voy a utilizar para el resto de mi viaje: el CFA o Franco del Oeste de África (XOF), una moneda que utilizan algunos países ex-colonias francesas. Hay CFA's del Centro de Africa pero no son intercambiables. Cuando cambié algunos Cedis recibi 1cd = 325CFA. Hay un cambio fijado de 1€ = 656CFA.
Una vez sellado el permiso de entrada, el zemidjan me trasladó hasta la estación de taxis compartidos varios kilómetros más allá.
Todos los taxis parecen ilegales pues son coches particulares sin el permiso de transporte de pasajeros que deberían de tener pegado en el parabrisa como sucedía en Ghana. Y aquí también hay que esperar a que se llenen -4 atrás+ 2 delante+ conductor- para comenzar a circular. El verdadero problema empieza cuando un viajero es bastante grueso, que los hay, y se sienta atrás. Todos debemos adaptarnos al microespacio que nos queda.
Mientras íbamos avanzando algo me llamó mucho la atención: la cantidad de árboles que hay al borde de la carretera, que por esta parte está realmente hecha polvo, y hacen bastante sombra!!. Siiii, por fin veo sombras de árboles!!. Cuando cogíamos velocidad podía sentir hasta la brisa más fresquita, joder.
Mi primera parada ha sido Dapaong, aprovechando que era día de Mercado -martes y sábado- y observar de cerca a los diferentes grupos étnicos de esta zona norte. Muchos son subgrupos del sur de Burkina, que se acercan a este lugar para vender sus productos de las cosechas propias, animales, ropa, tejidos...
Me he quedado en un hostal junto al mercado, y desde la habitación se podía oír el murmullo del devenir de la gente. Lo dejé todo y salí rápidamente a cuchichear...
El mercado está en el centro del pueblo, bien delimitado como edificación que da buena sombra bajo tanto solajero. En el interior multitud de puestos venden de todo, desde carne, pescado ahumado -muy consumido en toda ésta parte del Oeste de África principalmente para hacer salsas-, especias en bolsitas de plástico, ropa... y por el exterior se amontonan cientos de nativos vendiendo de todo lo inimaginable. Otros tantos los rodean mirando las mercancías. Hay mucho movimiento de personas y se hace difícil ver de lejos los puestos. Hay que acercarse y ponerse en primera fila para observar de qué se trata.
Aquí las caras son más oscuras y las mujeres se depilan las cejas para pintarse una exagerada raya con lápiz negro. Otras tienen profundas marcas de cortes en la cara de hasta 4 rayas. Ellos menos, y son algo mas pequeñas. Dicen que se lo hacen como ritual desde que son muy pequeñas y sirve para identificar su etnia y como protección de sus espíritus.
En este lugar he notado a la gente más sorprendida por mi presencia, llegándome a decir que para algunos era la primera vez que veían a un blanco!. Al principio creía que me estaban vacilando, pero era cierto. Muchos de los que vienen a este mercado viven en poblados muy apartados.
Al final de la tarde volví al interior por algo que al principio me había llamado la atención: algunas señoras sentadas junto a un gran bidón rodeado de varias garrafas de 50l. y detrás un buen número de personas bebiendo en media corteza de calabaza seca (500ml. aprox./50cfa). Hay algunos puestos más por los alrededores. Me senté, pedí una y me quedé un buen rato observando. Es una especie de ritual que aunque no se asemeja en nada al de la Kava en las islas del pacifico, sí que tiene algo de "hacer sociedad", pues todos se reúnen alrededor de una bebida tradicional y charlan. Se llama Choukutou y se trata de una cerveza local sin filtrar que logran fermentando el sorgo o el maíz, una especialidad de la zona N.. Tiene un sabor algo parecido a la sidra. La filtrada es algo más dulce. Los colocones que se cogen casi todos, especialmente las mujeres al final del día una vez concluido el mercadeo, son muy simpáticos. Las risas tontas y la excesiva amistad que muestran algunos se debe a la concentración de alcohol de esta bebida.
Dapaong en sí no tiene nada interesante que enseñar, pero bien ha valido una parada de descanso tras las innumerables horas de recorrido desde Bolgatanga hasta este lugar, comienzo de mi viaje atravesando Togo de N. a S., con algunas paradas que deseo realizar.
Si acaso, destacaría unas ancestrales cuevas abandonadas (Grutas de Nano) en lo alto del acantilado del Monte Semoo, a 30km, cerca del poblado Kpierik que perteneció a los Mobas (s.XVII), y utilizaban para esconder sus pertenencias/posesiones e incluso ellos mismos y así no pagar las tasas feudales que el imperio Chokossi había establecido en el N. de Togo.
Utilizaban las raíces de los árboles para trepar a través de las rocas salientes, aunque ahora se accede mediante una escala de metal. El jefe del pueblo ha considerado aprovecharlas para sacar beneficio económico del poco turismo que hasta aquí llega. Desde sus acantilados las vistas son espectaculares, pero debido al harmattan (calima africana) y que los agricultores no dejan de quemar las malas hierbas para volver a plantar, o algunos cazadores para localizar mejor sus piezas, por las tardes todo el entorno está completamente "ahumado".
Siguiendo hacia el sur, por la única carretera del país, se va pasando por escénicos paisajes, como los de Sasanne Mango, una localidad de poco interés turístico, pero quizás la única atracción podría aplicarse a unos pocos hipopótamos que suelen haber en las orillas de una represa, y algunos poblados al borde de la misma.
Un poco más al sur se encuentra el Parque Nacional de la Keran, o lo que queda de la amplia extensión que en su momento hubo desde Kande hasta Dapaong, y absorbido con el paso del tiempo por los innumerables asentamientos rurales robado por los agricultores y pobladores de la zona. Los animales terminaron por huir o fueron aniquilados por cazadores furtivos que buscaban cualquier pieza para luego ser vendida a los comerciantes de fetiches.
El siguiente paso ha sido Kande (pronunciado Kanté) donde he estado varios días ya que también uno de ellos era día de Mercado. Al igual que la anterior vez, ver a los paisanos de diferentes grupos étnicos de la zona me ha interesado bastante.
El mercado tiene varias enormes marquesinas para cobijarse del sol donde algunos exponen sus mercancías. También hileras de puestos de madera con techo de chapa ondulada, otras solamente con una tela a modo de parasol y otros con sombrillas. Hay de todo, desde ropa de segunda mano, tejidos, productos de casa o de belleza a pescado ahumado, bebidas caseras en bolsas de plástico, frutas, verduras, productos chinos...
Bastante llamativas son unos habitáculos cilíndricos de ladrillos de adobe con techo de rafia que parecen establos y utilizan como bebedero de Choukutou, y de paso resguardarse del calor.
Me estaba quedando en el interior del pueblo, a poco metros del mercadillo, en el albergue La Cloche, que tiene también una zona de bebida, la música la ponen exageradamente alta, y al atardecer vienen algunos vecinos a pasar el resto del día y a ponerse "morados". Se come bien y barato.
Otro día fue para adentrarme en el Valle Tamberma (Koutamakou), en una visita guiada obligatoria -10.000cfa- mediante moto-taxi. Declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2004 están enclavadas bajo la cordillera Otakora, y la visión que se percibe inmediatamente es que son grupos de viviendas con un tipo único de arquitectura bien diferente a todas las que he visto en esta zona de África. Se llaman Tankietas, casas-fortalezas para la autodefensa bastante separadas unas de otras (o Tatas, llamadas así por los franceses), contruidas hace varios siglos por las comunidades tribales que emigraron para restablecerse en esta zona huyendo de las capturas esclavistas que realizaban los reyes dahomeyan -de Benin- ante la enorme demanda que hacían los portugueses. Hablan Lamba y pertenecen a la etnia Tumasi.
