El lunes bajé a Lome para comenzar los trámites de los visados de entrada a Benin y Burkina Faso. Me he quedado en el hotel Le Galion (9.000cfa/con baño) a unos pocos metros de la enorme y mal cuidada playa de la capital. Una preciosa línea de playa de arena blanca junto a la larguísima avenida (o bulevar de la República), con partes arboladas y otras llenas de mierda, es el lugar de encuentro para muchos vecinos. Nadie se baña, al menos que yo haya visto, pues está contaminado de tanto excremento. La costa es el retrete de la ciudad y donde van a parar los últimos tramos de tuberías fecales. Que lástima. De cualquier manera, los africanos son muy miedosos ya que casi nadie sabe nadar.
Al final de la avenida, dirección E. se encuentra el puerto (en expansión), un conglomerado de fábricas y enormes empresas que aún la hace más polucionada. Está sin asfaltar por tramos y las caravanas que se forman son tremendas. A parte que ningún conductor tiene paciencia y se adelantan por todos los lados posibles, incluso sorteando los socavones de los arcenes que son de arena.
Tras dejar los bártulos en la habitación, lo primero que hice fue dirigirme al Gran Mercado, para observar el movimiento que por aquí hay. Es bastante grande y ocupa una amplia extensión de la zona comercial antigua. Una enorme cantidad de gente que hasta allí llega realiza principalmente sus compras en la misma calle donde hileras de mujeres, y algunos hombres, exponen sus artículos colgados sobre sus cuerpos o en puestos fijos de madera. Otros tantos circulan con la mercancía sobre la cabeza. No he encontrado mucha diferencia con otros mercados de las ciudades grandes que he visitado.
Evidentemente hay que moverse en moto que por 150 o 200cfa según el recorrido, se evita pasar el calor y la presión de las calles. Cientos de motostaxi (zemid) circulan a lo loco sin respetar a nadie. Creen siempre tener preferencia y los accidentes son muy habituales. También hay cantidad de taxis, sin contador, por lo que hay que luchar mas por el precio del recorrido. Otros se comparten entre varios clientes y sale más económico.
La cena la hice en uno de los Maquis (bar local) que hay cerca del hotel: espaguetis con salsa concentrada de tomate y salchicha.
Al siguiente día mi misión era ir al Consulado beninés, que está a pocas calles del hotel donde me estoy quedando (por eso lo elegí), y la primera sorpresa no se hacía esperar: al entregar la documentación me dicen que el visado togolés que tengo impreso en mi pasaporte ya ha caducado y debo ir a ampliarlo al Servicio de Inmigración, a casi 10km. a las afueras, y regresar para continuar el trámite. Tenía en mente que ocurriría lo mismo que con el de Ghana, que la duración del sello de la visa impresa sería de varios meses por lo que no lo controlé. Al estar varias semanas más en aquel país el visado, de suerte, caducaba ese mismo día por que no se contabilizaba los anteriores días de fiestas, por lo que pude ampliarlo sin consecuencias.
El tiempo que tardan ambos en sellar el pasaporte es de dos días (10.000cfa y 15.000cfa) por lo que el de Burkina lo voy a dejar para hacerlo en Cotonou, directamente en el consulado de Francia ya que parece ser que ni en Benin ni en Togo hay embajada, y así continúo los planes del viaje que será llegar a Aneho, la ciudad más próxima a la frontera y pasar los últimos días en este país. Estos días me he enterado que en Kumasi (Ghana) hay un consulado de Burkina Faso que en varias horas los expiden.
Tampoco fue una catástrofe pues contaba con tres días en la capital y visitar algunas cosillas bastante llamativas. Entre ellas el singularísimo Mercado de los Fetiches, en el barrio Akodessewa, a 4kms del centro (500cfa en moto), punto de venta principal de todo artilugio necesario para las celebraciones vudúes y religiosas que atrae a mucha gente de todo el país y de otros de los alrededores. También de Gabón o Congo.
La reputación de los togoleses por sus objetos espirituales es enorme y el poder que dicen que reciben es bien conocido, sin importar la clase social. Sus secretos están celosamente guardados y son transmitidos de generación en generación. Una amplia mayoría de africanos conservan como parte integral de su cultura las creencias animistas de sus antepasados. Con estos actos siguen manteniendo contactos con sus familiares desaparecidos.
Al contrario de lo que ha vendido las televisiones, el vuduísmo no se trata de muertos vivientes que caminan por las calles sin rumbo o que se alimenta de sangre de otros.
Dentro de un recinto vallado una veintena de puestos exponen los productos más desagradables que una mente humana en su mas cabal juicio pueda aceptar.
