3 oct 2011

Los BOROROS

Los Peúles (Fula o Fulanis, en inglés) son tribus de pastores nómadas que viven con sus animales en el llamado Sahel, una especie de savana del Oeste de Africa que se extiende desde las costas senegalesa hasta el lejano Lago Chad (sur de Níger/norte de Nigeria, noreste de Camerún, sur-oeste de Chad, regiones occidentales de la Republica Centro Africana, Congo(Kinshasa/regiones del Bajo y Alto Uele Uele) y Sudán.
Un subgrupo de los Peúles son los Bororos (también denominados Wodaabe) quienes tienen parte de su cultura y tradiciones diferentes y generalmente viven en Níger, entre Abalak y Agadez, en el N. de Nigeria y en Chad, en las orillas del lago. Debido a la gran libertad con la que viven, al pueblo Bororo no le gusta las ciudades ni la vida sedentaria en la que viven otros grupos tribales. Estos pequeños grupos familiares realizan largos trayectos dirigiendo constantemente sus rebaños a través de la inmensa savana buscando pastos fértiles para asegurar la supervivencia de los pastores durante la estación seca. Son las mujeres mayoritariamente y las niñas en burro con su amplia carga (sus casetas desarmadas y otras pocas pertenecias) quienes conducen a la manada. La sequía de la década de 1970, y que viene siendo cada vez más continua, ha alterado el equilibrio ecológico de los bororos, que han debido recomponer, poco a poco, sus ganados perdidos.
La tradición y la sabiduría son la razón de este esforzado pueblo, sin embargo, ante tanta miseria, muchos jóvenes comienzan a abandonar la vida en campamentos nómadas, entre barracas de ramas, plásticos y telas, por la de las ciudades.
La estación seca se extiende de octubre a mayo y sus viajes anuales durante la estación húmeda siguen la lluvia desde el sur hacia el norte. Suelen ser grupos de varias decenas de familiares, por lo general algunos hermanos con sus esposas, niños y ancianos, que viajan a pie, en burro o en camello, y la estancia en cada lugar de pastoreo suele ser de varios días. Una cama de madera grande desarmable, además de sus animales, es la posesión más importante de cada familia.
La mayoría se sustentan de mijo, leche, yogurt, agua de los pozos, té dulce y de vez en cuando carne de cabra o de oveja, aunque ésta es una rareza para ellos, ya que no suelen tener animales de sobra para conseguir la carne. Por las noches, en el campamento, sus rebaños queda encerrado rodeado de barreras de retamas para que no se pierdan.
Son en su mayoría musulmanes adheridos a los principios básicos de esta religión, aunque muchos de ellos realizan prácticas animistas. Los incuestionables musulmanes dicen que violan ciertos preceptos del Islam. Se convirtió en la religión mayoritaria entre los bororos en el siglo XVI cuando el profeta El Maghili predicando entre la élite del norte de Nigeria llevó a la conversión a las clases dominantes (pueblos Haussas, Fulani, y Touareg).
Son a menudo polígamos y los matrimonios son arreglados por los padres entre los miembros del su mismo linaje, mientras que el novio y la novia suelen ser muy niños (koogal). Posteriores matrimonios "por amor" (teegal) también son posibles, cuando una mujer u hombre deja a su pareja y se une a otra.
La recién casada se queda con su marido hasta que ella queda embarazada, luego debe regresar con su madre, donde permanecerá durante 3 a 4 años. Cuando estando con su madre, ella dé a luz al niño, se conviertirá en una boofeydo ("persona que ha cometido un error") y mientras, a ella, no se le permite tener ningún contacto con su marido, y a él no se le permite expresar ningún interés por ella o por el niño. Después de dos o tres años, se les permite visitar a sus esposos, pero sigue siendo tabú vivir con él o llevar al niño con ella, lo que sólo es lícito cuando la madre (o la familia de ella) se la ha arreglado para comprar todos los artículos que son necesarios para su casa.
A los padres no se les permite hablar directamente con sus hijos primogénitos, que a menudo serán cuidados por sus abuelos. Durante el día, el esposo y la esposa no pueden tomarse de las manos o hablar de manera personal con los demás
Los Bororos son sexualmente liberales y las muchachas solteras pueden tener relaciones sexuales cuando ellas deseen. Su código de conducta hace ahínco en la ponderación y en la modestia (semteende), la paciencia y la fortaleza (munyal), el cuidado y previsión (hakkilo), y en la lealtad (amana). También ponen gran énfasis en la belleza y en el encanto.