En realidad son una serie de torres cilíndricas con techos cónicos conectadas entre sí por medio de altos y finos muros con una sola puerta de entrada al recinto. En frente suelen encontrarse varios pequeños altares pertenecientes a sus ancestros que se encargan de cuidar el entorno (son ofrendados de vez en cuando, sobre todo cuando hay algún tipo de crisis). Como en otros poblados animistas, cuanto más grande sea el problema, más grande será el animal, al que cortan la cabeza derraman su sangre sobre el altar y despellejan para luego colgarlas en el interior, al igual que hacen con mandíbulas, cuernos y ciertos huesos.
Al interior se accede atravesando una especie de zaguán amplio donde normalmente se encuentra un cobertizo para aves de corral y algunas piezas de piedra para majar el cereal. Luego, una serie de habitáculos concretos: habitaciones para dormir, cocina para cuando llueve, baño, y una sala-escondite que no permite ver su interior y era utilizada como defensa desde donde lanzaban con arcos sus flechas envenenadas cuando los atacantes intentaban acceder al interior del complejo. Una serie de escalones que pasan por la cocina principal, llevan a la "azotea", construida con postes de madera y relleno de adobe y paja, y a otra serie de habitáculos para descansar, dormir, secar el cereal o guardar las cosechas. Estas últimas son las torres con tejado cónico de rafia donde guardan el millo y los granos de cereales que ahora mismo cultivan -de ahí que haya una amplia separación entre las viviendas-.
El único problema que tienen es que son muy vulnerables a los embates del tiempo y el clima, pues el barro es un material muy delicado y hay que estar pendiente de su deterioro. Hay muchas casas con sus muros o torres caídas por el paso del tiempo y la mala conservación. Algunas son de gente muy mayor.
Durante mucho tiempo han vivido alejados del resto y esto ha permitido que aún quede vestigios de sus antiguas costumbres inalteradas.
Una de las posibilidades que permite ser guiado es la facilidad para sacar fotos, incluso que monten un improvisado baile tradicional. Aunque no deja de ser turístico, algunos se lo toman con pasión bailando y cantando... pues esto les va a reportar un ingreso extra -la voluntad del visitante- a parte de lo que reciben supuestamente por el derecho de paso a esta zona -1.500cfa-.
La visita la realicé a tres poblados: Bassamba, publicitado por las revistas de viajes de las agencias de todo el mundo, Kukuyengo y Wartema. Fue en el segundo donde se realizó el baile, y a varios centenares de metros el jefe del poblado me enseñó el enorme Baobad donde se puede dormir en su interior pues está completamente hueco e incluso lo escaló, hasta la parte alta que se utilizaba en su momento como observatorio de defensa. Hay que ofrecer "la voluntad" que se deposita a la entrada, si se quiere acceder al interior del mismo. Una flipada!.
14 dic 2010
El País y su Gente (Ghana)
El nombre de Ghana fue tomado del antiguo y sofisticado imperio de Sudán que creció en el occidente de África entre los siglos IV y X a.C..
Se trata de un país bastante joven (tomó la independencia de los británicos en 1957) que guarda en sus territorios espectaculares bellezas naturales, a lo largo de sus costas y en las elevaciones del interior, con una población de alrededor de 25 millones de habitantes, de los cuales el 32% son cristianos, 30% musulmanes y 38% practicantes de cultos tradicionales africanos (animistas). Su arquitectura destaca por ser una rara mezcla de restos bien conservados de diversas edificaciones de la época colonial y núcleos africanos, en donde todavía conviven algunas poblaciones que preservan sus creencias tradicionales entre el cristianismo, el islam y algunas religiones animistas. En numerosos asentamientos tribales, a lo largo de todo el país, se practican las creencias religiosas ancestrales entre totems y tumbas sagradas.
Los pueblos artesanales son muy conocidos por su elaborada producción textil y prendas de variados colores y diseños (Kente), la vestimenta típica de los reyes de la región central que aún se continúa llevando para ocasiones especiales.
En casi todo el país no hay problema para entender a la gente en inglés, ya que es el idioma oficial del estado y enseñado en las escuelas desde 2002. Lo que anteriormente fueron dialectos ghanianos ahora están esponsorizados por el gobierno como: el Akuapen, Tiwi, Asante Twi, Ewe, Nzema, Mfante, Fanti, Ga... El Ga es también muy usado en áreas locales de Accra como James Town, La, Chorkor, Osu o Re.
Con la llegada del nuevo Cedi (de 10.000 Cedis se pasó a 1 Cedi) los precios han subido enormemente en casi todos los productos de primera necesidad. A menudo los precios se siguen escuchando en miles de Viejos Cedis, sobre todo en los mercados y poblados y hay que ser rápido a la hora de captarlo.
En mi opinión este es un país bastante seguro para viajar en el que no he encontrado problema alguno ni he estado en dificultades. A menudo aparecen improvisados guías, o gente que desinteresadamente casi me han llevado de la mano hasta el lugar que busco sin pedir nada a cambio. Caminar a oscuras por las calles de las ciudades me resulta bastante sencillo ya que siempre hay tiendas o mucha gente en las puertas de sus casas. Otras veces me han invitado a comer o a pasar a sus viviendas sin conocerles de nada.
Saliendo de la gran urbe y a tan solo media hora de transporte -o en bici- se puede llegar a visitar cantidad de comunidades, muchas de las cuales ni siquiera han visto a un blanco!. Coger un trotró y llegar, preguntar por el jefe del poblado para que conceda el permiso de visita (casi siempre envían a un muchacho para que haga de guía), y es hasta posible que en alguna casa se consiga alojamiento con algún familiar dispuesto a ello. O un profesor. O alguien del gobierno local. Coincidir con una boda o un entierro y ser invitado no es difícil, y es una gran suerte.
Hay una gran diferencia entre las guaguas (STC, MMB, VIP...) y los minibuses locales (trotrós): el tamaño.
Las STC son usualmente confortables, con aire acondicionado pero con asientos muy pequeños y que más o menos salen a la hora estipulada, aunque hay que pagar según el peso de la mochila -dan un justificante como en los aviones-, habrá que introducirla en sus amplios y limpios maleteros. Se pueden comprar los billetes del viaje un día antes y circulan día y noche.
La M.M.B. (Metro Mass), las naranjas, son grandes guaguas del gobierno, algo más baratas, están muy mal mantenidas, son sucias y no importa la cantidad de gente que puedan entrar siempre que a nadie le importe viajar de pie en los estrechísimos pasillos, y apretado. Se suelen romper muy a menudo a mitad de camino, o nada mas salir. Son calurosas, asientos no reclinables, muy pequeños y duros.
Los Trotrós rulan sólo durante el día y a cualquier hora pero sin horarios fijos. Hay que esperar a que se llene para que éste salga hacia su destino, que casi siempre está marcado en una tablilla sobre el salpicadero. El conductor y el acompañante son los encargados del negocio. El segundo se encarga de gritar por la ventanilla el destino. Bastan dos golpes en la chapa para que el chófer detenga el vehículo. Cabe de todo en el techo o sobre la vaca, desde cajas, sacos, mobiliario, motos... hasta cabras, bien amarradas. Incluso viajeros. Es como realmente tienen beneficios. Una vez vi la carrocería de un coche siendo transportado en el interior de una furgoneta!!.