Aunque pueda evitar hacer juicios de valores sobre estas prácticas y creencias tradicionales (que debería), sabiendo que la vida aquí es completamente dispar a la occidental y la gente tiene diferentes maneras de hacer sus vidas y vivirlas, evidentemente como amante de la vida y la naturaleza estoy íntegramente en desacuerdo con estas prácticas porque sencillamente no creo en ellas. Y si hago comentarios negativos al respecto es por que "me da la gana".
Y he de añadir también que cualquier bello animal en peligro de extinción que he admirado durante estos dos meses de viaje están representados en este mercado de forma macabra y depresiva, y cómo han llegado hasta aquí muchos de ellos no lo quiero ni pensar. Sencillamente parece que unos están más muertos que otros!.
Sobre mesas de madera hay todo tipo de restos de animales, como cientos de cráneos pertenecientes a (consulto mis anotaciones escritas durante la visita): búfalos, vacas o toros, cebras, caballos, elefantes, cocodrilos..., y cabezas disecadas de varias especies de primates (algunos baboones con ojos dementes), leopardos, hienas, cheetah, perros y gatos, y restos de cuerpos putrefactos de buitres, aguilas, cuervos, murcielagos, ratas aplastadas mostrando el interior, sapos, camaleones, pájaros kingfishers y carpinteros. Pieles de serpientes, de gacelas, de cebras, de cocodrilos, incluso la piel de un trozo de pata "hueca" de elefante, una pinga de toro seca y empalmada (como carajo lo consiguieron?), caparazones de tortugas, varias cajas con pequeños murciélagos enseñando sus brillantes dientes, figuras humanas de madera de todo tipo, campanas de metal que "hablan al tocarlas" (comunicador), envases con polvos "mágicos" (obtenido al raspar partes de los animales disecados), y todo los ingredientes menos imaginables para la práctica de la medicina tradicional y la religión. Lo que no vi fueron cabezas humanas reducidas...
Aunque algunos libros de viajes tienen este mercado catalogado como turístico (y es cierto porque los turistas han de pagar un derecho de entrada de 5.000cfa y de fotos de 3.000cfa), el venir a este lugar me ha hecho comprender a que se debe, entre otros motivos, la desaparición de muchos animales salvajes de este país.
Un "guía" se me acercó y me fue introduciendo muy cortésmente en el mundo espiritual mientras íbamos observando los diferentes puestos del recinto, con unas clarísimas explicaciones y dando respuesta a todas mis preguntas. De paso ninguno de los vendedores se acercaba a incordiarme ofreciendo sus productos ni se molestaban por las fotos que iba realizando.
Según me fue contando el guía, los paisanos que no tienen acceso a los hospitales o simplemente no pueden pagar las facturas médicas prefieren venir a estos mercados de medicina tradicional. O cuando la vida de cualquiera entra en problemas o enfermedades se acude al jefe espiritual, quien fija la poción necesaria de "polvo de camaleón", o la pieza que se va a mezclar en alguna bebida alcohólica una vez incinerada la/s pieza/s (o sancochar en agua hirviendo), se bebe y se conseguirá superar el problema. O la enfermedad. Muchos realizan unos cortes en la piel y poniendo el polvo "mágico" con los dedos, se deja cicatrizar. Luego se ha de beber una pócima de sangre o restos de otros animales de un trago.
Como remate final a la visita entramos en una de las habitaciones donde un supuesto chamán bastante joven esperaba en su interior para realizar alguna ceremonia Fa. La que me debería corresponder era la del buen viaje a través de África: dijo mi nombre en voz alta y unas palabras, que no entendí, al espíritu protector que supuestamente estaba en el interior de un altar de barro completamente tiznado de otras ofrendas. Me entregó un pequeño muñeco de madera (telefón fetiche) con la boca abierta para que pronunciara el deseo (supuestamente "buen viaje") e inmediatamente se ha de cerrar con un palito para que "no se escape". También se utilizan murciélagos (sudemme) que tiene poderes espirituales para ayudar a "viajar".
Normalmente se degolla una gallina y su sangre se esparce sobre la capilla y el suelo, se bebe un trago de aguardiente y se escupe sobre él. Pero como todo eso no me interesa, ahí quedó la cosa.
Varios amuletos y figuras de madera rodean el altar. Algunos son para su venta, y el precio lo pone el espíritu, que normalmente suele ser costoso. Se lanzan varias conchas y según como caigan el precio se confirma o se rebaja a petición del espíritu (?).
Hay mucho más que visitar en esta capital que aún siendo tan grande como es, es sencillo moverse por ella. Al no haber servicio de guaguas todo trayecto se hace en taxi o en moto. Éstos últimos extremadamente rápidos y "fresquitos". Muchas calles no están asfaltadas y la arena lo cubre todo. La cantidad de polvo que se levanta es disparatado para una ciudad como ésta llena de industrias. Parece que ninguna pague sus impuestos municipales!.