10 dic 2010

El Parque Nacional

Y por fin llegó el día de arribar al lugar que más interés tenía en este viaje: el Parque Nacional Mole.
A la mañana siguiente Al Hassan me llevó en su moto hasta la entrada del Parque, donde tuve que pagar 10cd para acceder (no coló esta vez el carnet de la biblioteca para obtener un 50% de descuento por estudiante). Se dice que en este Parque uno no va en busca de la vida salvaje, es ella la que viene hasta uno mismo. Y cierto es, pues mucho de los animales en cualquier momento suelen llegar hasta la misma pisicina del Motel. Los monos baboones saltan sobre las mesas del restaurante y aprovechan cualquier descuido para robar lo que se puedan comer. Son auténticos especialistas abriendo bolsos!! Los jabalíes salvajes merodean por los chalets en busca de alimentos.
Aunque la concentración de animales no es grande si se compara con Serengueti, contiene una reserva de animales salvajes bastante aceptable por el precio que se paga. Ésta incluye varias familias de elefantes, jabalíes, algunas especies de antílopes (rallados, moteados..), de primates (babonnes y grises), cocodrilos del Nilo...
El Motel dispone de una amplia variedad de alojamiento: desde dormitorios masculinos o femeninos con varias literas (12cd) hasta espaciosos chalets de 2 y 3 camas (>45cd) con sus correspondientes balcones hacia la Sabana pues se encuentra enclavado en lo alto de un montículo con estupendas vistas hacia dos lagos artificiales donde los animales van a bañarse o beber cuando hay carencia de lluvias, y de agua en otras partes. Desde el mirador es el lugar idóneo para verlos en plena acción. Junto a su maravillosa piscina se encuentra el restaurante donde la comida es hecha con buen gusto y hay que pedirla anticipadamente ya que se realiza por encargo.
Todas las mañanas (6:30) y atardeceres (16:30) se realizan caminatas a través de la Sabana en busca del premio: observar muy de cerca a los elefantes. Se pasa también por espesas arboledas y algunas zonas donde algunos charcos sirven de avituallamiento a los animales. Incluso se realizan en 4x4.
Igualmente los amantes de las aves, aquí podrá encontrarse en un paraíso por su amplia selección de especies.
Lo encantador de Mole es que no es tan comercial como en otros parque del E. de África y el precio es solamente una fracción de lo que se paga en los demás, y al ser éste un negocio del gobierno, no tienen competencia, siendo el único motel que existe en el interior del parque.
Tres días fueron suficientes para disfrutar del entorno.
La primera mañana me levanté temprano y me senté en una de las sillas que hay en el mirador, prismáticos en mano, al acecho de cómo se realiza la vida allá abajo en la laguna. Aunque no aparecieron elefantes (que lastima!) si vería movimiento de muchos otros animales.
A las 6:30 me dirigí al Turist Center para realizar la primera caminata. Éramos 12 por lo que nos dividieron en dos grupos con su correspondiente ranger portando su escopeta (antielefante!) cargada por si surgía algún problema. Mi grupo, de 7, partimos con muchas ganas de ver acción. Y no tardamos en encontrarla. Sobre la marcha fueron apareciendo ante nuestros pasos: antílopes moteados y rallados, color castaño, de agua, jabalíes salvajes, cantidad de aves de muchos colores... pero ningún elefante. Durante dos horas y media pateamos la zona de éste ecosistema en miniatura, y he de reconocer que jamás me había producido tanta emoción el querer encontrarme con una buena moñiga de caca fresca. Señal inequívoca que ha pasado algún elefante.
Pero al final regresamos al recinto algo apenados donde aprovechamos para desayunar, tomar el sol y bañarnos en la piscina.
Mi grupo lo componía 3 enfermeras cooperantes holandesas y 3 alemanes que trabajan en Acra, y éstos últimos se habían traído una ranchera para realizar alguna incursión al interior de la Sabana. Por la tarde, desplazamos al poblado Mognori para realizar un safari en canoa por el río. Aunque fue solamente un paseo, pues poca agua llevaba y poca acción encontramos, lo interesante del Tour fue visitar el poblado. Nos invitaron a entrar en varias casas y nos mostraron su medio de vida en la zona. Al anochecer volveríamos para verlos bailar y cantar al ritmo de tambores alrededor de un fuego. No dejó de ser un acto turístico más. Le pagamos una cantidad de dinero que nos pidieron como "voluntaria".
El siguiente día igualmente con un guía armado nos adentramos en busca de mas actividad con la ranchera. Pero tampoco vimos nada diferente que no viéramos el día anterior.
Como ha estado lloviendo últimamente no se han secado aún las charcas del interior que utilizan los animales, por lo que muchos de momento no se acercan a ésta zona. Y como éstas son lagunas creadas por el personal del Parque Nacional como atracción turística, sólo lo hacen cuando verdaderamente falta agua en otras partes.
Lo único desagradable que nos sucedió fue el hecho de que nos envolviera un enorme enjambre de moscas tse-tse, que afortunadamente aquí no son peligrosas. Intentando quitárnolas de encima, por más que acelerábamos, nos seguían a gran velocidad de vuelo, las muy jodías. Al siguiente día me he encontrado con varias heridas en los dos parpados y el cuello producidas probablemente por ellas.