Dependiendo del número de pasajeros saldrán o esperarán a que se llene del todo. Al principio parece muy desorganizado, pero con el tiempo es sencillo entenderlos. Los precios están fijados. A veces hay que comprar el billete en una mesa, otras se paga en el interior del vehículo. He tenido que pagar por mi mochila 1cd, otras no, pero no más que cualquier paisano.
Las estaciones normalmente son caóticas. Multitud de gente buscando su transporte a la vez que otros muchos intentando vender sus productos y otras haciendo larguísimas colas al final de la jornada esperando el coche correspondiente que lo lleve a su casa.
Los Taxis Compartidos son más versátiles, rápidos en llenarse y rápidos en circular, al mismo precio o quizás un poco más caro, pero vale la pena pues no se pasa tanto calor en el interior. Hay conductores que a veces parecen ser sordos, por lo alto que llevan el volumen de la música que a ellos sólo les gusta. O eso parece. Es asombrosa la indiferencia de la gente, que no protesta.
De entre todos, yo prefiero el trotró porque se encuentran en cualquier poblado y salen a los destinos mas perdidos.
Donde hayan paradas suelen verse muchos individuos, que generalmente son muy educados, buscándose la vida llevando a los pasajeros perdidos, al local despistado o al turista hacia el vehículo apropiado por unas monedas que luego exigen al chofer.
Como norma general casi todas las carreteras principales están en buen estado -a veces llena de socavones-, y no muy concurridas. Pero las que están dentro de las ciudades son un auténtico caos. El resto suelen hallarse muy congestionadas o mal cuidadas. Muchas carreteras secundarias son de tierra roja y se levanta gran polvareda al circular sobre ellas. Como resultado es la cantidad de gente que salen sucias del interior, al igual que las maletas o las mochilas, que en muchas ocasiones es necesario proteger con bolsas grandes de plástico.
Se trata de un país bastante joven (tomó la independencia de los británicos en 1957) que guarda en sus territorios espectaculares bellezas naturales, a lo largo de sus costas y en las elevaciones del interior, con una población de alrededor de 25 millones de habitantes, de los cuales el 32% son cristianos, 30% musulmanes y 38% practicantes de cultos tradicionales africanos (animistas). Su arquitectura destaca por ser una rara mezcla de restos bien conservados de diversas edificaciones de la época colonial y núcleos africanos, en donde todavía conviven algunas poblaciones que preservan sus creencias tradicionales entre el cristianismo, el islam y algunas religiones animistas. En numerosos asentamientos tribales, a lo largo de todo el país, se practican las creencias religiosas ancestrales entre totems y tumbas sagradas.
Los pueblos artesanales son muy conocidos por su elaborada producción textil y prendas de variados colores y diseños (Kente), la vestimenta típica de los reyes de la región central que aún se continúa llevando para ocasiones especiales.
En casi todo el país no hay problema para entender a la gente en inglés, ya que es el idioma oficial del estado y enseñado en las escuelas desde 2002. Lo que anteriormente fueron dialectos ghanianos ahora están esponsorizados por el gobierno como: el Akuapen, Tiwi, Asante Twi, Ewe, Nzema, Mfante, Fanti, Ga... El Ga es también muy usado en áreas locales de Accra como James Town, La, Chorkor, Osu o Re.
Con la llegada del nuevo Cedi (de 10.000 Cedis se pasó a 1 Cedi) los precios han subido enormemente en casi todos los productos de primera necesidad. A menudo los precios se siguen escuchando en miles de Viejos Cedis, sobre todo en los mercados y poblados y hay que ser rápido a la hora de captarlo.
En mi opinión este es un país bastante seguro para viajar en el que no he encontrado problema alguno ni he estado en dificultades. A menudo aparecen improvisados guías, o gente que desinteresadamente casi me han llevado de la mano hasta el lugar que busco sin pedir nada a cambio. Caminar a oscuras por las calles de las ciudades me resulta bastante sencillo ya que siempre hay tiendas o mucha gente en las puertas de sus casas. Otras veces me han invitado a comer o a pasar a sus viviendas sin conocerles de nada.
Saliendo de la gran urbe y a tan solo media hora de transporte -o en bici- se puede llegar a visitar cantidad de comunidades, muchas de las cuales ni siquiera han visto a un blanco!. Coger un trotró y llegar, preguntar por el jefe del poblado para que conceda el permiso de visita (casi siempre envían a un muchacho para que haga de guía), y es hasta posible que en alguna casa se consiga alojamiento con algún familiar dispuesto a ello. O un profesor. O alguien del gobierno local. Coincidir con una boda o un entierro y ser invitado no es difícil, y es una gran suerte.
Hay una gran diferencia entre las guaguas (STC, MMB, VIP...) y los minibuses locales (trotrós): el tamaño.
Las STC son usualmente confortables, con aire acondicionado pero con asientos muy pequeños y que más o menos salen a la hora estipulada, aunque hay que pagar según el peso de la mochila -dan un justificante como en los aviones-, habrá que introducirla en sus amplios y limpios maleteros. Se pueden comprar los billetes del viaje un día antes y circulan día y noche.
La M.M.B. (Metro Mass), las naranjas, son grandes guaguas del gobierno, algo más baratas, están muy mal mantenidas, son sucias y no importa la cantidad de gente que puedan entrar siempre que a nadie le importe viajar de pie en los estrechísimos pasillos, y apretado. Se suelen romper muy a menudo a mitad de camino, o nada mas salir. Son calurosas, asientos no reclinables, muy pequeños y duros.
Los Trotrós rulan sólo durante el día y a cualquier hora pero sin horarios fijos. Hay que esperar a que se llene para que éste salga hacia su destino, que casi siempre está marcado en una tablilla sobre el salpicadero. El conductor y el acompañante son los encargados del negocio. El segundo se encarga de gritar por la ventanilla el destino. Bastan dos golpes en la chapa para que el chófer detenga el vehículo. Cabe de todo en el techo o sobre la vaca, desde cajas, sacos, mobiliario, motos... hasta cabras, bien amarradas. Incluso viajeros. Es como realmente tienen beneficios. Una vez vi la carrocería de un coche siendo transportado en el interior de una furgoneta!!.
Dependiendo del número de pasajeros saldrán o esperarán a que se llene del todo. Al principio parece muy desorganizado, pero con el tiempo es sencillo entenderlos. Los precios están fijados. A veces hay que comprar el billete en una mesa, otras se paga en el interior del vehículo. He tenido que pagar por mi mochila 1cd, otras no, pero no más que cualquier paisano.
Las estaciones normalmente son caóticas. Multitud de gente buscando su transporte a la vez que otros muchos intentando vender sus productos y otras haciendo larguísimas colas al final de la jornada esperando el coche correspondiente que lo lleve a su casa.
Los Taxis Compartidos son más versátiles, rápidos en llenarse y rápidos en circular, al mismo precio o quizás un poco más caro, pero vale la pena pues no se pasa tanto calor en el interior. Hay conductores que a veces parecen ser sordos, por lo alto que llevan el volumen de la música que a ellos sólo les gusta. O eso parece. Es asombrosa la indiferencia de la gente, que no protesta.
De entre todos, yo prefiero el trotró porque se encuentran en cualquier poblado y salen a los destinos mas perdidos.
Donde hayan paradas suelen verse muchos individuos, que generalmente son muy educados, buscándose la vida llevando a los pasajeros perdidos, al local despistado o al turista hacia el vehículo apropiado por unas monedas que luego exigen al chofer.
