11 ene 2011

AFONGANDJiA BENIN!

Una vez cruzada la frontera la línea de costa junto a la carretera desaparece para convertirse en amplia zona de campo y un fondo de casitas de adobe con techos de hojas de palma, y enormes conjuntos de palmeras presentan un cambio drástico en el panorama.
Me he dirigido directamente a Ouidah, una localidad en la costa beninesa con una importantísima historia en el tráfico de esclavos hace trescientos años (enviados mayoritariamente a Brasil y otros puntos del Caribe) llevado a cabo por portugueses, britanicos, franceses, belgas... (ya lo expliqué en la parte correspondiente a Ghana) y en la práctica del Vudú (Vodoom) donde la mayoría de su población conserva aún unas fuertes creencias animistas de sus ancestros. Las dos terceras partes lo practican.
El vudú se encuentra en muchos lugares del sur de Benin y está presente en la vida diaria donde una gran diversidad de divinidades representan a sus semidioses.
El día de mi llegada ya habían comenzado los primeros actos: en la plaza central se celebraba el encuentro de bailes africanos sobre un escenario donde grupos de diferentes países salían a bailar sus danzas tradicionales, y el festival internacional de cine daba paso a diversas exposiciones de pinturas y fotografías. Ésta es una ciudad media (900.000hab.) con las calles mas limpias de todas la que he visitado durante mi viaje por el oeste de África, incluso hay carteles que recuerdan a la población la necesidad de mantenerla limpia, aunque se encuentra basura acumulada por algunas partes. Muchas de sus calles están pavimentadas, circulan cantidad de zemis y algunos pocos coches. También está libre de esos pseudo-guías que se ven en otros lugares turísticos, y la gente es amable, aunque algo desconfiada.
Me he quedado en el albergue Les Retrouvailles (7.500cfa), un poco alejado del centro pero en un lugar muy tranquilo. Lo que eché de menos ha sido más puestos callejeros de comida pues gracias a los días festivos se podían encontrar algunas personas vendiendo, pero al acabarse había que caminar bastante para no tener que comer en el albergue y pagar sus platos "a partir de 4.000cfa". Incluso en el mercado se veía muy poca gente al igual que algunos pocos vendedores. Lo primero que hice fue hacer un pequeño recorrido de algunos lugares históricos de la ciudad como callejuelas donde quedan restos de edificaciones coloniales portuguesas, o la Casa de Brasil, un pequeño museo que fue residencia del gobernador brasileño, luego ocupado por una familia portuguesa y ahora es un museo que expone obras de arte contemporáneas de figuras vudúes, algunas pinturas y ejemplos del progreso de la mujer africana. Al lado se encuentra otro museo más pequeño con obras vudúes realizadas con piezas de motos viejas. Y la oficina de turismo, para obtener información de cómo llegar hasta Allada, un pueblo a casi 40kms. donde al día siguiente se iba a realizar una ceremonia vodoo (vodoom) junto al Palacio Real donde vive la familia real de ese pueblo. Tenía constancia que esta fiesta es más auténtica que la del día siguiente en Ouidah y es necesario ir con alguien que entienda, y qué mejor que los profesionales que ahí trabajan.
Hay dos maneras de llegar: por cuenta propia yendo a Cotonou y desde allí en minibus o taxi -recorrido más largo-, o ir en moto desde Ouidah que es más corto pero más sucio, a través de una carretera de tierra. Y fue ésta última la que elegí. El final del día lo pase viendo algunas actuaciones musicales y bailes africanos.
Al siguiente día salimos a primera hora de la mañana y hacía bastante frío. Unos cafés con leche para entrar en calor, pan baguette y pista recta... Nos detuvimos en varios poblados que fueron muy trascendentales por el paso de miles de esclavos en la época negrera que iban dirección hacia la costa, incluso tuvimos la suerte de toparnos con una celebración "Revenant" de un pequeño poblado, que son bailes tradicionales ceremoniales realizados por personas iniciadas, ataviadas con ropaje de vivos colores elaboradamente trabajados con piedras, caracoles, lentejuelas... (Egoun) y enormes figuras cónicas (Zangbeto) "pelúas" de rafia de colores, como representación de fantasmas que a veces van atacando a los jóvenes con palos o persiguiéndolos alrededor de alguna plaza o descampado. Se trataba de una danza vudú que recordaba el fallecimiento hacía algunos días de una persona mayor. Esto es pagado por la familia del difunto/a y que llegan a gastar muchísimo dinero para que su espíritu se sienta feliz durante la celebración. Muchísima gente los rodean con cantidad de sonar de tambores, cencerros, humo...
Un Revenant es un fantasma visible o un cadáver animado que se creía que regresaba de la tumba para aterrorizar a los vivos. Un Egoun es una persona ya desaparecida que se cree que vuelve durante una ceremonia especial en la que se le ha invocado.
