Me habían hablado de la existencia de una peculiar montaña sagrada para los cristianos (Abesua Prayer Mountain) situada en el valle de la región Ashanti . Que mala suerte, ya había estado en esa zona hace una semana. Pero como mi próximo destino va a ser el norte del país, lo puedo coger de paso evitando de esta manera volver a Kumasi.
Una alternativa a la carretera que bordea el Lago Volta es cruzarlo de Este a Oeste, así que a las 7 de la mañana, tras despedirme de mis amigos del pueblo subí a uno de los varios trotrós que llegaba al poblado para llevar a los paisanos al mercado de Kpando (otro pequeño poblado a orillas del Lago Volta donde diversas embarcaciones durante todo el día parten a infinidad de lugares), por una de las carreteras que van hacia esa zona.
Aunque se veía gente trabajando en las carreteras para mejorarlas, realmente son polvorientos caminos llenos de baches y en muy malas condiciones. Hicimos multitud de paradas para recoger todo tipo de productos de las granjas colindantes y algunos aldeanos. Desde la estación, que no es otra cosa que una explanada rodeada de puestitos, varias filas de taxis y trotrós esperaban su turno para salir. Como siempre, hay que esperar hasta que todos los asientos estén ocupados. Y de suerte que en varios minutos se llenó. Atrás éramos 4 y en la delantera 2, mas el conductor. Nos dejaría en la estación del mercado, que como en muchos sitios sirve para ambos, a poca distancia del puerto de embarque.
A las 13:30 sale la segunda embarcación del día, dirección oeste, hacia las Llanuras Afram, donde se encuentra el muelle de Agordeke. Ésta es una gran patera de más de 50 plazas impulsada por dos vetustos motores fuera-borda que hacía aguas por todos los lados, aún más por el fondo. Cada 15 segundos un cubo lleno de agua era devuelto al lago. Por momentos sentía el peligro que estábamos corriendo a cada golpe que la barca daba en el agua. Y mirando a mi alrededor, recordaba como podría ser exactamente el trayecto de cualquiera de esos inmigrantes que llegan en patera a nuestras costas, todos juntos y a pleno solajero. Sobrecogedor. 90 minutos de travesía ante unas espectaculares vistas.
Al quedarse aislada tras la creación del lago, ésta es la zona menos desarrollada del país pero de una exuberante belleza paisajística, y con unas carreteras en muy malas condiciones. Tuvimos que descalzarnos y bajar al agua ya que no hay fondo suficiente para varar. Al otro lado varios trotrós y taxis compartidos esperaban a los viajeros para llevarlos a sus diferentes destinos.
Desde allí me trasladaría al pequeño pueblo Donkorkron para hacer noche en el hostal más barato de los que he estado, el St. Michel Guest House, en una parte muy tranquila, y que tiene habitaciones por 6C (3e), situado a 200mt del mercado y que estaba prácticamente vacío pues no correspondía a su día grande (miércoles y jueves los días de más actividad). Comer ahí es también baratísimo. La gente de esta zona es muy amable y todos querían charlar conmigo, otros me miraban extrañados, ya que no es normal ver a un "obruni" por esta parte del país.
A la siguiente mañana volvía a salir en taxi compartido dirección oeste, al muelle de Ekey. Una enorme fila de camiones cargados a reventar junto con varias "guaguas naranjas" de MMB direccion Nkawkaw esperaban también la salida. Ya había visto una aparcada en el pueblo el día anterior pero preferí hacer la ruta en taxi compartido por ser una forma de transporte rápida, limpia y segura.
Ahora hay que cruzar el lago en una plataforma, acondicionada para personas y transportes, y llegar al embarcadero de Adowso, la otra orilla, bajo la meseta Dkwahu. Desde allí conectaría con Nkawkaw nuevamente en taxi compartido y luego en trotró hasta Effiduase, el pueblo que me va a servir de base para visitar la Montaña Sagrada y de paso un Obosonfie animista en el poblado Bodwease que no pude ver la anterior vez.
Abesua Prayer Mountain se encuentra enclavada entre los Acantilados de Atwie y es visitada por gente cristiana de todo el país pues creen que ésta posee la capacidad de satisfacer todas las peticiones y deseos. Es uno de esos altos picos que aunque no cuesta mucho esfuerzo subir, hay que hacerlo muy temprano pues el calor en días soleados es muy agobiante y puede ser una auténtica "penitencia". Pero más aún impresionaba ver a mujeres y niños -algunos descalzos, con una chancla, o ambas rotas- que subían y bajaban varias veces cargando sobre sus cabezas palanganas llenas de verduras, pescado, cantidad de bolsas de agua de medio litro o ristras de plátanos ordenadamente distribuidos. Y yo quejándome que la botella de medio litro de agua que llevaba en el bolsillo del pantalón me estaba molestando al caminar!.
Dispone de una series de explanadas naturales de granito donde varias congregaciones religiosas han plantado sus iglesias y diversos habitáculos. Cientos de personas se quedan durante varios días, semanas y hasta meses durmiendo, incluso a la intemperie, sobre colchonetas de gomaespuma, en casetas o en los habitáculos instalados para dar culto y rezar. Hay también casas de campo con sus duchas, baños, salas de reuniones de asambleas para muchísima gente, y cocina comunal. También varios puestos de ventas de bebidas, frutas, libros y chucherías.
En el Campamento se respira un aire de inmensa tranquilidad cuando los pastores no están dando la charla. Pero en su "día" es cuando más ruido (por los desmesurados gritos que dan) se produce en su zona.
La primera iglesia en instalar su campo fue la Metodista, en 1963, que sigue los pasos del pastor anglicano John Wesley, situada en el borde mas agraciado de la montaña (Camp 3), pues posee unas imponentes vistas sobre el risco y el exuberante bosque ya que al ser zona sagrada lo han respetado mayoritariamente.