Como norma general casi todas las carreteras principales están en buen estado -a veces llena de socavones-, y no muy concurridas. Pero las que están dentro de las ciudades son un auténtico caos. El resto suelen hallarse muy congestionadas o mal cuidadas. Muchas carreteras secundarias son de tierra roja y se levanta gran polvareda al circular sobre ellas. Como resultado es la cantidad de gente que salen sucias del interior, al igual que las maletas o las mochilas, que en muchas ocasiones es necesario proteger con bolsas grandes de plástico.
13 dic 2010
A poco de cruzar la frontera
A las 4 de la mañana, todos los días sale una guagua desde el Parque hasta Tamale (5h) a través de una carretera en un estado más que lamentable. La polvareda y los baches hacen que sea muy fatigoso el trayecto.
Una vez en Tamale subí a una furgoneta viejísima y destartalada que me iba a llevar hasta Salaga (3h) conocida por haber sido punto de encuentro en la ruta comercial de caravanas que venían desde Nigeria, Mali y Burkina Faso.
Durante el s.XIX comerciantes de todo el Norte se encontraban aquí para cambiar o vender sus mercancías. Muchos venían del mercado de Paga, al Norte de Ghana. En su momento llegaron a coincidir hasta siete mercados diferentes dedicados al trueque de productos locales, oro, sal, nueces de cacao, rebaños de animales, pólvora y armas, al igual que otros productos de Europa.
Su Mercado Central servía como importante punto comercial en el negocio de los esclavos capturados, que luego eran cambiados o vendidos a los comerciantes ashantis para ser más tarde vendidos nuevamente en Europa, o en las Costas africanas, donde los confinaban en sus correspondientes fortalezas para luego exportarlos en barcos a diferentes destinos.
Ahora sirve como estación de trotrós, aunque ya no queda nada de la época sino un antiguo almacén que servía para retener a los esclavos para luego ser vendidos en la plaza, a la sombra de un enorme Baobab, que ya no existe. Hace 20 años en su lugar plantaron otro y en él ahora se puede ver un sucio cartel de madera que dice: Bienvenido al Mercado de Esclavos de Salaga.
Antes de llegar al mercado eran reunidos en unas charcas artificiales donde los bañaban, alimentaban y embadurnaban con grasa vegetal para parecer más fuertes y hermosos.
Algunos vecinos aún tienen algunas piezas de la época en sus casas como viejos rifles, ganchos de metal, cadenas...
Una vez pasado varios días paseando por el pueblo, hablando con su gente e informándome un poco de todo esto, mi siguiente destino sería subir mucho más al norte. Y ya comienzo a notar que me van a faltar días para terminar la ruta que tenía pensada por Ghana pues quiero concluir cruzando la frontera con Togo por esta parte del país.
En vez de parar en Tamale, ya que no creo que tenga nada interesante que ofrecerme, he preferido continuar hasta Bolgatanga -todos le llaman Bolga- y realizar varias incursiones por los pueblos de los alrededores.
He llegado el día principal de mercado pero demasiado tarde como para ver su conocido movimiento y mercancías, ya que son famosos sus elaboradísimos trabajos en cuero, calderos tradicionales de barro cocido, coloridos sombreros de rafia y ropa tradicional de los Frafras (pueblos en el área del norte de Ghana y sur de Burkina Faso conocidos colectivamente como pueblos Gurunsi), que se elabora para el mercado local.
Varios lugares interesantes para visitar me ha traído hasta aquí: el pueblo de Siriguri que se encuentra a 3km en el que destaca una serie de viviendas tradicionales de adobe de estilo del Sahel, de techo plano y habitáculos circulares con cubiertas cónicas de rafia. Las mujeres, en grupo, se encargan de pintar las paredes con motivos geométricos abstractos y en algunos casos estilizadas figuras humanas o animales (la Vaca que simboliza la Salud; la Serpiente Pitón, que simboliza el Clan; y el Cococodrilo, que simboliza la Protección), donde cuentan historias sobre la vida y cultura de su gente. Se podría definir como expresiones de única identidad cultural.
Utilizan carbón vegetal machacado que mezclan con agua para conseguir el color negro (símbolo del Poder), y pinturas vegetales rojo (simboliza el Peligro) y blanco (que simboliza la Pureza).
Un patio central rodeado por una cocina, una capilla para los espíritus de los ancestros de la mujer de la casa, otras varias habitaciones, y separado por un pequeño muro los habitáculos de los animales de granja, también de forma redonda con tejado de rafia con un agujero inferior para la entrada y salida de los mimos. En la entrada, que no tiene puerta, se encuentra el santuario del jefe de familia donde se realizan también las ofrendas/sacrificios a sus espíritus familiares, desde una gallina hasta una vaca según fuere el problema que quisieran que los espíritus puedan liberarlos, y que supuestamente están rondando por la vivienda haciendo que el lugar sea tranquilo.
Son todos agricultores que cultivan Sorgo, Maíz, Cacahuetes, y tienen ganado como Vacas, Cabras y Aves de corral (Gallos y Pintadas o Gallinas de Guinea). Son muy conocidas sus cesterías y cerámicas.
A falta de coche, hay que trasladarse en trotró o taxi compartido por una carretera secundaria de tierra, que si no es día de mercado -cada tres días, y coincide con el de Bolga- se hace muy dificil encontrar transporte público.
A 35kms se encuentra el poblado de Navrongo, donde hay una catedral de adobe construida en 1920 bajo supervisión de un misionero canadiense, el Padre Oscar Morín, con unos hermosos pilares con escenas bíblicas adornadas con figuras geométricas. Se usaron aceites y pigmentos vegetales para pintarlos. En este pueblo son mayoría los cristianos ante los musulmanes y se enorgullecen por ello, clamando ser la cuna del cristianismo de toda Ghana.
Y como última visita, me volví a trasladar en taxi compartido hasta Paga, 12km más al N., frontera con Burkina Faso, en busca principalmente de la piscina natural donde habitan cocodrilos sagrados. O eso eran hace ciento de años, cuando se reverenciaban como vasallos de los espíritus ancestrales. Ahora, simplemente, estos reptiles sufren una presión turística por cuestión económica, evidentemente.
El Chief Pond se encuentra a mitad del pueblo, y en él hay cerca de 200 cocodrilos de varios tamaños. El más grande estaba en la orilla cuando llegué. Pagando 7cd da derecho a acercarse a él y tocarlo durante un rato, con la supervisión de los cuidadores. Y si se le quiere ver actuar... lanzándole un pollo vivo, hay que pagar 4cd más. Parece ser que no ataca, pero tampoco era cuestión de presionarle mucho!. El problema sucede cuando no hace caso del pollo y se dirige a mis piernas a la carrera..., pero ahí estaban los cuidadores para distraerlo... Ufff!!
Hay otra piscina un poco mas alejada donde viven otros cocodrilos también sagrados.
Como los lugares están algo separados decidí que me acompañara un vecino con moto -3cd- para hacer el recorrido mas ameno, pues se pueden alquilar bicicletas pero no tenía ganas de pedalear. Seguidamente nos dirigimos hasta el Palacio Pia, que es el auténtico ejemplo de vivienda familiar multitudinaria construida y pintada al estilo Saheliano (tradicional en adobe con techos planos para secar la cosecha o utilizar en días muy calurosos para dormir). Mas de 400 individuos, familiares todos, viven entre sus fortificados muros y laberínticos pasillos que forma el recinto con cantidad de casas de todos los tamaños. Aunque las últimas ya están tomando formas modernas. Todas con sus respectivos santuarios o altares para ofrendar a los espíritus de sus familiares fallecidos y al que sólo el jefe de familia puede tocar o acceder. Sus muros portan diferentes simbólicas figuras de animales como el cocodrilo zampándose un pollo.