Al final llegamos después de hora y media de insolente polvareda al descampado donde se iba a celebrar el evento. Desde primera hora los grupos que iban llegando comenzaban a calentar. Frenética música de TamTams (djembes, tambores, cencerros...) y danzarines medio desnudos saltando como locos, incluso uno de ellos llegó en algunas ocasiones a un estado de trance tal que en una de ellas tuvieron que salir corriendo a detenerlo porque se golpeaba sin control contra el suelo. Otros grupos bailaban algo más relajados.
Todo estaba bien organizado, con grandes marquesinas que daban buena sombra. Asistieron algunos políticos, reyes locales y jefes vuduístas muy importantes.
El Festival Vodoom en Allada se realiza cada año el día 9 de enero, un día antes que el famosísimo y turístico de Ouidah. No hay apenas extranjeros, ya que al lugar no es sencillo llegar, y hay más espacio para mirar y hacer fotos. Al de Ouidah, sin embargo, viene gente y fotógrafos de todo el mundo que en ocasiones llegan a bloquear las vistas. De vuelta a la ciudad comenzaba otra danza Revenant. Esta vez, una multitud de vecinos se congregaba cerca de la plaza donde cuatro figuras cónicas de intensos colores se movían de forma circular y girando a gran velocidad sobre sí mismos. La principal atracción de este baile consiste en que después de bailar y bailar, la figura se detiene, y al rato los guías del susodicho lo levantan... y dentro no hay nadie!! Un enorme murmullo es lanzado por los asistentes. Algunos niños se le ponen los ojos enormes. En otras ocasiones aparecen cosas como latas, botellas, máscaras de madera, y lo mas asombroso... un buitre vivo!.
El secreto está en su interior y hay que fijarse muy bien para captar el truco. Los individuos que allí estaban se enfadaban si les decía que el personaje del interior se colgaba en un lateral, dentro de la doble-tela o red -que no se nota nada-. Dicen que ha sido "magique!!", pura magia. Pues sin más comentarios.
Al siguiente día hicimos a primera hora de la mañana la ruta de los esclavos, la misma que siguieron los millones de negros que fueron enviados en barcos desde esta costa hasta el continente de enfrente, de la manera más detestable llevada a cabo por una raza de individuos, la mayoría creyentes católicos sin escrúpulos y que se creían superiores a las demás. Desde la Plaza Chacha (De Souza), donde eran expuestos para su venta, los más sanos eran encadenados en fila y conducidos dirección a la costa.
Como contaba en el artículo de Ghana, éstos eran cazados por los guerreros dahomeyan para vendérselos principalmente a los portugueses, y venían de muchos puntos del oeste de África hasta aquí.
Los enfermos eran arrojados a una fosa común donde terminaban muriendo. En los últimos 4kms que quedaba hasta llegar a la playa debían pasar por un árbol -del olvido- mágico, que previamente había sido hechizado por los sacerdotes, para que al dar una serie de vueltas a su alrededor -9 ellos y 7 ellas- se olvidasen de su procedencia y de sus RAICES (...la película). De esta manera se evitaban rebeliones a bordo -los más rebeldes eran atados con cadenas en posiciones imposibles- y más tarde enviados a un edificio con habitaciones sin ventanas donde eran hacinados, luego marcados y según hubiera barco, enviados a la playa. Allí se decía que pasaban a través de una Puerta Sin Retorno, y que ahora se ha construido un gran arco simbólico como recuerdo describiendo, en bajorrelieves, el sufrimiento de aquella gente.
Y llegó el momento grande. Miles de personas desde por la mañana iban caminando, en moto o coche hacia a la playa. Todo estaba montado y esperando tán solo que llegaran los políticos de turno. Los sacerdotes, reyes, y chiefs locales también iban llegando y sentándose bajo las marquesinas, donde daban buena sombra, para disfrutar del evento. Los grupos ensayaban en la arena. El sonar de tambores y cencerros era contínuo, y las voces femeninas destacaban entre tanto barullo musical. Cientos de turistas, cámaras colgadas, iban acercándose a los diferentes grupos y tomaban libremente las fotos.
Hay que pagar 10.000cfa para obtener un identificativo que permita el libre movimiento. Algunos turistas eran rechazados por no tenerlo. Varias horas de espectáculo y paliqueo político donde destacaban, evidentemente, los diferentes grupos que subían al escenario. El ambiente era sensacional y los bailes de lo más vistoso. Pero nada comparado al vivido en Allada. Se podía comer y beber pues muchísima gente aprovechando el evento se trajeron sus puestos itinerantes a la playa. Otros grupos se acercaban a la orilla para hacer sus ceremonias particulares.
El ultimo día lo dediqué a ver el Museo de la Historia de Ouidah, anterior fortaleza San Joan Bautista (1721) donde se exhibe mapas y maquetas del fuerte, recordando los anteriores reyes, el comercio de esclavos, artefactos vudúes... Luego el Templo de las Pitones Sagradas, un recinto amurallado con varios santuarios. La principal alberga más de treinta serpientes pitones, guardadas por sacerdotes iniciados. Parece ser que existe un enorme seguimiento religioso por parte de la población, y se puede comprobar en sus caras pues están marcadas, desde pequeños, con dobles cortes en los pómulos y la frente -y que a mí me recuerda mucho a las marcas en la frente pintadas en seguidores hinduistas de Shiva-.