Cuando entraba a este Campamento los gritos que salían de la iglesia me llamaron mucho la atención. Me acerqué para observar en su interior completamente abarrotado de fieles. Pero no me sentí en total libertad, pues había varias personas a la entrada que me miraron raro. Con disimulo, hice como que estaba cansado e intentaba coger resuello de la subida, pero rápidamente se me acercó una señora y me dijo que no podía entrar ya que habían comenzado hacía rato. Era una miembro de la comunidad que en esos momentos se encontraba en el exterior de la iglesia y se extrañó por mi llegada ya que no lo había hecho para rezar sino como excursión. En ese momento se encontraban varios centenares de creyentes dentro siguiendo los gritos del predicador que hablaba sobre pasajes de la Biblia. Era día de oración que corresponde según el día de la semana con un horario de 7 a 10:30 y de 17 a 21. En el exterior varias familias dormían o descansaban sobre las colchonetas después de ajetreadas horas de culto.
La susodicha me enseñó los alrededores: habitaciones, cocina, duchas, depósitos de agua..., y estuvimos charlando, siempre a cierta distancia de la iglesia, un buen rato sobre religión. En vista de que no podía acceder al interior de la iglesia, me despedí de ella ya que quería seguir visitando el resto de los campamentos. Y es que le comenté que yo no tengo necesidad de pedir nada, pues lo que deseo lo intento conseguir yo mismo sin ayuda externa: que realmente es lo que estoy haciendo durante todo este viaje.
Mientras volvía por el sendero en el que vine comenzaron a cantar ásperamente pero al poco comenzó a sonar tambores y repetitivos coléricos gritos que daban señal de estar entrando en trance colectivo (?).
Siguiendo otros senderos, que están marcados con señales, a través del espeso bosque se llega al resto de los campos. Con todos los que me iba encontrando respetuosamente respondían a mis saludos, o ellos mismo lo hacían, aún no hablando inglés, como la mayoría.
El siguiente fue el Campo 5 en el lado contrario. Aquí tuve que presentarme al chief, pues parece ser que no se puede acceder tan relajadamente. Igualmente me enseñó las instalaciones. Eran viejos habitáculos de madera, de una y dos plantas, y una amplia iglesia (Adventista), algo mal cuidadas pero quizás con más encanto. Había muy poca gente, ya que no le correspondía el día de oración.
Y me atendió, pienso que, de una manera poco amistosa pues no le gusto que no viniera a la montaña a implorar deseos. La misma historia de antes. Tan sólo estuve poco tiempo, lo justo para observarlo y retirarme del lugar.
Tras varias horas de paseos a través de los distintos senderos del bosque donde el sonido de los pájaros e insectos es encantador, y en vista que todo más o menos son parecidos, pasé de visitar los demás campos. Ya me había hecho una idea de lo que había.
De vuelta, pase por el santuario animista (Obosonfie) que se encuentra en el poblado Bodwease. Obosom es el nombre de la deidad menor que media entre los mortales y Nyame (dios) y fie significa casa. El Obosom ocupa un sitio permanente en el templo y el Okomfo (sacerdote del fetiche) lo implora para tomar decisiones importantes en algunas ocasiones.
Destaca de las demás casas al estar junto al Palacio del "Chief" y por ser de una antigüedad de más de 150 años -parte está ya destruída, otra ha sido restaurada-.
Al llegar me enviaron a presentarme ante el Chief (Jefe) y tras el ritual de bienvenida hay que ofrecerle una botella de Schnapps (o 7cd, que es su equivalente) pero le dije que era estudiante y no disponía del dinero para eso, por lo que sólo me cobraron los 10cd obligatorio por el derecho de visita. Tras hacerme algunas preguntas personales dio orden a un paisano que me enseñara el complejo. Me sigue funcionando el decir que soy estudiante, y en otras situaciones, incluso, mostrando mi carnet de la Biblioteca Pública que me traje y que da el pegue de ser el documento acreditativo "de donde estoy estudiando!!".
Con una arquitectura que impresiona más comparado con el resto que he visitado, se puede ver una extraordinaria colección de fetiches y otros cachivaches usados por el sacerdote (que hace años que falleció) para las ceremonias: mandíbulas de las cabras que fueron ofrendadas en su momento, abalorios de varios tamaños, una muñeca de arcilla que auspicia la fertilidad, huesos de animales, algunos caparazones de tortugas, calabazas, botellas de Schnapps ofrecidas en ceremonias...
El Palacio, de mas de 100 años, tiene a la entrada 4 sillas de recepción de cuero, varios taburetes (stool) de madera, y dispone de 12 habitaciones, dando las más importantes al patio central. Entre ellas la del recogimiento, donde el jefe descansa (la abrió él mismo), y hay más fetiches: abalorios, huesos y cráneos de animales, calabazas que sirven de cuenco, pieles de rata y otros animales pequeños, penachos de pelos de animal...
A la salida, un grupo de mayores que jugaban al parchís me llamaron para charlar mientras esperaba transporte de vuelta al hotel. Éste se encuentra en un apartado camino a 500m de la calle principal de Effiduase (Zanamat Hotel) a través de una polvorienta carretera que están reparando y que cuando pasa un coche todo se vuelve irrespirable. Por 15C estoy apartado de todo ruido y polvareda.
Para comer me dirijo al parking del mercado donde se encuentran varios puestos y que, como en casi todos los lugares, no destaca por variedad. Casi todos tienen los mismo: Arroz blanco o Jollof, Pescado, Carne, Pollo frito de hace varias o muchas horas, Huevos sancochados y Fideos. Una vez llegada la noche se hace muy difícil encontrar comida en los puestos.