Parece ser que es tabú casarse entre ellos.
Y para finalizar el recorrido, hay que llegar hasta el Campo de Esclavos Pikoro, muy activo entre 1840-1870. Es un amplio espacio rocoso cerrado, conocido en la época pasada por ser el más importante centro esclavista en ésta parte de país. Cautivos de guerras tribales de Burkina Faso y Ghana eran trasladados hasta éste lugar para ser vendidos a los comerciantes de Salaga. Al igual que sucedía en el Mercado de Salaga antes de ser vendidos eran bien alimentados y cuidados para que tuvieran buen aspecto.
Al noroeste del país, cerca de la ciudad de Tumu, desde 2008 una nueva atracción ha sido establecida en Kasana, una pequeña localidad de histórica importancia, donde el mercadeo de esclavos se efectuaba por los árabes antes de la llegada de los europeos. Un museo y un viejo sendero se han puesto a disposición de los interesados en la cultura real africana.
Hay donde hospedarse: Berlin Lodge, Hill Top hotel y otros hostales baratos.
Kasana es famosa también por su evocativa danza inspirada en los movimientos de algunas aves que habitan la zona y aún se sigue practicando.
Pues ya solo queda cruzar la frontera, y lo intentaré por el noreste, atravesando una zona catalogada "roja" por la policía ghanesa y Naciones Unidas, aunque últimamente parece ser que no ha habido problemas. Se trata de un lugar de cruce de refugiados togoleses, principalmente mujeres y niños, hacia campos temporales. Han sucedido episodios de violencia inter-étnicos con los diferentes grupos y clanes pero solamente en ciertos lugares aislados.
Una vez en Tamale subí a una furgoneta viejísima y destartalada que me iba a llevar hasta Salaga (3h) conocida por haber sido punto de encuentro en la ruta comercial de caravanas que venían desde Nigeria, Mali y Burkina Faso.
Durante el s.XIX comerciantes de todo el Norte se encontraban aquí para cambiar o vender sus mercancías. Muchos venían del mercado de Paga, al Norte de Ghana. En su momento llegaron a coincidir hasta siete mercados diferentes dedicados al trueque de productos locales, oro, sal, nueces de cacao, rebaños de animales, pólvora y armas, al igual que otros productos de Europa.
Su Mercado Central servía como importante punto comercial en el negocio de los esclavos capturados, que luego eran cambiados o vendidos a los comerciantes ashantis para ser más tarde vendidos nuevamente en Europa, o en las Costas africanas, donde los confinaban en sus correspondientes fortalezas para luego exportarlos en barcos a diferentes destinos.
Ahora sirve como estación de trotrós, aunque ya no queda nada de la época sino un antiguo almacén que servía para retener a los esclavos para luego ser vendidos en la plaza, a la sombra de un enorme Baobab, que ya no existe. Hace 20 años en su lugar plantaron otro y en él ahora se puede ver un sucio cartel de madera que dice: Bienvenido al Mercado de Esclavos de Salaga.
Antes de llegar al mercado eran reunidos en unas charcas artificiales donde los bañaban, alimentaban y embadurnaban con grasa vegetal para parecer más fuertes y hermosos.
Algunos vecinos aún tienen algunas piezas de la época en sus casas como viejos rifles, ganchos de metal, cadenas...
Una vez pasado varios días paseando por el pueblo, hablando con su gente e informándome un poco de todo esto, mi siguiente destino sería subir mucho más al norte. Y ya comienzo a notar que me van a faltar días para terminar la ruta que tenía pensada por Ghana pues quiero concluir cruzando la frontera con Togo por esta parte del país.
En vez de parar en Tamale, ya que no creo que tenga nada interesante que ofrecerme, he preferido continuar hasta Bolgatanga -todos le llaman Bolga- y realizar varias incursiones por los pueblos de los alrededores.
He llegado el día principal de mercado pero demasiado tarde como para ver su conocido movimiento y mercancías, ya que son famosos sus elaboradísimos trabajos en cuero, calderos tradicionales de barro cocido, coloridos sombreros de rafia y ropa tradicional de los Frafras (pueblos en el área del norte de Ghana y sur de Burkina Faso conocidos colectivamente como pueblos Gurunsi), que se elabora para el mercado local.
Varios lugares interesantes para visitar me ha traído hasta aquí: el pueblo de Siriguri que se encuentra a 3km en el que destaca una serie de viviendas tradicionales de adobe de estilo del Sahel, de techo plano y habitáculos circulares con cubiertas cónicas de rafia. Las mujeres, en grupo, se encargan de pintar las paredes con motivos geométricos abstractos y en algunos casos estilizadas figuras humanas o animales (la Vaca que simboliza la Salud; la Serpiente Pitón, que simboliza el Clan; y el Cococodrilo, que simboliza la Protección), donde cuentan historias sobre la vida y cultura de su gente. Se podría definir como expresiones de única identidad cultural.
Utilizan carbón vegetal machacado que mezclan con agua para conseguir el color negro (símbolo del Poder), y pinturas vegetales rojo (simboliza el Peligro) y blanco (que simboliza la Pureza).
Un patio central rodeado por una cocina, una capilla para los espíritus de los ancestros de la mujer de la casa, otras varias habitaciones, y separado por un pequeño muro los habitáculos de los animales de granja, también de forma redonda con tejado de rafia con un agujero inferior para la entrada y salida de los mimos. En la entrada, que no tiene puerta, se encuentra el santuario del jefe de familia donde se realizan también las ofrendas/sacrificios a sus espíritus familiares, desde una gallina hasta una vaca según fuere el problema que quisieran que los espíritus puedan liberarlos, y que supuestamente están rondando por la vivienda haciendo que el lugar sea tranquilo.
Son todos agricultores que cultivan Sorgo, Maíz, Cacahuetes, y tienen ganado como Vacas, Cabras y Aves de corral (Gallos y Pintadas o Gallinas de Guinea). Son muy conocidas sus cesterías y cerámicas.
A falta de coche, hay que trasladarse en trotró o taxi compartido por una carretera secundaria de tierra, que si no es día de mercado -cada tres días, y coincide con el de Bolga- se hace muy dificil encontrar transporte público.
A 35kms se encuentra el poblado de Navrongo, donde hay una catedral de adobe construida en 1920 bajo supervisión de un misionero canadiense, el Padre Oscar Morín, con unos hermosos pilares con escenas bíblicas adornadas con figuras geométricas. Se usaron aceites y pigmentos vegetales para pintarlos. En este pueblo son mayoría los cristianos ante los musulmanes y se enorgullecen por ello, clamando ser la cuna del cristianismo de toda Ghana.
Y como última visita, me volví a trasladar en taxi compartido hasta Paga, 12km más al N., frontera con Burkina Faso, en busca principalmente de la piscina natural donde habitan cocodrilos sagrados. O eso eran hace ciento de años, cuando se reverenciaban como vasallos de los espíritus ancestrales. Ahora, simplemente, estos reptiles sufren una presión turística por cuestión económica, evidentemente.