La Pitón es el Tótem local, donde el pueblo y las serpientes se cuidan mutuamente. Pueblos de etnia Fon -que son de la costa- y Ewe -de la zona de Abomey- adoran a las pitones, pues se dice que son poseedoras de la salud, la buena suerte y sobre todo la continuidad de su etnia. Es tabú matarlas. Se puede acceder al interior y pasar junto a ellas sin que se molesten ni ataquen. Incluso las ofrecen para colgarlas sobre el cuello. Luego pedirán un "cadeau" (regalito... económico, claro). En el interior del templo se encuentran estos ofidios de todos los tamaños. Los sacerdotes dicen que por las noches salen a pasear y recorren los alrededores de la ciudad para luego regresar. Pero yo no me lo terminé de creer. El otro templo pertenece a un árbol espiritual, un Iroko de cientos de años, completamente rodeado de raíces y lianas, que está dentro de un pequeño jardín o bosque sagrado. Se puede apreciar restos de pelos o plumas de aves y sangre derramada sobre una tela blanca que protege la base del mismo. Hay también un pequeño santuario reservado para los sacrificios donde sólo se puede acceder si se ofrece algún animal a los espíritus. Los dioses oirán la petición tan sólo si lo pedido es bueno. Una bandera blanca al aire simboliza su pureza. A la persona que se aproxima le "sale el espíritu de dentro". Otro santuario fue descrito como especie de confesionario, y otros aún más pequeños, en su interior, guardan objetos de cerámica religiosa.
Lo último que visité fue el Bosque Sagrado -aquí parece que todo es sagrado- de Kpasse, considerado así por ser el lugar de la misteriosa desaparición del rey fundador del pueblo en el s.XIV cuando huyó del ataque de los dahomeyan y se convirtió en árbol Iroko. Es un bosque pequeño pues ya ha desaparecido gran parte de él debido al consumo de terreno para la construcción y cultivos. Hay algunas representaciones de dioses y semidioses que escenifican el conglomerado de divinidades vudúes: Legba, Dangbe, Buku, Hebiosso (So), Gu, Sakpata o Hu. Otras figuras eran viejas y algunas más modernas, representando a dioses vudúes, incluso al dios de la viruela, y esculturas hechas de restos de motocicletas. Pero la atracción principal del recinto es el Iroko, donde se depositan las ofrendas. Dicen que el árbol tiene un poderoso Juju. Docenas de árboles alrededor son de varios cientos de años y tienen otras historias misteriosas. Uno de ellos voló tras una tormenta, pero cuando los trabajadores del rey volvieron para retirarlo del camino que bloqueaba se encontraron que él mismo había vuelto a su lugar, dejando un cráter donde había caído.
Durante el resto de los días se han seguido realizando cantidad de bailes de Zangbetos y Eguns por distintas calles, normalmente pagadas por las familias para recordar a sus familiares fallecidos. Todos danzan y saludan al jerarca (chief) de la familia, invocando a los dioses y a las figuras que rerpresentan medio dioses - medio mortales.
De pronto, la masa de gente se separa y algunos comienzan a correr despavoridamente hacia todas partes. Algunos Egouns con palos golpean a la multitud. Trae mala suerte ser tocado o rozado. Una vez, la gente se separó porque apareció un vecino con un niño llorando en sus brazos. Se lo quitaron de las manos y lo taparon con una manta. Me contaron que, cuando un danzarín invoca algún espíritu, la persona puede llegar a perder la conciencia y lo deben retirar del lugar para tranquilizarlo y no haga daño a nadie.
De acuerdo con el vodoom, cuando alguien muere su espíritu deja el cuerpo y toma camino del limbo, donde espera para su reencarnación. Pero este viaje es peligrosísimo ya que es rodeado por muchos malos espíritus y fuerzas que luchan en su contra por el camino. Hombres de la familia de la persona fallecida necesitan atraer la atención de aquellos malos espíritus para "limpiar" ese camino. Para ello danzan, danzan y danzan al frenético ritmo de los TamTam durante una o dos horas, hasta que a veces llegan a un tipo de trance que los deja fuera de sí. Ya que los espíritus entran en sus cuerpos, éstos, en ciertas ocasiones, comienzan a atacar a la gente y llegan a ser muy violentos. Así que hay que saber cuál es el momento de abandonar el lugar.
Y fue lo que yo hice en ese momento...
Hoy día, las diferentes creencias viven juntas en una especie de simbiosis y clima de tolerancia, y Ouidah es una ciudad incuestionablemente de sincretismo religioso que, asociada a sus ancestros, la hace ser la auténtica cuna del Vodoom.