La mujer lleva una calabaza como símbolo de estatus que pasará de generación en generación, y con frecuencia provoca la rivalidad entre ellas.
Al final de la estación de lluvias, se reúnen en ciertos lugares tradicionales para comenzar sus "Festivales del Geerewol", antes del comienzo de su migración en la temporada seca de trashumancia. Los diferentes clanes se unen en este festival, que suele durar una semana, para realizar una serie de concursos donde se juzga la belleza de los muchachos y las habilidades de las mujeres jóvenes.
Cada clan elije a sus pretendientes mas bellos, hombres Wodaabes jóvenes que, con detalles de maquillaje, plumas, collares de perlas, collares de Kauris (caracoles) y diversos amuletos, una pequeña calabaza, una larga pluma de avestruz blanca en la cabeza y otros adornos, realizan el Yaake (danzas y canciones) donde pretenden impresionar a las mujeres con el fin de poder contraer matrimonio con ellas compitiendo en concursos de belleza. En muchos casos el jurado está formado por las chicas más hermosas de la tribu. Los hombres alineados y cogidos de las manos danzan y enseñan las bellezas de sus cuerpos: caras pintadas de ocre o rojo, los labios negros (algunos azules) con el objetivo de destacar sus enormes blanquísimos dientes (dicen que es un secreto generacional), bellas articulaciones faciales para feminizar la apariencia, delgadas y estilizadas figuras y unos ojos que mueven alocadamente con el fin de atraer las miradas de las féminas. El tejido que visten es bordado en colores por ellos mismos, lo que dará mayor valor a la prenda.
Los cánones de belleza son muy estrictos, pero no prohíbe una cierta audacia en la elección de los adornos, como una calabaza en la cabeza, modernas gafas de sol o un reloj. Las mujeres elegirán al mejor que se exhibe. Este festival dará la oportunidad de encontrar a una nueva pareja para pasar un día, una noche, el festival, el año entero o quizás toda la vida juntos.
Las mujeres no son inmunes a este impulso narcisista, pues las chicas con sus contorneadas bocas negras, múltiples trazos y puntos tatuados en la cara, ataviadas con los más estrafalarios adornos (pilas usadas, chapas de botellas, trabas de plástico, pequeños espejos...), innumerables pulseras en las piernas y hermosos tejidos tradicionales, se preparan también para los rituales de la seducción. Las mujeres casadas que asisten a estas ceremonias muestran una mayor libertad de elección y no es extraño verlas desaparecer con algunos de los bailarines.
Cuando el Geerewol ha terminado, el Bororo debe abandonar las zonas de abundancia en busca de nuevos pastos.
También acuden invitados al Festival de Cure Salée (o Mercado de la Sal) de los Tuareg, que se lleva a cabo en In-Gall. Los clanes se unen en este festival de gran colorido e inolvidable espectáculo, que suele durar entre 3 y 7 días, para realizar una serie de concursos donde se juzga la belleza de los muchachos y las habilidades de las mujeres jóvenes, se realizan largas carreras de camellos, bailes tradicionales, ventas de animales, mercadillos de manualidades en cuero o plata, alhajas y adornos.…
Estuve acampado junto a ellos en Tafergan y en Emetel-Tel y pude compartir con ellos y sus familias sus quehaceres diarios, acompañándoles en ocasiones en sus finos cánticos entre alguna que otra sonrisa de unas y caras de extrañeza o desconfianza de otras (principalmente de las chicas más jóvenes o las entradas en años), mientras se pintaban (cada mañana los jóvenes se pasan varias horas retocándose para estar atrayentes en los bailes), o mientras reposaban bajo la sombra de improvisados toldos que colgaban de las ramas de los arbustos donde estaban instalados con sus tiendas de campañas. Fuimos invitados constantemente a comer o tomar té con ellos, incluso en alguna caseta familiar de madera y rafia, al lado siempre de sus animales: asnos, cabras, toros de inmensos cuernos (cebúes), vacas o camellos a los que no dejan de cuidar pues sus vidas dependen de ellos.