El Chief Pond se encuentra a mitad del pueblo, y en él hay cerca de 200 cocodrilos de varios tamaños. El más grande estaba en la orilla cuando llegué. Pagando 7cd da derecho a acercarse a él y tocarlo durante un rato, con la supervisión de los cuidadores. Y si se le quiere ver actuar... lanzándole un pollo vivo, hay que pagar 4cd más. Parece ser que no ataca, pero tampoco era cuestión de presionarle mucho!. El problema sucede cuando no hace caso del pollo y se dirige a mis piernas a la carrera..., pero ahí estaban los cuidadores para distraerlo... Ufff!!
Hay otra piscina un poco mas alejada donde viven otros cocodrilos también sagrados.
Como los lugares están algo separados decidí que me acompañara un vecino con moto -3cd- para hacer el recorrido mas ameno, pues se pueden alquilar bicicletas pero no tenía ganas de pedalear. Seguidamente nos dirigimos hasta el Palacio Pia, que es el auténtico ejemplo de vivienda familiar multitudinaria construida y pintada al estilo Saheliano (tradicional en adobe con techos planos para secar la cosecha o utilizar en días muy calurosos para dormir). Mas de 400 individuos, familiares todos, viven entre sus fortificados muros y laberínticos pasillos que forma el recinto con cantidad de casas de todos los tamaños. Aunque las últimas ya están tomando formas modernas. Todas con sus respectivos santuarios o altares para ofrendar a los espíritus de sus familiares fallecidos y al que sólo el jefe de familia puede tocar o acceder. Sus muros portan diferentes simbólicas figuras de animales como el cocodrilo zampándose un pollo.
Parece ser que es tabú casarse entre ellos.
Y para finalizar el recorrido, hay que llegar hasta el Campo de Esclavos Pikoro, muy activo entre 1840-1870. Es un amplio espacio rocoso cerrado, conocido en la época pasada por ser el más importante centro esclavista en ésta parte de país. Cautivos de guerras tribales de Burkina Faso y Ghana eran trasladados hasta éste lugar para ser vendidos a los comerciantes de Salaga. Al igual que sucedía en el Mercado de Salaga antes de ser vendidos eran bien alimentados y cuidados para que tuvieran buen aspecto.
Al noroeste del país, cerca de la ciudad de Tumu, desde 2008 una nueva atracción ha sido establecida en Kasana, una pequeña localidad de histórica importancia, donde el mercadeo de esclavos se efectuaba por los árabes antes de la llegada de los europeos. Un museo y un viejo sendero se han puesto a disposición de los interesados en la cultura real africana.
Hay donde hospedarse: Berlin Lodge, Hill Top hotel y otros hostales baratos.
Kasana es famosa también por su evocativa danza inspirada en los movimientos de algunas aves que habitan la zona y aún se sigue practicando.
Pues ya solo queda cruzar la frontera, y lo intentaré por el noreste, atravesando una zona catalogada "roja" por la policía ghanesa y Naciones Unidas, aunque últimamente parece ser que no ha habido problemas. Se trata de un lugar de cruce de refugiados togoleses, principalmente mujeres y niños, hacia campos temporales. Han sucedido episodios de violencia inter-étnicos con los diferentes grupos y clanes pero solamente en ciertos lugares aislados.
10 dic 2010
El Parque Nacional
Y por fin llegó el día de arribar al lugar que más interés tenía en este viaje: el Parque Nacional Mole.
A la mañana siguiente Al Hassan me llevó en su moto hasta la entrada del Parque, donde tuve que pagar 10cd para acceder (no coló esta vez el carnet de la biblioteca para obtener un 50% de descuento por estudiante). Se dice que en este Parque uno no va en busca de la vida salvaje, es ella la que viene hasta uno mismo. Y cierto es, pues mucho de los animales en cualquier momento suelen llegar hasta la misma pisicina del Motel. Los monos baboones saltan sobre las mesas del restaurante y aprovechan cualquier descuido para robar lo que se puedan comer. Son auténticos especialistas abriendo bolsos!! Los jabalíes salvajes merodean por los chalets en busca de alimentos.
Aunque la concentración de animales no es grande si se compara con Serengueti, contiene una reserva de animales salvajes bastante aceptable por el precio que se paga. Ésta incluye varias familias de elefantes, jabalíes, algunas especies de antílopes (rallados, moteados..), de primates (babonnes y grises), cocodrilos del Nilo...
El Motel dispone de una amplia variedad de alojamiento: desde dormitorios masculinos o femeninos con varias literas (12cd) hasta espaciosos chalets de 2 y 3 camas (>45cd) con sus correspondientes balcones hacia la Sabana pues se encuentra enclavado en lo alto de un montículo con estupendas vistas hacia dos lagos artificiales donde los animales van a bañarse o beber cuando hay carencia de lluvias, y de agua en otras partes. Desde el mirador es el lugar idóneo para verlos en plena acción. Junto a su maravillosa piscina se encuentra el restaurante donde la comida es hecha con buen gusto y hay que pedirla anticipadamente ya que se realiza por encargo.
Todas las mañanas (6:30) y atardeceres (16:30) se realizan caminatas a través de la Sabana en busca del premio: observar muy de cerca a los elefantes. Se pasa también por espesas arboledas y algunas zonas donde algunos charcos sirven de avituallamiento a los animales. Incluso se realizan en 4x4.
Igualmente los amantes de las aves, aquí podrá encontrarse en un paraíso por su amplia selección de especies.
Lo encantador de Mole es que no es tan comercial como en otros parque del E. de África y el precio es solamente una fracción de lo que se paga en los demás, y al ser éste un negocio del gobierno, no tienen competencia, siendo el único motel que existe en el interior del parque.
Tres días fueron suficientes para disfrutar del entorno.
La primera mañana me levanté temprano y me senté en una de las sillas que hay en el mirador, prismáticos en mano, al acecho de cómo se realiza la vida allá abajo en la laguna. Aunque no aparecieron elefantes (que lastima!) si vería movimiento de muchos otros animales.
A las 6:30 me dirigí al Turist Center para realizar la primera caminata. Éramos 12 por lo que nos dividieron en dos grupos con su correspondiente ranger portando su escopeta (antielefante!) cargada por si surgía algún problema. Mi grupo, de 7, partimos con muchas ganas de ver acción. Y no tardamos en encontrarla. Sobre la marcha fueron apareciendo ante nuestros pasos: antílopes moteados y rallados, color castaño, de agua, jabalíes salvajes, cantidad de aves de muchos colores... pero ningún elefante. Durante dos horas y media pateamos la zona de éste ecosistema en miniatura, y he de reconocer que jamás me había producido tanta emoción el querer encontrarme con una buena moñiga de caca fresca. Señal inequívoca que ha pasado algún elefante.
Pero al final regresamos al recinto algo apenados donde aprovechamos para desayunar, tomar el sol y bañarnos en la piscina.
Mi grupo lo componía 3 enfermeras cooperantes holandesas y 3 alemanes que trabajan en Acra, y éstos últimos se habían traído una ranchera para realizar alguna incursión al interior de la Sabana. Por la tarde, desplazamos al poblado Mognori para realizar un safari en canoa por el río. Aunque fue solamente un paseo, pues poca agua llevaba y poca acción encontramos, lo interesante del Tour fue visitar el poblado. Nos invitaron a entrar en varias casas y nos mostraron su medio de vida en la zona. Al anochecer volveríamos para verlos bailar y cantar al ritmo de tambores alrededor de un fuego. No dejó de ser un acto turístico más. Le pagamos una cantidad de dinero que nos pidieron como "voluntaria".
El siguiente día igualmente con un guía armado nos adentramos en busca de mas actividad con la ranchera. Pero tampoco vimos nada diferente que no viéramos el día anterior.
Como ha estado lloviendo últimamente no se han secado aún las charcas del interior que utilizan los animales, por lo que muchos de momento no se acercan a ésta zona. Y como éstas son lagunas creadas por el personal del Parque Nacional como atracción turística, sólo lo hacen cuando verdaderamente falta agua en otras partes.
Lo único desagradable que nos sucedió fue el hecho de que nos envolviera un enorme enjambre de moscas tse-tse, que afortunadamente aquí no son peligrosas. Intentando quitárnolas de encima, por más que acelerábamos, nos seguían a gran velocidad de vuelo, las muy jodías. Al siguiente día me he encontrado con varias heridas en los dos parpados y el cuello producidas probablemente por ellas.
A la mañana siguiente Al Hassan me llevó en su moto hasta la entrada del Parque, donde tuve que pagar 10cd para acceder (no coló esta vez el carnet de la biblioteca para obtener un 50% de descuento por estudiante). Se dice que en este Parque uno no va en busca de la vida salvaje, es ella la que viene hasta uno mismo. Y cierto es, pues mucho de los animales en cualquier momento suelen llegar hasta la misma pisicina del Motel. Los monos baboones saltan sobre las mesas del restaurante y aprovechan cualquier descuido para robar lo que se puedan comer. Son auténticos especialistas abriendo bolsos!! Los jabalíes salvajes merodean por los chalets en busca de alimentos.
Aunque la concentración de animales no es grande si se compara con Serengueti, contiene una reserva de animales salvajes bastante aceptable por el precio que se paga. Ésta incluye varias familias de elefantes, jabalíes, algunas especies de antílopes (rallados, moteados..), de primates (babonnes y grises), cocodrilos del Nilo...
El Motel dispone de una amplia variedad de alojamiento: desde dormitorios masculinos o femeninos con varias literas (12cd) hasta espaciosos chalets de 2 y 3 camas (>45cd) con sus correspondientes balcones hacia la Sabana pues se encuentra enclavado en lo alto de un montículo con estupendas vistas hacia dos lagos artificiales donde los animales van a bañarse o beber cuando hay carencia de lluvias, y de agua en otras partes. Desde el mirador es el lugar idóneo para verlos en plena acción. Junto a su maravillosa piscina se encuentra el restaurante donde la comida es hecha con buen gusto y hay que pedirla anticipadamente ya que se realiza por encargo.
Todas las mañanas (6:30) y atardeceres (16:30) se realizan caminatas a través de la Sabana en busca del premio: observar muy de cerca a los elefantes. Se pasa también por espesas arboledas y algunas zonas donde algunos charcos sirven de avituallamiento a los animales. Incluso se realizan en 4x4.
Igualmente los amantes de las aves, aquí podrá encontrarse en un paraíso por su amplia selección de especies.
Lo encantador de Mole es que no es tan comercial como en otros parque del E. de África y el precio es solamente una fracción de lo que se paga en los demás, y al ser éste un negocio del gobierno, no tienen competencia, siendo el único motel que existe en el interior del parque.
Tres días fueron suficientes para disfrutar del entorno.
La primera mañana me levanté temprano y me senté en una de las sillas que hay en el mirador, prismáticos en mano, al acecho de cómo se realiza la vida allá abajo en la laguna. Aunque no aparecieron elefantes (que lastima!) si vería movimiento de muchos otros animales.
A las 6:30 me dirigí al Turist Center para realizar la primera caminata. Éramos 12 por lo que nos dividieron en dos grupos con su correspondiente ranger portando su escopeta (antielefante!) cargada por si surgía algún problema. Mi grupo, de 7, partimos con muchas ganas de ver acción. Y no tardamos en encontrarla. Sobre la marcha fueron apareciendo ante nuestros pasos: antílopes moteados y rallados, color castaño, de agua, jabalíes salvajes, cantidad de aves de muchos colores... pero ningún elefante. Durante dos horas y media pateamos la zona de éste ecosistema en miniatura, y he de reconocer que jamás me había producido tanta emoción el querer encontrarme con una buena moñiga de caca fresca. Señal inequívoca que ha pasado algún elefante.
Pero al final regresamos al recinto algo apenados donde aprovechamos para desayunar, tomar el sol y bañarnos en la piscina.
Mi grupo lo componía 3 enfermeras cooperantes holandesas y 3 alemanes que trabajan en Acra, y éstos últimos se habían traído una ranchera para realizar alguna incursión al interior de la Sabana. Por la tarde, desplazamos al poblado Mognori para realizar un safari en canoa por el río. Aunque fue solamente un paseo, pues poca agua llevaba y poca acción encontramos, lo interesante del Tour fue visitar el poblado. Nos invitaron a entrar en varias casas y nos mostraron su medio de vida en la zona. Al anochecer volveríamos para verlos bailar y cantar al ritmo de tambores alrededor de un fuego. No dejó de ser un acto turístico más. Le pagamos una cantidad de dinero que nos pidieron como "voluntaria".
El siguiente día igualmente con un guía armado nos adentramos en busca de mas actividad con la ranchera. Pero tampoco vimos nada diferente que no viéramos el día anterior.
Como ha estado lloviendo últimamente no se han secado aún las charcas del interior que utilizan los animales, por lo que muchos de momento no se acercan a ésta zona. Y como éstas son lagunas creadas por el personal del Parque Nacional como atracción turística, sólo lo hacen cuando verdaderamente falta agua en otras partes.
Lo único desagradable que nos sucedió fue el hecho de que nos envolviera un enorme enjambre de moscas tse-tse, que afortunadamente aquí no son peligrosas. Intentando quitárnolas de encima, por más que acelerábamos, nos seguían a gran velocidad de vuelo, las muy jodías. Al siguiente día me he encontrado con varias heridas en los dos parpados y el cuello producidas probablemente por ellas.
2 dic 2010
Las Mezquitas de Adobe
He querido hacer una "parada técnica'' nuevamente en Kumasi para poder ordenar mi documentación de viaje y mis próximos destinos. Aprovechando que hay un Cyber que tiene aire acondicionado, me relajo "tecleando" a medio día, en él, para evitar el fortísimo calor de la calle.Y decididamente salgo al siguiente día hacia en Norte.
Para no hacerlo muy tedioso, he realizado unas visitas aprovechando que hay varios pueblos con algunas cosillas interesantes que ver. Así que, la primera parada que me propuse casi obligatoria ha sido quedarme un día en Techiman para comer en su muy conocido dinner-market, aunque nada que ver con aquellos de Kuta, Chang Mai, Kota Bharu o Marrakech famosos por sus innumerables puestos culinarios.
Durante el día la ajetreada estación de trotrós, bus y taxis situada en el mercado, en medio de cantidad de puestos de comida y bebida, es un continuo movimiento de gente y vehículos de todo tipo que viajan hasta los lugares mas apartados de esta zona del país. Y por la noche, multitud de puestos ambulantes se incorporan diseminados por toda la larga calle principal. Destacan las barbacoas de pescado con muy buena pinta y olores, Ñame frito cortado a trozos, Arroz frito, Jollof, Pinchitos de Pollo... y salsas de varios tipos.
Ya se comienzan a ver multitud de mezquitas y oír los continuas llamadas -"5"- a la oración a través de sus megafonías. Aquí más del 90% de la población es musulmana.
A la 7 de la manana salía en la guagua naranja de M.M.S. hacia Bole, la siguiente parada también obligada para conocer su longeva mezquita de adobe reforzada con estacas de madera atravesada, "escondida" entre la cantidad de casitas también de barro y hierbajos. Aunque es muy pequeña, detrás han construido una mucho más grande, que es absolutamente una maravilla. Es la segunda más antigua del país. Ofreciendo una pequeña donación se puede acceder al interior. Es realmente pequeña!, apenas caben 30 personas orando. Sus anchísimas columnas soportan un tejado plano en la que se puede subir mediante una estrecha escalinata. Desde arriba se puede observar el patio interior de las viviendas de adobe que la rodean y cómo se desarrolla la vida en ella. En casi todas hay mujeres bateando el cuenco de madera para hacer fufú.
Desde Bole es muy sencillo moverse por el N. del país hasta Wa y su santuario de hipopótamos o girar hacia el E. dirección Tamale.
Tomando esta ruta se llega a Larabanga, un pequeño poblado rural que es conocido por tener la mezquita de adobe más antigua del país. Al igual que Bole, aunque es algo más grande, está abierta para la oración, pero si no se es musulmán no se permite la entrada. Hay que pagar 2cd al Imán. Estos días están realizando reparaciones en el exterior (con el dinero que recaudan).
He querido hacer noche en este poblado para disfrutar de la casa en la que me he quedado. Pertenece a Al Hassan Salia, que junto con su hermano, están haciendo lo imposible por traer mas inversión por parte del gobierno regional a esta zona. No disponen de agua corriente y todo el pueblo lo ha de ir a buscar al río o a un depósito que tienen instalado en las afueras. Todas las mañanas se ve a mujeres y niñas cargando sobre sus cabezas enormes palanganas llenas de agua con extraordinario equilibrio.
Su casa, tradicional, hecha en barro y techo de estacas, como la mezquita y casi todo el poblado, tiene 5 habitaciones y 3 de ellas las alquila -6cd-. Hace de guía a la mezquita sin cobrar, y tiene una moto que utiliza también para traslados al Parque Nacional.
En las afueras del poblado dicen que hay una piedra mágica que en su momento se movía de lugar. La gente se dirige a ella para pedir favores en busca de solución a sus problemas. Como es razonable, me ha parecido una tontería y he decidido no visitarla (encima hay que pagar a un vecino para que muestre el lugar exacto).
He estado pasando la tarde con los muchachos del poblado, afamados por ser unos agobiantes guías que se ofrecen a los "obrunis" para sacar dinero como fuere por cualquier cosa (guía en el pueblo o el Parque, conseguir bebidas, comida, hierba que fumar...). Al quedarme en casa de Al Hassan no me han incordiado en absoluto, pero sí que he visto que son realmente unos pesados busca-vidas, pues éste es un lugar sólo de paso de los viajeros que se dirigen al Parque Nacional de Mole, y sólo se quedan unas horas para visitar la mezquita. Cuando llega el bus de Tamale, que siempre trae algún extranjero, se lanzan como locos en busca de su presa. La mayoría visten bien en comparación con el resto del pueblo. Y todos llevan móviles. Algunos, incluso, ceden alguna habitación de sus casas y de esa manera conseguir también hacer negocio, tanto mostrando algunas casas tradicionales vecinas como comiendo con sus familias.
Para no hacerlo muy tedioso, he realizado unas visitas aprovechando que hay varios pueblos con algunas cosillas interesantes que ver. Así que, la primera parada que me propuse casi obligatoria ha sido quedarme un día en Techiman para comer en su muy conocido dinner-market, aunque nada que ver con aquellos de Kuta, Chang Mai, Kota Bharu o Marrakech famosos por sus innumerables puestos culinarios.
Durante el día la ajetreada estación de trotrós, bus y taxis situada en el mercado, en medio de cantidad de puestos de comida y bebida, es un continuo movimiento de gente y vehículos de todo tipo que viajan hasta los lugares mas apartados de esta zona del país. Y por la noche, multitud de puestos ambulantes se incorporan diseminados por toda la larga calle principal. Destacan las barbacoas de pescado con muy buena pinta y olores, Ñame frito cortado a trozos, Arroz frito, Jollof, Pinchitos de Pollo... y salsas de varios tipos.
Ya se comienzan a ver multitud de mezquitas y oír los continuas llamadas -"5"- a la oración a través de sus megafonías. Aquí más del 90% de la población es musulmana.
A la 7 de la manana salía en la guagua naranja de M.M.S. hacia Bole, la siguiente parada también obligada para conocer su longeva mezquita de adobe reforzada con estacas de madera atravesada, "escondida" entre la cantidad de casitas también de barro y hierbajos. Aunque es muy pequeña, detrás han construido una mucho más grande, que es absolutamente una maravilla. Es la segunda más antigua del país. Ofreciendo una pequeña donación se puede acceder al interior. Es realmente pequeña!, apenas caben 30 personas orando. Sus anchísimas columnas soportan un tejado plano en la que se puede subir mediante una estrecha escalinata. Desde arriba se puede observar el patio interior de las viviendas de adobe que la rodean y cómo se desarrolla la vida en ella. En casi todas hay mujeres bateando el cuenco de madera para hacer fufú.
Desde Bole es muy sencillo moverse por el N. del país hasta Wa y su santuario de hipopótamos o girar hacia el E. dirección Tamale.
Tomando esta ruta se llega a Larabanga, un pequeño poblado rural que es conocido por tener la mezquita de adobe más antigua del país. Al igual que Bole, aunque es algo más grande, está abierta para la oración, pero si no se es musulmán no se permite la entrada. Hay que pagar 2cd al Imán. Estos días están realizando reparaciones en el exterior (con el dinero que recaudan).
He querido hacer noche en este poblado para disfrutar de la casa en la que me he quedado. Pertenece a Al Hassan Salia, que junto con su hermano, están haciendo lo imposible por traer mas inversión por parte del gobierno regional a esta zona. No disponen de agua corriente y todo el pueblo lo ha de ir a buscar al río o a un depósito que tienen instalado en las afueras. Todas las mañanas se ve a mujeres y niñas cargando sobre sus cabezas enormes palanganas llenas de agua con extraordinario equilibrio.
Su casa, tradicional, hecha en barro y techo de estacas, como la mezquita y casi todo el poblado, tiene 5 habitaciones y 3 de ellas las alquila -6cd-. Hace de guía a la mezquita sin cobrar, y tiene una moto que utiliza también para traslados al Parque Nacional.
En las afueras del poblado dicen que hay una piedra mágica que en su momento se movía de lugar. La gente se dirige a ella para pedir favores en busca de solución a sus problemas. Como es razonable, me ha parecido una tontería y he decidido no visitarla (encima hay que pagar a un vecino para que muestre el lugar exacto).
He estado pasando la tarde con los muchachos del poblado, afamados por ser unos agobiantes guías que se ofrecen a los "obrunis" para sacar dinero como fuere por cualquier cosa (guía en el pueblo o el Parque, conseguir bebidas, comida, hierba que fumar...). Al quedarme en casa de Al Hassan no me han incordiado en absoluto, pero sí que he visto que son realmente unos pesados busca-vidas, pues éste es un lugar sólo de paso de los viajeros que se dirigen al Parque Nacional de Mole, y sólo se quedan unas horas para visitar la mezquita. Cuando llega el bus de Tamale, que siempre trae algún extranjero, se lanzan como locos en busca de su presa. La mayoría visten bien en comparación con el resto del pueblo. Y todos llevan móviles. Algunos, incluso, ceden alguna habitación de sus casas y de esa manera conseguir también hacer negocio, tanto mostrando algunas casas tradicionales vecinas como comiendo con sus familias.
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